Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Argentina es un país donde el gaucho montado a caballo, es visto como un símbolo de la identidad nacional. Él lo ha acompañado en la diversión y el trabajo. Existen infinidad de cuentos, ensayos, fábulas, poemas y leyendas en su honor.

Florencio Molina Campos, el gran dibujante de las tradiciones de nuestro país, retrató al caballo criollo con rasgos exaltados junto al gaucho.

José Hernández escribió en verso el poema narrativo por excelencia, “Martín Fierro” (la ida en 1872) y un año después escribió la segunda parte (la vuelta). En esta verdadera Biblia gauchesca, el caballo es la prolongación del propio Fierro, su valor mas preciado, su compañero, su salvación ante lo inhóspito del desierto, su protección a la hora de las contiendas. Fierro dice:”… yo me senté al del Pampa- era un oscuro tapao…” Ese caballo moro lo acompaña a prestar servicio al fortín en la frontera, es el mismo que lleva a la cautiva hacia la libertad luego de ser salvada por Fierro.

Muchos caballos han escoltado y han sido parte de las aventuras, victorias, derrotas y desvelos de famosos héroes dentro y fuera de la literatura. La historia ha dado cobijo a todos ellos, aunque solo nombraremos algunos.

Babieca (o Bavieca) era el compañero del Cid Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar, el cual cuenta que en tierras castellanas su padre le indicó elegir un potro, el Cid salió con un animal algo maltrecho. Así fue que le gritó: “bavieca, mal escogiste!, así se terminaría llamando el caballo. Aunque algunos estudiosos de los poemas del Cid creen que Babieca llegó a sus manos cuando era adulto y el nombre refiere al término que antiguamente se asociaba al vigor. Sea como fuere Babieca no era ningún alelado, muy por el contrario era muy listo y valiente.

Rocinante era el huesudo caballo de Don Quijote de la Mancha, en verdad eran ambos físicamente bastante parecidos, pero además les ocurrían cosas similares. Eran flacos, demacrados (“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor…” ) la melancolía y la tristeza eran sus rasgos distintivos.

Allí hace su aparición, volando como corresponde, Pegaso, su nombre proviene del griego y significa manantial, ya que se creía que había nacido del mismísimo océano. Quizás por ello Poseidón se lo había obsequiado a Atenea (diosa de la sabiduría). Aunque su importancia radicaba en haber llegado al Olimpo a llevarle un rayo a Zeus y ser su caballo…alado.

Rakhch es el caballo mas famoso de todo Medio Oriente. Rostam,el héroe del Libro de los Reyes era su dueño. Solo él pudo domarlo, luego de más de tres años donde logró su confianza basada en la paciencia. Así libraron innumerables batallas ante seres volátiles y monstruosos.

Y ahí andaba Ricardo III gritando :“mi reino por una caballo”, el cual nunca tuvo y le costó la vida al final de la obra de William Shakespeare ante la inminente llegada de las tropas de Enrique Tudor, Rey de Inglaterra, más conocido como Enrique VII.

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