Concepción Arenal es la mejor descripción de la fuerza y la tenacidad de una mujer española, activista social y defensora de las mujeres.
Si bien durante el siglo XIX en España no existía un movimiento feminista, posteriormente los sectores mas progresistas comenzaron a apoyar sus luchas. Es verdad que muchas de estas eran aisladas, pero su contundencia estuvo secundada por mujeres como Concepción Arenal; la cual ayudó a sus iguales a realizar una toma de conciencia de las desigualdades a las que se enfrentaban desde el plano social y fundamentalmente desde el campo de lo jurídico en comparación con el hombre.
Fue hija de un militar que se enfrentó al régimen absolutista de Fernando VII. A causa de ello, su padre, falleció prematuramente en prisión.
Concepción estudió filosofía, pero su verdadera idea era convertirse en abogada (en loa años cuarenta aún no eran aceptadas las mujeres en la Universidad).
Cuentan los relatos de la época que para poner en funcionamiento su plan, Concepción no dudó en vestirse como los hombres para poder ingresar así a las aulas de la Universidad, hasta que un profesor la descubrió y luego de extensos análisis del claustro universitario, se le permitió cursar separada de sus compañeros varones.
A partir de 1855 y apoyada por su esposo realiza una amplia variedad de escritos para el diario “La Iberia”. Dos años después, cuando su marido fallece a causa de la tuberculosis, Concepción se muda a Cantabria y allí inicia su carrera como escritora.
Su primera obra, “La beneficencia, la filantropía y la caridad”, fue premiada por la real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
En 1833 escribió “El visitador del pobre” donde revela la condición de indigencia reinante y los abusos que se ejercían sobre la clase obrera.
Al año siguiente se la pone en funciones con el rango de Visitadora de Prisiones de Mujeres. Tan solo un año le valió para darse cuenta de la perversidad del sistema, luego de publicar “Cartas a los delincuentes” es relevada de sus obligaciones públicas.
Posteriormente y tras difundir varios trabajos de carácter social y jurídico escribe el ensayo “La mujer trabajadora” o “Estado actual de la mujer trabajadora en España” donde interpela a la sociedad toda.
“…la escasa preparación industrial de la mujer, resultado de la cual es el poco salario con que se recompensa un gran esfuerzo y un gran empleo de tiempo y propone que se apliquen a las obreras los mismos medios de instrucción y rehabilitación que los obreros, comenzando por suprimir los agraviantes gremios de oficios”.
En “La Educación de la Mujer” del año 1892, prosigue su lucha y no se resigna ante las desigualdades. Sus palabras apoyan sus posiciones sociales cuando dice: “Es un error grave y de los más perjudiciales, inculcar a la mujer que su misión única es la de esposa y madre (…). Lo primero que necesita la mujer es afirmar su personalidad, independientemente del estado, y persuadirse de que, soltera, casada o viuda, tiene derechos que cumplir, derechos que reclamar, dignidad que no depende de nadie”.
Todos sus libros, artículos y ensayos ponen en un lugar destacado el respeto de las diferentes opiniones, la practica del diálogo como recurso esencial de los cambios indispensables para la verdadera reforma de la sociedad.
Ella pensaba que tales modificaciones vendrían de la mano de la transformación educativa, jurídica y religiosa. Quizás en su tiempo Concepción Arenal no fue lo suficientemente valorada en su España natal, en cambió hoy la reconoce el mundo entero.
“Abrid escuelas y se cerrarán cárceles” Concepción Arenal (1820-1893).