Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Los sumerios conformaron una civilización antigua, la cual habitó la Mesopotamia (significa entre ríos) asiática (actualmente comprende el territorio de Irak el cual se extendía entre los ríos Tigris y Éufrates). En sus orillas fundaron cientos de ciudades – Estado las cuales estaban controladas por sacerdotes y militares entre los años 3500 y el 1750 a C. Quizás el mayor aporte a la humanidad sean los signos cuneiformes, en lugar de las letras como las conocemos hoy, con las cuales expresaban ideas. Como su nombre lo indica esos signos poseían forma de cuña, pero al igual que lo hacemos nosotros en la actualidad, escribían de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. En verdad no solo crearon este sistema de escritura con el propósito de expresarse, sino también para contabilizar el estado de los bienes y servicios de las ciudades, recrear rituales religiosos y contar sus hazañas épicas.

Ciertamente hay opiniones encontradas, pero se cree que Enheduanna (su nombre posee la combinación de las palabras “en” que en sumerio significa sacerdote, “hedu” que significa adorno y “ann” término que remite al cielo), hija de Sargón I, princesa y sacerdotisa consagrada a la deidad lunar conocida como Nanna Suen en el templo de Ur (actualmente corresponde al territorio sur de Irak), la cual vivió hacia el año 2200 a C. Ella fue la primera escritora, más precisamente poetisa de la historia de la humanidad. No sólo fue la primera en producir algo lo más parecido a lo que consideramos hoy un texto, sino que además lo firmó.

Las obras de Enheduanna fueron producidas sobre tablas de arcilla, ellas presentaban diversas temáticas. En un principio escribió alabando a las deidades del cielo, posteriormente otras tablillas muestran la composición conocida como “La exaltación de Inanna”. Se cree que ella es autobiográfica ya que describe los intentos de Lugal-Anne, un rebelde sumerio el cual se acercó al poder con el propósito de usurparle el cargo, utilizando diversos artilugios para desplazarla de su rango social y espiritual. Ella no sólo ostentaba estos títulos también fue consejera del pueblo. Sus sugerencias de cuándo sembrar o cosechar siempre eran tenidas en cuenta. La observación del cielo y sus astros la rodeó de conocimientos que en verdad se convertían en oportunidades.

En 1926 un arqueólogo británico llamado Sir Leonard Woolley y su equipo desenterraron un disco de piedra de veinticinco centímetros de diámetro. Ese objeto, con el tiempo y la investigación, se dio en llamar “El disco de Ur” (Ur era el nombre que tenía una antigua ciudad sumeria de la Mesopotamia). La unión de sus fragmentos rebeló una frase: “Enheduanna, sacerdotisa-zirru, esposa de dios Nanna, hija de Sargón, rey del mundo, en el templo de la diosa Inanna”, sumado a un par de sellos con su nombre abrirían la puerta para comprender quién era esta críptica mujer. 

Por otra parte es significativo que las mujeres (con máxima prosperidad económica y social) tuvieran en esos tiempos la oportunidad de componer y exponer sus historia.

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