Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Mientras de este lado de la frontera nos recuperábamos de la comilona del fin de año en Brasil se iniciaba un nuevo proceso político sin precedentes: la llegada de Bolsonaro al poder. Con una serie de circunstancias favorecedoras que le permitieron llegar, como podría ser la prisión de Lula o el atentado contra su vida, Bolsonaro pasó de ser un candidato reaccionario que medía bien a ponerse la banda presidencial. Su llegada y forma de gobierno aún son inciertos, pero durante sus primeros días en Brasilia podemos sacar algunas conclusiones.

Hace no tanto, hicimos referencia a algunas de sus frases más polémicas. Allí el actual presidente de Brasil profesaba comentarios homofóbicos, racistas y misóginos. Ahora, intentaremos basarnos solamente en lo que ha dicho y hecho ya como autoridad. Bien sabemos, que la retórica de líderes tan reaccionarios como él (y Trump) suele descender y entran en un modo más “presidencial”.

Sin salir de su postura conservadora, Bolsonaro hizo mención a la unión del pueblo, valorizar a la familiar, respetar las religiones (en especial la tradición judeo-cristiana) y combatir la ideología de género. ¿Qué podemos sacar en limpio? Con el correr de los meses veremos un enfoque hacia leyes donde la comunidad LGTBIQ se vea desvalorizada; proyectos de inclusión y cupo encuentrarán un fuerte freno en las cámaras legislativas.

El actual presidente parece tener un foco en un país libre de “ideologías”, haciendo mención a erradicar el socialismo. Aquí el punto clave para analizar es la posible reducción de las facultades del estado. Como gran parte de los gobiernos de tendencia liberal, el gasto social (o inversión, dependiendo de la postura) verán un recorte a lo largo de este año. Empleo público, salud, educación y principalmente políticas de género e inclusión serán los primeros en la larga lista para reducir el déficit fiscal.

La seguridad es otro punto clave: palabras como garantía del derecho a la propiedad y legítima defensa fueron mencionadas. El paralelismo con el nuevo protocolo propuesto por Bullrich hace menos de un mes es claro. Brasil buscará combatir el fuego con fuego. Según Bolsonaro y su equipo, la única forma de disminuir la violencia en las calles es otorgando a la policía y fuerzas de seguridad más recursos para operar de forma autónoma.

Entrando más en lo económico y político vimos acercamientos hacia Israel, Netanyahu estuvo en la toma de poder y con Estados Unidos. La idea parece ser la negociación de acuerdos bilaterales poniendo a Brasil como prioridad, algo similar a lo propuesto por el mandatario americano cuando asumió. Lo cierto es que los números no han demostrado efectividad, pero la tendencia proteccionista del comercio sigue siendo auge entre los más conservadores. Por lo pronto el mercado le respondió en su asunción y la bolsa aumentó cerca del 4%. Es un dato a considerar pero tampoco parámetro de nada, mismas situaciones vivieron Mauricio Macri y Donald Trump sin llegar a proyectar ese crecimiento financiero en desarrollo.

Quizá la medida más destacada de su primer día fue la firma de un decreto que otorga autoridad al Ministerio de Agricultura para delimitar reservas de pueblos originarios. Este parece un paso previo a darle las llaves de los bosques y selvas nativos del Brasil a la gran industria agroganadera, uno de los principales motores productivos del país. Los ambientalistas y principales grupos de nativos se han mostrado muy disconformes por su medida, pero con bajo impacto en la agenda política. Con este retroceso será difícil que Brasil cumpla con el Acuerdo de París, que ahora parece querer abandonar, y se alinee más a la posición norteamericana de considerar el cambio climático algo secundario o una mentira inventada para favorecer a determinados sectores.

Otra de las medidas conservadoras será al parecer, remover la secretaría de diversidad, parte de la cartera de Educación. Esto se entiende como parte de su discurso de “remover ideologías del estado y apuntar hacia un Brasil donde la familia sea protegida”.

Entre los casos más curiosos o extravagantes de su ministerio figuran: una pastora evangélica a cargo de la corte de Mujer, Familia y Derechos Humanos (englobando los asuntos de pueblos originarios). Su ministro de Justicia, quizás el más conocido, será el ex-juez de la causa Lava Jato, Sergio Moro, más conocido por ser quién condeno a Lula DaSilva, principal rival electoral de Bolsonaro. La postura parece estar enfocada en condenar la corrupción y combatir el crimen organizado en pos de volver la ciudades más seguras. También habrá un astronauta a Cargo de Ciencia.

Los seguidores de Jair Bolsonaro se muestran entusiasmados y expectantes con el nuevo gobierno, no así la comunidad internacional. A la toma de posesión asistieron menos delegaciones extranjeras que a cualquier otra desde finales de los noventa. Brasil se enfrentará a grandes desafíos en los próximos años, sea la reactivación de su economía o la lucha contra la inseguridad. Del gobierno podemos decir poco y nada, pues aún se encuentra en su primer semana, pero las pocas medidas lanzadas no parecen ser esperanzadoras.

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