Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

El libro “Trafalgar” (publicado en el año 1979) de Angélica Gorodischer (Buenos Aires, Argentina 1928- Rosario, Argentina 2022) consta de once cuentos cortos enlazados por el relato de un personaje llamado Trafalgar Medrano, un verdadero contador de historias. Al volver de sus viajes este comerciante rosarino, fumador empedernido y conocedor de los placeres del café, relata a sus amigos aventuras, algunas más creíbles que otras. Un poco en serio, un poco de modo disparatado. Cada una de ellas se corresponde con un capítulo diferente del libro. Aunque son inconexas, Trafalgar siempre lo hace dentro del límite de un mismo escenario, una mesa de café. Su atento público no logra dejar la impaciencia de lado y las interrupciones se suceden. Esos acompañantes de andanzas son nada más y nada menos que su grupo de amigos. Gente hastiada de la vida mundana, la opresión y la terrible monotonía. 

Encontrarse en un café, conversar despreocupadamente, dejar volar la imaginación, atar eventos casi imposibles era visto como una intimidad que estaba fuera del alcance y el control del absolutismo. Los viajes intergalácticos, las aventuras interestelares y las naves interplanetarias nunca han sido el fuerte de la tiranía.

Trafalgar cuenta historias de planetas lejanos donde el propio Medrano va a trabajar. Los personajes que aparecen en sus relatos parecen humanos (o extraterrestres en un cuerpo de terrícola), surgen romances en cada uno de ellos y así hilvana sucesos en la frontera que delimita la ciencia ficción y el amor. En ese territorio habitan bellas mujeres. Así este viajero intergaláctico regresa del espacio exterior y cuenta sus aventuras. Cada planeta una visión diferente, una cultura distinta. Aunque su autora furtivamente muestra disquisiciones críticas sobre la Argentina del autoritarismo y la dictadura militar.

Trafalgar toma el encanto de la ciencia ficción y Angélica lo reafirma cuando en él escribe: “amo el viaje por el tiempo, mientras yo piense que se puede, se puede…”

Este libro ha actuado como una fantasía reparadora, una alternativa de lectura, una fiesta de la imaginación, una catarata de recursos narrativos dentro del imperio de la creatividad.

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