Director del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN). Fueguino

Uno de los planes más ambiciosos del nuevo gobierno nacional es la erradicación del flagelo del hambre en nuestro país. Para ello, contando con el ministerio de Desarrollo Social como uno de los articuladores principales, se buscará generar una serie de herramientas tendientes a atacar esta problemática, las cuales deberán aportar a garantizar el acceso a una alimentación de calidad, que cuente con lácteos, vegetales, frutas y carnes.

En un principio se busca el consenso social en general, abarcando organizaciones civiles, barriales, políticas, eclesiásticas como así el apoyo de referentes de distintos rubros, destacándose, por ejemplo, Marcelo Tinelli.  

Esta iniciativa, que comenzó en plena campaña electoral, se basa en los alarmantes números de la pobreza e indigencia en nuestro país, esta última variable cuenta con más de tres millones de argentinos y argentinas en su haber. Por otro lado, preocupa la pobreza infantil, en donde más del 50% de los niños reviste una situación de pobreza, con la vulnerabilidad que ello implica.

Por estos motivos, sumado a que somos uno de los principales productores de alimentos del mundo, el plan parece haber sido bien recibido por el grueso de la población (cabe también preguntarse si alguien está a favor de que exista hambre).

La implementación del mismo está basada en la creación de tres organismos que complementan la acción del ministerio de desarrollo social. Estos tres organismos son el Consejo Federal Argentina Contra el Hambre, el Observatorio Nacional Argentina Contra el Hambre, y Redes de la Sociedad Civil. La primera institución busca la articulación continua entre el Estado y organizaciones sociales para el diseño de políticas efectivas para la erradicación del hambre En el segundo caso, se involucran a las universidades nacionales para el monitoreo y seguimiento del plan. A su vez, estará a cargo del diseño de mejoras en la calidad alimentaria y de capacitaciones continuas para las personas involucradas en la concreción del programa. Por último, las Redes de la Sociedad Civil tendrán, entre otros actores, a distintos medios de comunicación, los cuales tendrán la tarea de generar campañas de difusión y acciones solidarias para mejorar la alimentación de la población en general.

Por último, el Plan Argentina Contra el Hambre utilizará tres herramientas para cumplir sus objetivos. Por un lado, se generarán nuevos canales de comercialización para alimentos producidos a partir de la economía social. Es decir, se crearán nuevos puntos de expendio para acercar la oferta de alimentos con su demanda, a precio justo y sin intermediarios (quizás uno de los problemas centrales del sector de la economía popular). Por otro lado, se dará comienzo a un esquema de promotores comunitarios de la seguridad alimentaria y nutricional los cuales serán el nexo entre las políticas alimentarias y las sanitarias. Además, colaboraran con los comedores escolares y con la educación en este aspecto.

Por último, y quizás el aspecto más conocido del plan, es la creación de la Tarjeta Alimentar, la cual funciona como un subsidio de $4000 que permite comprar todo tipo de alimentos a excepción de bebidas alcohólicas. Esta transferencia no será en efectivo, sino que a través de, como bien señala su nombre, una tarjeta con el fin de evitar el desvió de fondos. Está destinada a padres con hijos de hasta 6 años que cobran la AUH y a mujeres embarazadas desde 3 meses que cobran la Asignación por embarazo. Como hay cruce de datos entre ANSES y AUH no es necesario hacer trámites. Las tarjetas serán entregadas por el Banco Nación (o el banco que cada provincia elija) y el subsidio se cobrará el tercer viernes de cada mes.

Ya existe un primer resultado respecto a la utilización de estas tarjetas, dado que se ha realizado una primera prueba en Concordia, Entre Ríos. Está ciudad es la de mayor índice de pobreza, según el INDEC, por lo que era un buen punto de partida para esta iniciativa. Según el Ministerio de Desarrollo Social, una importante parte del gasto de las familias se orientó a la compra de productos lácteos, alimento indispensable para los niños, por lo cual, el primer balance es muy positivo.

Veremos en el futuro como se implementan y articulan estas herramientas en el marco de un plan nacional y cuáles son sus resultados a futuro. Por otro lado, es importante remarcar que este tipo de iniciativas no se financian gratuitamente sino a través del pago de los impuestos, la otra gran discusión nacional. En términos sociales, es claramente una inversión para el futuro de las próximas generaciones y la actual, esperemos que la articulación y sobretodo la contribución económica de todos los actores involucrados lleve a buen puerto este plan y se mejore la calidad de vida de los más desfavorecidos. 

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