“La política es el arte de lo posible” decía Otto Von Bismarck y a esta altura, ya nada debería de sorprendernos. Parece que toda regla tiene su excepción, y el bombazo del acuerdo entre el PJ y FORJA en una lista de unidad para las PASO dejó a uno más con estupor y la pregunta: ¿no eran que estaban peleados a muerte?.
Si bien el Partido Justicialista, representado por los tres intendentes, y FORJA, la gobernación, han sido rivales políticos desde hace tiempo, sumándose también los conflictos por la coparticipación, parece que en el interés de la unidad y seguir el lineamiento que habrían dado las autoridades nacionales, tomarán una breve tregua durante las elecciones de medio término a fin de sacar quizás un resultado histórico en la provincia. Desde Nación no ven con buenos ojos una disputa interna, recordando quizás elecciones anteriores y decidieron optar por encolumnar a todos los aliados de la gestión de Alberto Fernández bajo el estandarte del Frente de Todos.
Ahora bien, hay que analizar el trasfondo de la decisión y cuáles pueden ser las repercusiones que conlleve a la hora de los comicios. En primera parte hablemos del Gobierno Provincial. Si bien todo indicaría que Melella tendría el segundo lugar en la lista, desde San Martín 450 pueden ver esto como una victoria: no presentar candidato era reconocer la derrota y, de presentarse por fuera del Frente de Todos, la mayoría de los números que se manejaban internamente daban una pelea por el segundo lugar. Ya en las últimas elecciones legislativas quedó demostrado que dentro del peronismo provincial, La Cámpora parece tener una porción más grande de la torta que el peronismo histórico o el radicalismo K. Si hacemos memoria, cuando el peronismo fue dividido en 2017, quiénes terminaron entrando fueron Martín Pérez y Héctor “Tito” Stefani del PRO, superando a Laura Colazo, la candidata de la ex-gobernadora Rosana Bertone. Para el Ejecutivo Provincial una lista de unidad minimiza los riesgos, no concede una derrota directa contra el PJ, su adversario más inmediato, y mantiene la cordialidad y relación fluida con Nación, haciendo más viable la inclusión a programas nacionales y obra pública que hoy monopolizan los estamentos municipales.
Por el otro lado tenemos al Partido Justicialista, que quizás no sea el más satisfecho con la decisión, pero entienda la lógica que gobierna a las autoridades ubicadas en Buenos Aires. En Nación piensan en asegurar escaños y no dejarse dividir por la oposición, sumando fuerzas a lo largo de todo el país. No obstante de esa disconformidad en algunos sectores, el Justicialismo contará con el primer candidato de la lista, asegurando así un representante en la Cámara de Diputados.
Quizá el gran ganador, y sin hacer nada, es Juntos por el Cambio. Si bien resulta prácticamente imposible que se haga con el primer lugar, con un buen enfoque de campaña podría agrupar a todos los disconformes con el presidente Alberto Fernández, así como los gobiernos provinciales y municipales. Otro dato interesante es cómo se determinan las dos bancas de diputados: para hacerse con una victoria total el Frente de Todos, deberán duplicar lo que obtenga Juntos por el Cambio más un voto, algo inédito en la provincia. Si a ello le sumamos la presencia de extrapartidarios e independientes en el frente opositor, no es tan descabellado que se “cuelen por la ventana”.
Si hablamos de números, en 2017 Martín Pérez obtuvo el 29,99%, seguido por Héctor “Tito” Stefani con 29,73% y Laura Colazo con 23,22%. En 2019, ya con un gobierno de Macri bastante más golpeado ante la mirada pública, en la elección a diputados, los números cambiaron pero se mantuvo la lógica: Rosana Bertone sacó el 33,6%, Federico Frigerio el 23,6% y Mabel Caparrós el 20,5%. El peronismo siguió primero, ahora con más diferencia, pero Juntos por el Cambio seguía sosteniendo algo de ventaja contra un tercero. Mientras Nación hace la cuenta de sumar al tercero y al primero, superando así el requisito de duplicar más un voto al segundo, uno podría interpretar que con el manejo de la pandemia y los escándalos que rodearon al gobierno de Alberto Fernández la adición de FORJA y el PJ podría no ser suficiente para asegurarse las dos bancas.
Aunque todavía no se han lanzado nombres a la contienda, uno entiende que si Vuoto al mando del PJ opta por un candidato o candidata, será FORJA quién deba buscar un opuesto para equilibrar la lista. Usualmente, mientras un candidato es de Ushuaia, supongamos el primero, el segundo debería ser de Río Grande. Ahora por ley, pasa algo similar con el género, debe haber equidad en la lista para ser válida. Si aplicamos esa lógica, uno entendería que el Partido Justicialista optaría por una mujer de Ushuaia para encabezar la lista, entendiendo el enfoque de género y diversidad que Walter Vuoto le imprime a su gestión, sumado las nuevas dirigentes políticas que han surgido dentro del espacio político en los últimos años, “forzando” la selección de Melella a un hombre de Río Grande. Con este esquema de opuestos, se abren variadas posibilidades en lo que refiere a nombres, haciendo aún más interesante el proceso de conformación de la lista.
Ya con el panorama de frentes casi resuelto y, lo que era una carrera de tres reducida a dos, la pregunta es qué rol ocuparán algunas figuras dirigenciales como las del peronismo histórico acercado a Melella. Si bien sólo el ex-gobernador Juan Carlos Arcando se había pronunciado abiertamente sobre su preferencia por el gobernador sobre el intendente capitalino, más de uno querrá ser una mosca en la pared cuando Arcando, Furlan y Bilota se crucen en el armado de la lista con sus contrapartes del peronismo agrupado bajo los intendencias.
Otro nombre que traerá intriga es el de Ricardo Garramuño, que si bien tendrá un complejo camino en las internas de Juntos por el Cambio, podría ser quién arruine la elección histórica del peronismo unido y su doble toma de bancas en Diputados. Garramuño, no obstante de ser parte del Movimiento Popular Fueguino, en alianza con FORJA, optaría por presentarse como independiente en la interna opositora, donde se mediría con el candidato radical Fernando Gliubich. Quién gane la contienda tendrá que unificar a los disconformes y opositores bajo su bandera, si es que quiere asegurar sus chances de entrar a la cámara alta.
Si bien muchos nombres están en el aire, ya tenemos un panorama de dónde están paradas las distintas fuerzas políticas pensando en septiembre y noviembre. La decisión de la dirigencia nacional, si bien fundada en cierta lógica, cae como sorpresa para muchos, parte y no parte del Partido Justicialista, abriendo la puerta a otro tipo de cálculos a los esperados. Dicho de otra forma, Alberto Fernández entiende que su manejo de la pandemia y la crisis económica tiene un balance positivo que decantará a su favor los famosos votos de los indecisos, el tiempo dirá si la apuesta presidencial rendirá frutos a nivel país y provincia.