Hoy visitaremos una de las islas griegas mas bellas , Santorini, conformada por un pequeño grupo de islas (Thera, Thirasia, Aspronisi, Palea y Nea Kameni). Su capital es Fira con una población estimada de 13.500 personas. Cuenta con un área aproximada de 73km2, localizada al sur del mar Egeo. Forma parte de las Cícladas griegas, un arquipiélago que comparte una historia increíble y un particular estilo de arquitectura. Sus construcciones tienen un aspecto oriental, con casas blancas, marcos de ventanas y puertas en color azul, tal cual las podemos apreciar en las costas de Marruecos o Túnez. Esta isla es la mas meridional, está al norte de Creta, separada a tan solo 65 millas náuticas del puerto de Heraklion, su capital. Así mismo, se encuentra a unos 200 km al sureste del continente griego. Si hablamos de su particular geografía, su esencia, es lo que quedó de una gran explosión volcánica que destruyó los primeros asentamientos existentes, haciendo desaparecer gran parte del territorio. Su espectacular belleza, en conjunto con la rica vida nocturna, la han convertido en uno de los principales destinos turísticos de Europa. Si hablamos un poco de su economía, podemos afirmar que el turismo es la mayor fuente de ingresos a la isla. La agricultura casi es nula por causa de la pobreza del suelo y la minería está prohibida para la preservación de su tierra.
Luego de esta breve introducción, les cuento que hay diferentes maneras de llegar a dicha isla. Una de ellas es a través de Ferry desde Atenas o simplemente de Mikonos, otra isla de gran renombre. Aquí nos encontramos con un aeropuerto con bastante actividad, alta cantidad de vuelos diarios, especialmente en el verano europeo. Por último, tenemos las compañías de cruceros, las cuales permanecen desde un día hasta tres días, dependiendo el itinerario. En mi caso particular, tuve la suerte de conocerla como puerto de escala en crucero, de esta manera aproveché el día desde muy temprano.
Mi primera parada fue directamente en Oía, que decirles, quedé anonadada con lo espectacular del paisaje, tal cual lo vemos en las postales que recorren el mundo. Caminé por cada callecita, casita, un laberinto hermoso, digno para perderse una y otra vez. La paz que encontré ahí no se puede describir, también tuve la oportunidad de ver varias sesiones fotográficas de recién casados o pronto a casarse. Esa arquitectura característica es inolvidable.
No podía perderme el mejor balneario de este destino único, el más famoso es la playa negra, su nombre se debe al color de las pequeñas piedras y arena volcánica que se encuentran a la vera del mar. Estuvimos un buen tiempo de relax, recomiendo siempre llevar calzado apropiado para incursionar en el agua, ya que a diferencia de las playas que conocemos aquí, en todo el mediterráneo son de piedra, de tal manera es imposible meterse al agua descalzos, es decir sin algún calzado que nos proteja el pie.
La isla es super pequeña y a medida que me iba aproximando a su capital Fira, el tráfico se iba intensificando, sumado a sus caminos super estrechos fue casi una odisea poder llegar en tiempo y forma al destino. Una vez arribada, me descontracturé y formé parte de la muchedumbre que va y viene, que recorre, que mira, que visita, que almuerza pero antes de todo esto, me dediqué a pasear por su gran sendero que va de punta a punta en lo mas alto, como si fuera un acantilado pudiendo apreciar un paisaje que te deja sin aliento. Imposible olvidarme esa sensación de estar ahí en el limite entre el cielo y el mar. Luego de una larga sesión de fotos, me dediqué a la zona comercial, la verdad que la indumentaria es exclusiva, enamorada de sus encajes, sus broderies, de sus calzados de cuero con un diseño espectacular. No les puedo negar que en su mayoría predominaba el color blanco en cada camisa, vestido, pantalón, remera que encontraba. A pesar de no haber ido en temporada alta, quiero si, advertirles que la isla al ser tan pequeña tiene una sobrepoblación de turistas, más aun cuando arriban hasta 3 cruceros por día, nos da un total aproximado de 10.000 personas mas. Esto se traduce en hacer filas para todo, desde comprar un agua, ir a almorzar, esperar que te atiendan en un local de ropa o simplemente retomar al puerto para volver a tu barco, este fue mi caso, tuve que calcular casi dos horas antes, ya que tenia tres opciones para ir, una con funicular, la otra bajando arriba de un burro, así como lo leen, terrible y la otra es ir caminando cuesta bajo entre los burros y sus necesidades. Obviamente opté por la primera opción.
Mas allá de estas aclaraciones quiero decirles que por nada del mundo me arrepiento de haber conocido esta maravilla isla. Tiene un encanto que te enamora apenas la transitas. Volvería mil veces más. Gracias Santorini por dejar una huella en mi alma, sos todo lo que está bien.