Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Fomentar la lectura y el disfrute de los libros puede verse desde diferentes ángulos. 

Hoy existen los podcasts, pero también los audiolibros, una versión no tan moderna, de consumir literatura de forma cómoda y sencilla.

Entre las aplicaciones que hay para acceder a ellos podemos encontrar una amplia gama donde hay cientos de horas para escuchar gratis contenidos de una vasta variedad. La forma de descargarlos es rápida y sencilla. Además se puede realizar en diferentes idiomas.

El inicio de los audiolibros se remonta a la década de los años 30 y era frecuente encontrarlos en bibliotecas y escuelas, ya que tenían un fin educativo.

En efecto la definición de audiolibro nos remite a grabaciones habladas de libros ya existentes, pero en su amplitud han sido enriquecidos por dramatizaciones completas de un texto impreso. Se pone especial acento a la hora de actuar, musicalizar y crear efectos de sonido dentro del relato.

Este recurso posee amplias ventajas para aquellas personas que presentan alguna limitación sensorial o motora que le impida leer de forma convencional.

Se ha comprobado que aquellos quienes leen en un libro o los escuchan comparten una actividad cefálica similar donde se activan las mismas regiones cerebrales, ya que estas procesan la información de forma idéntica; independientemente de si se encuentra frente a un texto o un audio. Es verdad que algunos prefieren leer y otros escuchar. En principio al cerebro parece no importarle demasiado.

La tecnología hoy nos ofrece una gama repleta de novedades: podcasts, libros electrónicos, audiolibros, etc. Estos formatos innovadores crecen de manera ininterrumpida desde hace varios años. Los oyentes no escuchan solo el texto, sino que la emoción que se coloca en su lectura revela sensaciones y acelera las pulsaciones.

Podemos darnos permiso para beneficiarnos con la calidad dramática de “Crimen y castigo” hasta la dulzura del sentido de la vida y la amistad de “El Principito”, mientras leemos y cocinamos o leemos y hacemos ejercicio. Lo importante es reparar en el audiolibro como un aditamento del acto de leer y no como un elemento negativo de la practica.

Hoy en día muchos títulos producen un fenómeno editorial mas profundo en este formato que en el tradicional. La tecnología avanza y cambia.

Podemos reunirnos alrededor de una fogata para escuchar relatos o pedir que nos lean, pero también democratizamos el acto placentero de leer porque sí frente a distintos tipos de dispositivos.

La imprenta de Gutenberg fue quizás la invención que pregonó la cultura en el mundo del siglo XV y hoy la tecnología ha transformado dicha difusión.

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