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Vamos a recorrer una de las principales ciudades del Báltico, capital de Noruega, con poco más 600.000 habitantes, es una de las capitales europeas de menor población. Las mitologías medievales y la vanguardia tecnológica conviven en esta pequeña pero vibrante ciudad que actualmente es una de las más caras y con un nivel de vida más alto del mundo. Oslo se encuentra sobre el fiordo que lleva su nombre y rodeada por bosques, cerros y montañas de escasa altitud. Está surcada por el río Akerselva y dentro de sus límites hay 40 islas y 343 lagos. Su área metropolitana se extiende a los alrededores de la provincia de Akershus y tiene una población de 1 546 706 habitantes. La superficie total comprendida por Oslo es de 144 km², de los cuales 115 km² son urbanos y 7 km² son rurales. Los espacios abiertos dentro del área urbana suman un total de 22 km².a ciudad se sitúa a más de 50 km. del mar. Esta compleja y hermosa geografía es tan atractiva para el turismo como lo son su intensa vida nocturna, su gastronomía y su gran oferta cultural, ya que en esta antigua ciudad de vikingos no faltan los museos, galerías de arte y fortalezas. Las posibilidades para disfrutar son muchas, tanto en verano como en invierno. Cada temporada tiene actividades específicas que se pueden realizar en la ciudad misma y en los alrededores, a pocos minutos del centro.

Este destino tiene muchas aristas, se destaca por su desbordante naturaleza. Uno de los principales atractivos turísticos es su majestuoso entorno natural, un inigualable manto verde de luz cambiante que envuelve paisajes de ensueño formados por uno de los rasgos geográficos más sorprendentes del mundo, los fiordos. También encontramos su arte. Oslo es una ciudad con un marcado carácter cultural que ofrece a sus turistas la posibilidad de conocer sorprendentes museos que permiten ver algunos de los barcos vikingos mejor conservados del mundo, o sumergirse en los imponentes buques con los que se realizaron importantes expediciones polares que cambiarían el curso de la historia. Las raíces vikingas de la ciudad y el periodo de ocupación nazi son algunos de los importantes acontecimientos que dejaron huella en el pasado de Oslo, una historia de superación e importantes hazañas que merece la pena descubrir haciendo turismo en la ciudad mientras te perdes en sus callecitas.

A continuación les detallo los principales atractivos que no se pueden dejar de visitar, pero antes, como todas las notas, les recomiendo comenzar con el free tour, generalmente tiene una duración de 3 horas y se realiza a pie en el centro histórico de la ciudad en idioma español.

Te guste o no el arte, darte un paseo por el Parque de las Esculturas de Vigeland es una de esas cosas que tenes que hacer en Oslo sí o sí. Es un lugar hermoso, este espacio famoso que además de ser un buen lugar para un picnic o un paseo te permite conocer de primera mano el legado del genial escultor. En total, hay 212 esculturas de granito y de bronce de tamaño natural y que representan varios estados de ánimo y expresiones. Lo más alucinante es el enorme monolito de 14 metros: una columna tallada hecha de una sola piedra en la que podrás contar hasta 121 figuras humanas. Al lado hay un museo dedicado a Vigeland, si queres seguir explorando.

Seguimos por el Museo Noruego de Historia Cultural, este enorme espacio verde (blanco cuando la nieve lo cubre) en la península de Bygdoy es el lugar ideal para familiarizarte con la historia y la cultura noruega. Ubicado completamente al aire libre, este Museo está abierto todo el año y en él podes contemplar 155 edificios históricos traídos desde todas partes del país, entre las que destaca la delicada y preciosa iglesia de madera de Gol, del siglo XIII. Acá paseas entre cabañas, granjas y cobertizos e interiorizarte en la Noruega más rural sin salir de Oslo.

La fortaleza de Akershus es uno de los principales íconos de Oslo, y posiblemente de Noruega. Localizada a orillas del fiordo, desde lo alto de sus murallas las vistas son estupendas. Pero en su interior oculta mucho más de lo que podes imaginar. Al cruzar sus gruesas puertas medievales e ingresar en los magníficos edificios y museos de una fortaleza del siglo XIII que hoy hace las veces de gran parque. El atardecer en este lugar es único y altamente recomendable.

Museo Vikingo

El Museo de los Barcos Vikingos de Oslo debería ser casi de visita obligada aunque no hayas visto entera la serie “Vikingos”. Ver en persona los dos barcos vikingos mejor conservados del planeta no es algo que se pueda hacer cada día. Podes ver lo enorme e increíblemente estilizados que eran, disfrutar de sus detalles y conocer más sobre los antepasados de los noruegos que aterrorizaron a media Europa con sus saqueos.

Ópera de Oslo

La relucientemente blanca y geométrica Ópera de Noruega es un edifico de mármol y vidrio que en pocos años se ha convertido en uno de los favoritos de ciudadanos de la ciudad y turistas por igual. Su arquitectura innovadora, su reflejo en el agua de día y de noche y las vistas desde su techo son algunas de las cosas que deberías hacer. Si tenes tiempo, reservá una de las interesantísimas visitas guiadas que te muestran su futurista interior. Diseño escandinavo en estado puro.

En este atractivo los amantes y no amantes del esquí disfrutarán en Holmenkollen. El famoso salto de esquí, al que se puede llegar en subte, fue reconstruido recientemente y es algo que, si tenes tiempo, no deberías perderte en Oslo. Pasá por el Museo del Esquí o subí a lo alto y disfruta de las vistas panorámicas de la ciudad. En invierno, cuando todo está nevado ves un paraíso blanco.

Holmenkollen

Por último, subirse a un barco para explorar el fiordo de Oslo es una de las mejores cosas que se pueden hacer en la capital de Noruega en un día de sol. Hay varias empresas que organizan este tipo de servicios así que podes elegir entre viajar de isla en isla con los ferris locales, embarcar en un velero o incluso disfrutar de una comida sobre el mar. Si tenes menos tiempo también podes ponerte en forma con una excursión en kayak que te permitirá descubrir las islas que se encuentran en el pintoresco fiordo de Oslo.

Como pueden apreciar esta pequeña ciudad, puede ofrecer muchísimas alternativas para disfrutarla a pleno, desde historia, naturaleza y arte, su gente es agradablemente cariñosa y predispuesta cuando le pedís algún tipo de información en la calle, están abiertos al turismo de par en par, Gracias Oslo!

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