Periodista de Tierra del Fuego.

Una promesa de campaña, un negocio millonario y decenas de puestos de trabajos nuevos. El proyecto del Polo Logístico Antártico es algo sobre lo que hemos escuchado en repetidas ocasiones hablar al gobernador de la Provincia, Gustavo Melella, en pos de la ampliación de la matriz productiva. Hoy, con noticias preocupantes que vienen desde Chile y Las Malvinas, parece que este plan infalible para potenciar la producción principal empieza a resquebrajarse ante la aparición de dos nuevos jugadores. ¿Pueden las nuevas operaciones internacionales hacer peligrar el Polo Logístico?.

Dos noticias podrían ser el indicio de un cambio en el paradigma de la logística antártica. En mayo pasado se dio a conocer un vuelo de Lufthansa por el Instituto Alfred Wegener de Alemania hacia el continente blanco. ¿La novedad? El trayecto fue directo de Alemania hasta el aeropuerto de Mount Pleasant en Malvinas, hoy territorio ocupado por Reino Unido. Con 92 técnicos y científicos a bordo, fue parte de la primer operación aeromarítima de este tipo, dejando a los investigadores en el rompehielos Polarstern rumbo la Base Neumayer III, ubicada sobre la Bahía de Atka en la Antártida (cerca de la altura del Meridiano de Greenwich). A esta maniobra se le sumó el anuncio de un nuevo puerto británico en Malvinas, apuntado específicamente a los servicios antárticos.

Cruzando al Océano Pacífico, Chile también anunció por su parte la construcción del Centro Antártico Internacional en Punta Arenas, a unos 253 km de distancia considerando los dos puntos. El proyecto, ya aprobado por el Gobierno de Chile comenzará su edificación en 2022. De buenas a primeras y en un abrir y cerrar de ojos Tierra del Fuego pasó de “tener la vaca atada” a aparecer dos competidores fuertes, no solo por la proximidad geográfica, sino por ventajas comparativas de los propios países. En el caso inglés, al hablar de expediciones del mismo continente, no obstante de haber abandonado la Unión Europea, hay una convergencia en las normativas y especificaciones técnicas que facilitan el vínculo, ni hablar de la profunda billetera que maneja la Corona. En el caso chileno el problema es similar: Chile al contar con un abanico amplio de Tratados de Libre Comercio tiene un acceso rápido y barato a bienes y servicios importados, ofreciendo mejores precios y más variedad que en el caso fueguino.

El problema principal no es el avance actual de Chile y Reino Unido en sus operaciones logísticas antárticas, sino la desidia argentina en consolidar su posición en esta parte del hemisferio. No toca la culpa puede achacársele a la gestión Melella o siquiera a la previa del binomio Bertone-Arcando, aquí el problema tiene que ver con financiamiento y lineamiento geopolítico del Estado Nacional. Si hacer leña del árbol caído, la poca resolución de la gestión previa derivó en un retraso en la lógica del avance de este tipo de iniciativas. Si bien Tierra del Fuego cuenta con la ventaja comparativa de la distancia, cuando miramos cuestiones impositivas, tecnológicas, burocráticas y de infraestructura, la diferencia no es tan considerable como para amedrentar la posibilidad de competencia en el mercado. Así, con una distancia de 1.000 km a la Antártida, Ushuaia podría ver estas operaciones logísticas optando por Chile o, en un giro bastante cruel del destino por la situación de territorio ocupado de Malvinas, yendo a manos británicas.

Si bien ambas operaciones, tanto la chilena como la británica recién han sido anunciadas y no comienzan su construcción, preocupa que la distancia de tiempo, y la consecuente posibilidad de copar el mercado, se vean recortadas de forma tan abrupta. El Polo Logístico Antártico es una iniciativa muy interesante, que no sólo generaría millones para las arcas recaudatorias, sino que abriría la puerta a decenas de puestos de trabajo directos e indirectos. Si pensamos en talleres navales, la plataforma científica, los espacios de almacenamiento de víveres y la indumentaria y equipamiento específica para el clima antártico hablamos de nuevos negocios, más empleados y un crecimiento genuino de la matriz productiva de la ciudad de Ushuaia.

Si la situación ya era mala, el problema en Malvinas no termina ahí. La adjudicación de la obra a la empresa BAM Nuttall no sólo implica una nueva puerta a operaciones antárticas, sino que la ampliación de dicho puerto traerá una mayor explotación pesquera y petrolera en el Mar Argentino, así como según relata Infobae, una “mayor estructura para operaciones militares navales”. Con el contrato en marcha, se espera que para septiembre se haga una presentación del proyecto y los detalles sean más claros. Por lo pronto, las alarmas deberían dispararse tanto en Nación como en la Provincia, no sólo por la pérdida de quizás un negocio millonario, sino por el flagelo a la soberanía legítima que tanto se reclama de dichas islas.

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