Periodista de Tierra del Fuego.

 

Llegó la hora de votar, y eso se disponen a hacer los diputados nacionales sobre esta ley. La tan discutida despenalización del aborto, sobre la que nosotros hemos escrito algunas notas al respecto desde este portal, tendrá su lugar en la cámara el miércoles. Siempre que la mencionamos, sostuvimos que estaba muy pareja en cuanto a votos y que con el correr de las semanas y su debate habría un consenso más unificado.

En aquella primer nota del 3 de marzo me tocó señalar que nos debíamos como ciudadanos este debate. Más allá de los pensamientos religiosos o las creencias familiares debíamos priorizar la salud pública pero por sobre todo teníamos que aceptar la decisión de la mayoría.

En otra nota publicada el 9 de junio Verónica Benaim (Twitter) nos contaba desde el mismísimo congreso lo pareja que estaba la votación en Diputados y si se lograba avanzar a la cámara alta sería otra discusión con final abierto.

Vimos y participamos tal vez, en algunas de las tantas marchas que se hicieron a favor y en contra de la ley y no hay dudas que aprendimos mucho sobre lo que significa tener una legislación acorde a los tiempos que vivimos. Convencimos a algunos de lo que pensábamos que era lo mejor, es más, nos toco presenciar como muchos de los referentes de uno y otro sector trataban de explicarnos cuan bueno o cuan malo era lo que se estaba discutiendo.

Vuelvo a hacerme la misma pregunta: ¿Tendremos la capacidad de aceptar el resultado de la votación?

Es esto justamente lo que me preocupa, si bien todos los que tenían algo para decir lo hicieron, muchos de ellos en el Congreso y otros en los medios y en las redes sociales, es probable que a la hora de conocerse el resultado de la votación – cualquiera sea este – veamos manifestaciones festejando la aprobación de la ley o bien en desacuerdo por la misma, ahora bien. 

¿tendremos la suficiente “altura” para saber perder o nos pasará como en el futbol que siempre encontramos una excusa para defender nuestra postura y no reconocer lo que se decide?

¿Seguiremos siendo bien “argentos” y estar en desconformidad con cualquier cosa que pase y que no sea lo que yo quiero? 

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