Director del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN). Fueguino

Es innegable el impacto de la pandemia del Covid-19 en la actividad económica de los distintos países del mundo. Nuestra región se ha visto particularmente afectada por este fenómeno, teniendo los números más altos de contagios del planeta, y aun no se puede decir que la situación se encuentra controlada.

El Centro de Estudios para la Producción, elaboró un informe en donde se muestra la evolución mensual de la actividad económica para el continente. En el mismo se observa que de mayo a julio, dicho indicador comienza a mejorar respecto a los dos primeros meses de pandemia (marzo y abril). Esto se debe a que en ese periodo se generaron las mayores restricciones a la circulación vinculadas al aislamiento social preventivo y obligatorio. Vale aclarar que la mayoría de los países ensayaron medidas similares para prevenir el contagio, por ende, las caídas coinciden para todos en marzo y abril.

De este modo, y yendo a los números, el país que menos cayó en su actividad es Paraguay (-4,0% julio 2020 versus febrero 2020), seguido por Canadá (-5,8%), y Brasil (-6,5). 

El país que tuvo mayor retroceso es Chile (-14,1%), seguido por Perú (-13,3%) y Ecuador (-12,6%). Lamentablemente nuestro país tiene el 4° lugar entre los de mayor caída con un -11,6%. Por otro lado, tenemos el primer lugar entre los de mayor caída cuando comparamos el rendimiento de la actividad de julio 2020 contra julio de 2019.

Más allá de esto, Argentina viene exhibiendo una recuperación nada despreciable en los últimos meses, teniendo en mayo un crecimiento del 9,5% respecto al mes anterior, en junio del 7,5% respecto a mayo y en julio del 1,1% respecto a junio. Cabe aclarar que en el último mes de análisis se reforzaron las restricciones a la circulación producto del crecimiento en la cantidad de casos de covid tanto en el Área Metropolitana de Buenos Aires como en el resto del país. Esto evidentemente puso un freno a la remontada.

Fuera de nuestro continente, economías como la del Reino Unido están 11,7% abajo respecto a febrero (pre pandemia), y un -16,9% de junio 2020 a junio 2019. En el caso de Francia, en julio reportó un 6% debajo de lo niveles normales y, por último, China ya se encuentra en niveles previos a la pandemia. 

En definitiva, si bien en todo el mundo cayó en sobremanera la actividad, nuestro país tiene una performance peor que el promedio. Esto se vio alimentado a mi entender por 3 factores: la crisis previa que ya atravesaba nuestro país, es decir, un ciclo que venía a la baja; la necesidad de medidas de restricción a la circulación mayores al promedio, debido al estado del sistema de salud, el cual era imperante reforzar; la renegociación con acreedores internacionales que obturaba las mejoras en las expectativas para los próximos años. 

En definitiva, y en línea con los datos presentados la semana pasada por el Indec, respecto a pobreza e indigencia, los números no son nada buenos. El repunte de los últimos meses alivia en parte la gran merma y se espera que los datos para el segundo semestre mejoren el rendimiento general. Sin embargo, estamos hablando de un efecto rebote por haber tenido una caída importante. Será muy importante observar cual es el plan de reactivación para el año que viene y los venideros, y observar si se logran resultados. De no mediar inconvenientes, el 2021 debería ser bueno por una cuestión estadística, con tener niveles razonables de actividad debería bastar para crecer mucho en comparación con este año. Ahora, de 2022 en adelante, todo dependerá del acierto o no de las políticas económicas y del contexto general global.

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