Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

“Libertad e igualdad para las mujeres” (Emma Goldman, Kaunas, Lituania 1869- Toronto, Canadá 1940) esta es una de las frases más repetidas en los escritos de Emma Goldman. Emigró a los Estados Unidos a los dieciséis años al negarse a contraer matrimonio en un pacto arreglado por su padre. Al poco tiempo se casó, pero duró tan sólo diez meses. Así llegó el divorcio. La libertad era su principio y su fin. Alexander Berkman la llevaría por el camino del anarquismo. Esos pocos dólares que ganaba como costurera trabajando más de doce horas al día la tendrían tan presa como su matrimonio. En 1893 fue arrestada tras dar un discurso ante miles de personas. Una bandera roja anarquista sería el regalo en conmemoración de su primer año de cárcel.

Emma continuará su predica acompañada de las ideas sobre el amor libre, el control de la natalidad, la libertad para ambos sexos por igual, la libre elección acerca de la maternidad. Demasiado para la época.

En su libro “Viviendo mi vida” (publicado en el año 1931) decía:” Puede que me arresten, me procesen y me metan en la cárcel, pero nunca me callaré; nunca asentiré o me someteré a la autoridad, nunca haré las paces con un sistema que degrada a la mujer a una mera incubadora y que se ceba con sus inocentes víctimas. Aquí y ahora declaro la guerra a este sistema y no descansaré hasta que sea liberado el camino para la libre maternidad y una saludable, alegre y feliz niñez”. Huelgan las palabras.

Acaso nunca olvidó las terribles palizas dadas por su padre en aquel gueto zarista quejándose porque su primogénito no había sido un varón. Se ve que los golpes renovaron sus ideales. Ella lo recordaba “como la pesadilla de mi infancia”.

Emma Goldman provenía de una familia tradicional judía de Lituania, pero sus veinte años la encontraron liderando el movimiento anarquista de Estados Unidos. Ello le valió su deportación. Junto a las profundas convicciones pacifistas que formuló durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, Rusia la esperaba. A pesar de ello, Emma seguía con su diatriba basada en la liberación del amor, las emociones y los sentimientos que pondrían de rodillas al Estado. Creía que ellas serían los pilares de las decisiones en el ámbito personal y civil. Así se asomaba la luz de la “mujer nueva”. Quizás por ello la prensa de Estados Unidos le otorgó el nombre de “la mujer más peligrosa del mundo”. Y así anduvo Emma esquivando problemas con lo permisos de residencia por el mundo. Ella no era el enemigo público número uno, quizás solo se adelantó a su época.

Mucho más tarde llegaría la verdadera emancipación de los derechos civiles.

Fue una autora prolífica, “Viviendo mi vida” ocupó dos volúmenes y los ensayos “Feminismo y anarquismo” y “Tráfico de mujeres” fueron algo así como escritos resolutorios del feminismo. Era de público conocimiento que Emma siempre llevaba consigo un libro para leer en la cárcel por si acaso fuera arrestada. Además de sagaz, previsora.

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