Director del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN). Fueguino

Durante el martes pasado, el Banco Central, presidido por Miguel Ángel Pesce, anunció nuevas medidas respecto a la venta de dólares por parte de la institución, en medio de un contexto de fuertes fugas de divisas que atraviesa nuestro país. Estas medidas no solo atañen a las compras de las personas físicas por motivo ahorro. Sin embargo, nos vamos a enfocar en estas dado que son los anuncios que generan mayor preocupación en el masivo.

Primero que nada, ¿Cómo llegamos hasta acá? Esto no es novedad, de hecho, es algo que vengo mencionando en los últimos meses. El Banco Central está perdiendo de manera acelerada las reservas de libre disponibilidad. Este fenómeno se da en buena parte por una cantidad creciente de personas que compran el cupo de 200 dólares para ahorrar o para venderlo al mercado paralelo y obtener una ganancia. Con el correr de estos meses, esto ha generado un importante descalabro económico y temores a que pueda llegar a obturar el repunte de sectores productivos que necesitan dólares para importar insumos intermedios.

¿Cuáles son las medidas? 

Primero que nada, se le aplicará un 35% de impuesto a las ganancias y bienes personales a las compras de la divisa norteamericana. En caso de que la persona que compra no esté afectada por estos impuestos, AFIP le reintegrará el monto abonado de más a fin del año calendario en que se realice la compra.

Por otro lado, los gastos en dólares en la tarjeta de débito o crédito tendrán el impuesto anteriormente mencionado y dicho monto se deducirá del cupo mensual de 200 dólares a comprar. Es decir, si una persona gasta 10 dólares en una compra, podrá adquirir 190 dólares para ahorro.

Por último, si las compras superan el cupo mensual, el excedente se deducirá de cupos de los meses siguientes. Ósea, si se gastan 800 dólares en tarjeta, durante 4 meses no se podrá comprar dólares en el mercado oficial.

Los servicios digitales (Netflix, Amazon Prime Video, Spotify, videojuegos digitales, etc.) entran dentro de estos gastos, así que, como mencioné anteriormente, se descontaran al cupo para compra de dólares.

En principio esta medida es hasta fin de año, habrá que ver cómo funciona y si verdaderamente genera resultados significativos, acordes al costo en términos políticos que trae acarreada esta decisión. En este aspecto, es dudoso el efecto que pueda tener en lo que hace a la fuga de divisas. Siempre que exista un mercado paralelo en donde haya un valor superior a la compra en el mercado oficial, va a seguir existiendo una masa de personas que hagan este negocio. En este aspecto la medida lo único que aporta es que cueste más acceder a comprar los 200 dólares (porque es más caro en pesos) y que sea se acceda a menos de ese monto si se consumen en compras con la tarjeta en dólares. Habrá que analizar si esto verdaderamente logra torcer la balanza, pero de ninguna forma resuelve el tema de fondo, el cual es la diferencia entre el dólar oficial y el blue que genera incentivos a la fuga. Otro cantar son aquellas personas que eligen ahorrar en dólares por seguridad o porque las opciones de ahorro en pesos no les resultan igual de rentables. Es decir, la fuga, por lo menos en las personas que acceden al cupo de 200 dólares, se da por diversas causas las cuales deben ser solucionadas con diferentes herramientas: generando opciones de ahorro en pesos seguras y que empaten de mínima a la inflación, generando un mercado de divisas oficial que compre los dólares a un precio similar al paralelo (por ejemplo, con devolución del impuesto PAIS, mas impuesto a las ganancias que se suma ahora) y vendiendo dólares a un precio diferenciado para quienes eligen mantenerlo en el sistema y cobrando una tasa para las extracciones que genere disuasión a la hora de considerar utilizar el mercado del blue para obtener una ganancia. 

Estas son algunas posibles ideas, pero obviamente es necesario ver cuáles son las respuestas de este ensayo. Por el momento sabemos que con 4 millones de personas comprando dólares mensualmente, el gobierno recaudará una buena suma que le permitirá, en parte, costear el elevado gasto que tiene que llevar adelante para sostener la actividad económica en medio de esta pandemia, gasto sumamente necesario para mantener de pie nuestro aparato productivo y niveles de empleo.

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