Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

“¿Ya hablé de la muerte? /murió mi hermano/ murieron mis padres/ murió el padre de mis hijos/ tantos amigos murieron/ y dije y digo que no están más. // ¿Eso es hablar de la muerte? / Dejé anotado que se fueron/ Les dediqué libros, los nombré/ por sus nombres, me anoticié de que nadie me contestaba…”

Así fue que la poetiza, ensayista y docente, Tamara Kamenszain un día también se fue, luego de haber honrado acabadamente a sus muertos. Esa fecha nos lleva al 28 de julio de 2021.

La infinidad de obras (“La novela de la poesía” (2012), “El libro de Tamar”” (2018), “Libros chiquitos” (2020), “Una intimidad ofensiva (2014) “La boca del testimonio: lo que dice la poesía” (2007), solo por mencionar algunos) de Kamenszain muestran temas contemporáneos, sin dejar de lado la calidez de la estructura poética.

Desde sus textos miraba la literatura argentina desde lo posible y lo probable de sus tópicos. Afirmaba que “no existe el escribir sin leer”.

En su libro “Una intimidad ofensiva” se permite analizar la escritura y sus temas. El poder escribir contando lo que pasa. El presente y lo cotidiano atesoran el poder de la escritura activa, la máquina realista. Hace el lugar y las formas eternamente visibles.

Y si de la vida vivida y real seguimos hablando aparece “El libro de Tamar” dentro de una biblioteca con profundidad poética. Este estuvo detenido en el tiempo por más de quince años, un día decidió recuperarlo de un viejo cajón y Tamara recordó el amor, pero también el desdén. En él dedicó varios versos a su ex esposo Héctor Libertella, también escritor y padre de sus hijos. Ella buscaba una nueva oportunidad, sin embargo recibió una hoja que garabateaba, un juego de palabras, el origen de él, su nombre Tamara… Tamar amar, Trama mar. Así Tamar transmutaba hacia la narradora oficial.

El dominio de Tamara habitaba un terreno, el de impulsar libros para leer, pero su valor radicaba en sugerir la producción de la escritura, algo así como una fábrica de futuros autores inspirados en las ganas de escribir las secuencias del día a día. Esto quizás sea potestad de aquellos escritores que primigeniamente son grandes lectores. Esos que parecieran tener un imán para atraer lo mejor de la biblioteca, eso que tal vez es imperceptible para algunos, pero advierten instintivamente otros. Así en sus “Libros chiquitos” exhibió la importancia de la mirada atenta, escribió:”… puede hacer algo con las rupturas y las muertes. No puede evitarlas, no puede resucitar a los muertos, no puede rehacer parejas rotas, pero enfocándose en lo más nimio, puede quizás calmar la desesperación de lo irreparable.”

Libros expectantes que cobijan, esperando ser descubiertos.

En una entrevista Tamara Kamenszain dijo sobre las formas de hacer literatura: “Si me preguntan qué es arte y qué no, diría que, para mí, lo que genera crítica podría ser considerado arte y lo que no la genera seguramente se va a perder en el camino”.

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here