Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Una de las frases más populares del Martín Fierro reza: “los hermanos sean unidos. Porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera. En cualquier tiempo que sea. Porque si entre ellos se pelean. Los devoran los de afuera”.

En tiempos más modernos, hablaríamos que la unión entre los muchos, puede vencer a los intereses de los pocos, y en este caso, el contexto internacional lo vuelve más relevante que siempre.

Alberto Fernández, luego de un acercamiento por parte del canciller de Jair Bolsonaro, parecía haber dejado atrás los resquemores de las elecciones. Allí, el mandatario brasileño declaró que consideraría dejar el MerCoSur si Macri no era reelecto presidente y prometía una posición mucho más dura con un aliado histórico como Argentina. Los meses pasaron, y Brasil intentó un acercamiento. La idea era aprovechar la jura del mandatario uruguayo, Luis Lacalle Pou, durante el primer día de marzo para entablar una reunión. ¿Los temas? Aún sin una agenda definida uno presumiría que el acuerdo MerCoSur-Unión Europea, el estado de la industria compartida y la lucha contra el narcotráfico serían los ejes centrales. ¿Las posiciones? Quizá más en las antípodas que cualquier otro período de relaciones entre Argentina y Brasil. Mientras que Alberto, en campaña, se mostró muy crítico del acuerdo con la UE, Brasil fue uno de los impulsores junto a la gestión de Macri. En lo que respecta al narcotráfico pasa algo parecido: Brasil tiene una posición más militarista, mientras que Argentina transita un período de revisión sobre las políticas previas y comienza una práctica de enfoque más progresista al plantear la despenalización del consumo de cannabis. Quizá la industria sea un punto en común, pero la falta de cohesión a la hora de establecer políticas monetarias y una vuelta a las barreras arancelarias por la gestión Fernández no dan signos de renegociar las históricas trabas del Mercosur: los aranceles.

Ambos mandatarios aún no tienen fecha para reunirse; se espera que el canciller, Felipe Solá, establezca una fecha para comenzar una agenda conjunta de trabajo. Suena un poco raro que luego de dos meses de gestión y unas cuantas visitas a otros mandatarios (la gira de Alberto por Europa), uno de los principales socios comerciales de Argentina no haya concretado una reunión.

Es cierto que durante el primer día de marzo se dará inicio a las sesiones del Congreso y el presidente abrirá las mismas con un discurso, pero más que un desencuentro en las agendas, parece que hay una señal: no hay gran interés en establecer mayores vínculos con los gobiernos de derecha de la región. Bolsonaro era muy cercano a Macri en la forma de pensar la política internacional, y Lacalle Pou competía contra un partido “amigo de la casa” como es el Frente Amplio. Lacalle Pou, parte de una coalición de la centro derecha, cortó con un período de casi 15 años donde Tabaré Vázquez y “Pepe” Mujica fueron aliados del kirchnerismo.

A pesar de los colores políticos, Argentina, Brasil y Uruguay se deben una reunión extensa. El acuerdo con la Unión Europea, no obstante de ser considerado como un error por la gestión actual, tendría consecuencias mucho más negativas de no haber cohesión por parte de los miembros firmantes. También está en negociación el tratado de libre comercio con China, por lo que los objetivos de los tres países sudamericanos deben estar alineados para hacer pie en las conversaciones de los equipos técnicos. Temas como la seguridad de la región y medio ambiente, también deben ser tratados desde una perspectiva regional para dar mayor eficacia a las políticas a poner en marcha. Desde lo político la situación es más compleja: Venezuela sigue siendo un tema de agenda y la posición de los presidentes brasileño y uruguayo parece alejada de su par argentino, que aunque se ha mostrado más moderado, cuenta con buena parte de la coalición que lo llevó al poder cerca de Maduro.

Alberto parece tener que balancear tanto en el Mercosur como puertas para adentro de la Casa Rosada, si es que busca establecer políticas firmes a futuro y no ser un gobierno de transición en plena crisis. Un error sería subestimar el peso que pueden tener sus socios comerciales a la hora de entablar negociaciones con agentes externos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario. Aunque Uruguay y Brasil no tengan el mismo peso que Estados Unidos, China, Francia o Alemania, un frente conjunto muestra una región estable donde Argentina es un jugador importante.

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