Periodista de Tierra del Fuego.

Aunque no lo parezca, Ushuaia está a menos de un mes de atravesar un nuevo proceso electoral. Si uno tomase como guía el movimiento mediático de candidatos, es difícil determinar que hay una campaña en curso, salvo por un incremento de las actividades e iniciativas del oficialismo. La oposición, en este momento toma una postura más agazapada, como esperando un último sprint antes del 15 de mayo para hacer su movimiento. En el mientras tanto, de los pocos que salen y declaran sobre la reforma de la Carta Orgánica, se aprecia una temática monolítica de por si o por no a la reelección, casi ignorando los más de 100 artículos que podrían contar con una modificación.

Si la elección de medio término de diputados sirvió para esclarecer cómo será el panorama político de 2023 a nivel nacional y provincial, esta Convencional Constituyente es la entrada de una cena de varios platos: la carrera por la intendencia. De las tres figuras más importantes encabezando listas (Vuoto, Urquiza y Fadul) no sería descabellado hablar de una intención por el control del Ejecutivo Municipal. Mientras Vuoto busca la posibilidad de hacer posible un tercer mandato, tanto “Chispita” como la vicegobernadora Urquiza son de las más interesadas por ocupar ese espacio histórico de la primer intendente mujer en la capital provincial.

La apuesta es clara y las oposiciones, en este juego de diferenciamiento político, son más que evidentes. Urquiza por su lado representa a uno de los partidos con más historia en Tierra del Fuego. “Chispita” es una de esas figuras que siempre está en cada proceso electoral encabezando un espacio, tratando de hacerse con algún espacio de poder.

También hay un sector nada despreciable en cantidad de posibles escaños que no tiene en mente adelantar su posible estrategia para 2023, como es el caso de Juntos por el Cambio. Si bien generó reacciones opuestas en analistas y partidarios, JxC decidió no llevar en su lista a ninguno de sus “pesos pesados” para ir a pelear las bancas a los frentes Más Ushuaia y Somos Fueguinos. Aunque resta por ver la efectividad de la estrategia, la alianza política del PRO, UCR, MID y Coalición Cívica decidió no antagonizar al oficialismo ni ofrecer un adelanto de lo que podría ser la batalla por la intendencia. Aunque por un lado esto preserva el capital político de algunas de sus figuras como Stefani, Garramuño o Sciurano, deja un vacío de poder en una política tan personalista como es la argentina.

Mientras tanto Más Ushuaia, el espacio hoy representado por el Ejecutivo Municipal, sale con los tapones de punta a jugarse el “todo por el todo”. Con el intendente a la cabeza de la lista, fue la primer minoría de Juntos por el Cambio la que optó por bajar el nivel de conflictividad y tomar un esquema de reacción; quizás entendiendo que los votantes decidirán en función al contexto nacional sobre a quién confiarle su voto.

Esta estrategia de bajo costo y un posible máximo beneficio puede resultar interesante de analizar, más aún si funcionase. Junto a ella, aparece otro concepto que pudiese alterar las proyecciones de voto: la Ley de Hotelling.

Hotelling fue un matemático estadounidense, parte del movimiento que buscó volver la economía una ciencia menos social y más exacta allá por principios del Siglo XX. ¿Qué proponía Hotelling? En un artículo conocido como “Estabilidad en la Competencia”, el matemático postulaba que “los compradores se enfrentan en todas partes con excesiva semejanza”.

Pasándolo a clave cotidiana, Hotelling explicaba que la aglutinación del mismo tipo de comercios, derivaba del interés de competir directamente y “comer mercado” de la competencia, así se recortaban las distancias que los diferenciaban y, de esa tensión propia de la competencia por abarcar más clientes, se generaban estos clústers donde muchos locales venden lo mismo. En cierto punto, al competir directamente y con tan poca distancia, no sólo geográfica sino de productos y métodos, hay cierta estandarización en el rubro.

Es algo que vemos en bienes como los celulares, donde las diferenciaciones son mínimas, salvo alguna compañía disruptiva que más que vender algo distinto, introduce un nuevo estándar a cómo se vende. Si vamos a los servicios, vamos a ver que las empresas de cables operan todas de la misma forma, las de telefonía celular también o las de internet. Hoy la distancia que separa a una empresa de otra no es geográfica ni de servicios ofrecidos, sino de marca.

Usted que se encuentra leyendo seguro se pregunta: Pero Néstor, ¿qué tiene que ver esto con la política? Bueno, aunque no lo parezca, esta ley de diferenciación mínima se puede aplicar a varios ámbitos de la vida.

