Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Mary Shelley fue la autora del célebre “Frankenstein”. Fue publicado en 1818 y con él se renovaba la ciencia ficción, el terror y la literatura fantástica.

En 1826 publica la novela “El último hombre” donde nace la literatura post- apocalíptica. Se cree que le dio forma atravesada por la gran cantidad de ausencias y muertes ocurridas en el verano de 1826 (en un período de no mas de ocho años fallecieron su hermanastra Claire, la hija de su amigo Lord Byron, Allegra y Fanny, su hermana).

Su vida fue siempre difícil, desde el fallecimiento de Percival Shelley (murió ahogado en un naufragio), Mary estuvo obligada a sacar adelante a sus dos hijos y modificar su vida. La literatura y su talento harían el resto.

El relato de “El último hombre” se sitúa entre los años 2070 y 2100. En la primera parte cuenta la historia del ascenso, la caída y el infortunio de un grupo de amigos que comparten particulares formas de ver la vida y traza los ideales  de ellos relacionados con el amor, la libertad y la veneración de la patria. Pero ya en la segunda parte referencia la llegada de una pandemia que arrasa con el mundo. 

Esta peste nace, crece y se desarrolla en Asia, pero avanza rápidamente hacia Occidente. Llegan invasiones y guerras, los habitantes de las ciudades se desplazan sin ningún cuidado, el contagio alcanza a todos.

Un solo hombre será el único sobreviviente solitario que ve como se aproxima el final de la raza humana.

No solo ha muerto la humanidad con ella se esfumaron los ideales y las utopías.

Se ha interpretado que la peste para Shelley no es mas que una metáfora de la visión crítica que ella tenía sobre el romanticismo.

En su relato también pasan cosas curiosas como que está ambientado en el futuro, sin embargo los medios de transporte guardan similitud con los de la época o Inglaterra continúa caracterizada como una República. Quizás su imaginación anticipatoria no contempló “como futuro” todas las formas.

Esta novela tenía el gancho justo para ser otro clásico de Shelley, pero no pudo superar nunca a “Frankenstein”.

Algunos estudiosos del período del romanticismo dejan de lado las perdidas personales de la autora y opinan que este texto estuvo cimentado sobre las bases del poema de Thomas Campbell titulado también “El último hombre” y otro “Oscuridad” de Lord Byron. A esta altura parece un detalle trivial.

Sí sabemos hoy que los tiempos invitan a pensar que Mary Shelley no se encontraba tan alejada de lo que hoy nos toca vivir. Ella cuenta como los poderosos se alejaban de las grandes ciudades, pero tampoco podían evitar los contagios. “Si la infección dependía del aire, el aire mismo estaba expuesto a la infección”. (“El último hombre”).

Cuando son recibidas las primeras noticias de las personas que habían sido afectadas del otro lado del mundo (el mundo de 1826 con interconexiones tardías y espaciadas, con barcos a vapor) todos piensan que nunca tan siquiera los rozará. “Éramos como el hombre que se entera de que su casa está ardiendo y aun así avanza por la calle sin perder la esperanza de que se trate de un error”. (“El último hombre”).

Ella misma, en su tiempo, nunca hubiera imaginado el carácter profético que este texto contiene. Sus fragmentos son indiscutibles casi doscientos años después.

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