Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Mientras la política fueguina tomó este fin de semana largo y festejos de aniversarios para Tolhuin y Ushuaia como unas necesitadas vacaciones en el medio de la vorágine electoral, me puse a reflexionar sobre los formatos de campaña y la falta de un conocimiento claro sobre las plataformas de los candidatos. Si bien se puede argumentar que siguen la línea nacional, uno esperaría definiciones claras de todos los candidatos sobre los proyectos concretos sobre los que trabajarían de llegar al Congreso Nacional.

Con eso en mente, en la noche del miércoles tuve oportunidad de sintonizar el debate de los candidatos a diputados por la Ciudad de Buenos Aires, organizado por el programa de TN “A Dos Voces”. Si bien el formato evidenció algunos problemas de planeamiento, más el cambio de reglas de juego del candidato Javier Milei acercándose al final, me puso a reflexionar sobre la utilidad de un debate como herramienta para mostrar las plataformas y pensamientos de quiénes buscan nuestro voto.

Un tiempo establecido, temáticas generales y la posibilidad de realizarse preguntas entre candidatos no es algo nuevo en el esquema democrático occidental: los americanos han hecho una industria del sistema de debates y Argentina optó por adaptar una variación del mismo allá por las presidenciales de 2015, cuando Macri y Scioli se disputaban el máximo cargo ejecutivo. En esta ocasión, al menos que yo recuerde, es la primera vez que veo un debate por diputados para CABA y, en la semana próxima, otro ya pactado con los candidatos por Provincia de Buenos Aires. Entonces, me surgió la interrogante ¿por qué no replicarlo a nivel provincial?.

Sería interesante e informativo escuchar que opinan candidatos como Carolina Yutrovic, Héctor Stefani, Liliana Fadul, Samuel Muñoz Leticia, Daniel Barría, Javier Giordano y Eduardo Cenatiempo. La Ley 19.640 es un tema que seguramente tendría su propio espacio, así como la situación sanitaria, cómo potenciar la economía fueguina y las decisiones que tomarían con respecto a leyes nacionales en discusión.

En muchos casos, las PASO permitieron la democratización en el acceso a la propaganda política, pero no dio herramientas reales para que los partidos más pequeños expresen sus plataformas de forma clara y directa a la ciudadanía. En el caso de los partidos más grandes, vemos una repetición del discurso nacional y pocos son los matices a la hora de pensar en la provincia. Al menos a mí, me da la sensación que esa verticalidad discursiva quita brillo a las figuras políticas locales, cayendo en votar como uno haría en las presidenciales, cuando los cargos y candidatos son otros.

Aunque no la comparto, entiendo la lógica de los partidos hegemónicos: un discurso unificado facilita la identificación con las figuras más populares y evita diversificar recursos en planificar varias plataformas, elementos de folletería, etc. No obstante, la provincia tiene necesidades específicas, un contexto económico y social particular, así como una topografía bastante singular que requiere otro tipo de proyectos e iniciativas. Si bien nuestros diputados votarán leyes de todos los tipos, sería interesante ver que propondrán en el Congreso que beneficie directamente a la provincia, no sólo “levantar” la mano en conjunto a su partido político. Poniendo claro sobre oscuro: los elegimos los fueguinos para que nos representen ¿Qué van a hacer en los cuatro años que deben defender nuestros intereses?.

Sacando el lado de obtener más información y conocer mejor a los candidatos y sus posiciones, también es interesante proponer el debate como un rito de pasaje directo para llegar a un cargo electivo. Necesitamos saber cómo se desempeñarán en sus bancas o sus cargos, cómo se desenvuelven en situaciones donde hay cierta presión de un opuesto (como podría ser una fase de preguntas y respuestas) o si tienen alguna idea superadora en una temática que hoy no es tan explorada.

El debate de la Ciudad de Buenos Aires evidenció estos aspectos que mencioné antes en sus candidatos, dejando más en evidencia a Milei que a otro. También habilitó a una instancia muy interesante como fue las preguntas y respuestas entre Santoro y Vidal, que si bien cuentan con un verdadero ejército de asesores detrás y mucho ensayo, no quita que tuvimos la oportunidad de escuchar sus puntos de vista y sus justificaciones, tanto sobre su accionar como el de sus alianzas políticas.

Tierra del Fuego cuenta con los recursos técnicos para generar un espacio de debate para diputados pero poco tiempo al ser honestos, pero sería interesante empezar a planificar este tipo de iniciativas de cara a las elecciones de 2023. Siempre son positivas las instancias de discusión, de análisis y debate, le permiten a la gente conocer a sus candidatos y poder dar un voto más informado. El miércoles que viene, cuando esté observando en detalle a los candidatos de la Provincia de Buenos Aires, seguramente volveré a tener en mente lo mismo: que lindo sería un debate provincial.

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