En la política, cada nicho de votantes es un mercado que está disponible. Como línea general podríamos decir que hay tres grandes grupos de votantes: los que tienen una tendencia más progresista o de centro-izquierda, los que poseen una postura más conservadora o de centro-derecha y los votantes coyunturales o del centro.

Si nos pusiésemos en la piel de un político o un partido que busca votantes, lo más sensato sería buscarlos en la cercanía ideológica de nuestro espacio, pudiendo coptar algunos del centro. El votante progresista, bajo esta lógica, votaría espacios de izquierda, pudiendo ponerlos en orden de preferencia, pero siempre elegiría quedarse dentro de su área antes que votar uno de derecha, con el mismo ejemplo siendo válido a la inversa.

En esta lucha encarnizada por hacerse con los votantes de la corriente ideológica a la que pertenecemos, arranca una competencia por vender nuestra idea, que cumpliría las veces de bien o servicio en este reinterpretación de la Ley de Hotelling. Al entablar competencia con otros espacios que buscan apoyos dentro del mismo, se aplica esta máxima de competencia, donde las posturas de una misma corriente ideológica se homogenizan.

Si vamos al caso puntual de Ushuaia, contamos con tres espacios grandes y uno en surgimiento que obtienen votos de la misma corriente: de los votantes más conservadores se nutren Juntos por el Cambio, el Movimiento Popular Fueguino, Somos Fueguinos y un espacio emergente como es Republicanos Tierra del Fuego.

Del otro lado de la vereda, lo que consideraríamos el votante más progresista, si bien hay opciones, los volúmenes de apoyos son más desiguales. Contamos con Más Ushuaia como uno de los espacios que “pesca” en esa zona, junto a No a la Reelección y FORJA.

Caso aparte es el peronismo histórico, hoy considerado disidente. Si bien la masa de votantes peronistas hoy está dentro de lo que consideramos centro-izquierda, el espacio presenta más similitudes con el peronismo federal a nivel nacional, posición que suele ser vinculada con tendencias más conservadoras, al menos dentro dentro de la doctrina peronista. Aunque algunos podrían ver una oportunidad de tener acceso a dos corrientes ideológicas o dos posibles “mercados”, también es cierto que no contar con una posición clara deja al partido en una vía media difícil de sostener sin una estructura monumental.

Partiendo del supuesto que ambas corrientes ideológicas cuentan con un volumen de votantes similares, hay dos factores que podrían determinar los resultados. Primero, cuántos de los votos de la propia corriente se pueden tomar, corriendo con ventaja aquellos que cuentan con menos espacios fuertes en cercanía ideológica, como sería el caso de Más Ushuaia.

En el segundo caso, lo que definirá la posibilidad de convencer votantes del centro o que usan su sufragio como una herramienta para hacer saber su voz sobre la situación que atraviesa, depende más de la coyuntura a nivel nacional que de cómo efectivamente se esté dando la situación en su lugar de residencia. Esto es algo que vimos en las elecciones de 2021, donde ante el complejo panorama económico del país, muchos votantes prefirieron el amarillo por sobre el azul. Luego de realizadas las PASO y con medidas de alivio económico más la extensión del subrégimen, la provincia dio un giro y los votantes coyunturales se decantaron por el Frente de Todos, dejando su postura inicial bajo el estandarte de Juntos por el Cambio.

Mientras el oficialismo tendrá que salir a convencer al votante coyuntural, también conocido coloquialmente como el que “vota en caliente”, la oposición deberá iniciar una feroz lucha a 4 frentes para conseguir el apoyo de la corriente de centro-derecha.

Los factores exógenos no serán ajenos a este proceso electoral; la situación económica del país como el récord en inflación y la falta de respuesta del Gobierno Nacional seguramente harán mella en los esfuerzos oficialistas, mientras que podrían dar una ventana de oportunidad a la oposición. Tampoco hay que desestimar algo que parece tan absurdo pero tan importante en un territorio como el nuestro: la respuesta ante eventualidades climáticas. Ya hay precedente de elecciones que “se han dado vuelta” solo por la respuesta ante algo tan común y corriente en Ushuaia como es una nevada.

La mesa está servida y ya se palpitan las elecciones para la reforma de la Carta Orgánica. Aunque vacías de argumentos y pobladas de debates tácitos, parecen enfocadas sólo al punto de la reelección. Lo que votemos este 15 de mayo, tendrá impacto sobre más de 100 artículos que cambiarán seguramente el funcionamiento del Estado Municipal y las respuestas que pueda dar a nuestras necesidades como vecinos y vecinas. Sería interesante ver más contenido, pero presiento que esa batalla está perdida. Nos quedarán los carteles y el debate comenzará cuando las bancas estén seleccionadas.

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