Lic en Turismo. Viajera por opción. Políglota Especialista en Viajes de Grupos e Incentivos por más de 15 años.

Córdoba es la capital de la provincia homónima, situada a orillas del Guadalquivir y al pie de Sierra Morena. Alberga una población de 325.916 habitantes en 2018, siendo la tercera ciudad más grande y poblada de Andalucía tras Sevilla y Málaga. Fundada por los romanos durante el siglo II a. C., llegaría a ser capital de la Hispana en tiempos de la República romana. No obstante, su momento decisivo trascurrirá durante la dominación musulmana de la península ibérica cuando se convirtiera en Capital del Emirato de Córdoba, siendo la ciudad mas habitada, culta y opulenta de Europa. Actualmente, es Patrimonio de la humanidad, tiene uno de los cascos históricos mas grande de Europa que datan de la época romana.

Dada esta breve introducción, les cuento que llegué en el tren AVE (alta velocidad) desde Madrid, el viaje duró aproximadamente una hora y cuarenta minutos. El trayecto tiene casi 300 km, la verdad el servicio es impecable y  muy cómodo, sale de Atocha y llega al corazón de la ciudad de Córdoba. Aquí permanecimos 2 noches, era el comienzo de un itinerario recorriendo Andalucía. Nos alojamos en un hotel divino de época llamado Hacienda Posada de Vallina,  su ubicación mejor imposible, frente a la Mezquita Catedral, el servicio y atención impecable.

Esta ciudad es muy importante para mi y para Daniela, mi amiga con quien organizamos el viaje. Habíamos estudiado la misma carrera en diferentes épocas pero con algo en común, la misma profesora de Arte, Mónica Barassi, excelencia y exigencia siempre de la mano de esta profesora, creo que nadie puede olvidarla, terminas amando al arte y la arquitectura gracias a ella. En este destino había un atractivo más que interesante por recorrer y fue así el leitmotiv para armarlo.

El día que llegamos obviamente recorrimos todo el casco histórico, casi no circulan autos, mucha construcción en  piedra, variedad de barcitos para degustar tapas en todas las cuadras, recuerdo haber tomado un rico vino blanco frente al Guadalquivir contemplando el famoso puente romano que une la ciudad con esta zona histórica. Es  muy tranquilo y familiar, pocos tiendas pero un clima que te remonta al pasado con un solo cerrar de ojos.

Llegamos a nuestro primer atractivo,  el Alcázar de los Reyes Cristianos, a pasitos del hotel, los tickets se podían comprar ahí directamente, lo impresionante de este destino es que al haber sido dominado por Romanos, Musulmanes y Cristianos ves en cada arquitectura la conjugación de cada cultura, es muy loco ver esta combinación. Visitamos el complejo de punta a punta con una visita guiada. Es casi una fortaleza rectangular con cuatro torres en sus ángulos,  donde su interior se ve la evolución arquitectónica de Córdoba. Me enamoré del típico Patio Mudéjar , su vegetación, el ruido del agua que corre por los canales y las piletas típicas que refrescan  por solo verlas. La paz que encontras en esos jardines no tiene nombre, podes quedarte horas y horas contemplando el paisaje.

Luego de conocer este hermoso complejo, fuimos a uno de los lugares que siempre quise recorrer gracias a Mónica, la famosa Mezquita-Catedral de Córdoba, mucha emoción,  es el monumento más importante de todo el Occidente islámico y uno de los más asombrosos del mundo. En su historia se resume la evolución completa del estilo omeya en España, además de los estilos gótico, renacentista y barroco de la construcción cristiana. Pasó por todas las culturas y cada una de ellas fueron adaptándolas a su culto, ampliando y  remodelando construcciones según necesidades religiosas,  por ejemplo, vemos  una  típica mezquita con su  minarete (torre)  a cargo de  los musulmanes, luego los cristianos insertaron su catedral en el medio del complejo. Esta Mezquita fue la segunda mas importante en el mundo musulmán luego de la Meca hasta la construcción en Estambul de la Mezquita Azul. Creo que la imagen que mas recorrió el mundo es el sin fin de arcos simples y dobles  con sus  rayas características en ladrillo y piedras, te perdes ahí adentro, una maravilla histórica.  Hay que destacar también, otra parte no menos importante de este tipo de construcciones, el patio, y aquí hay uno, el famoso patio de los naranjos,  como su nombre dice, lleno de naranjos y justamente la época en la que fuimos estaban floreciendo, el aroma en el lugar era único. Terminamos ese día inolvidable tomando un rico vino tinto acompañado del mejor jamón de la zona. Todo un deleite.

Mi experiencia fue extraordinaria, la historia que tiene este destino es sumamente interesante y debería estar en la lista de todo viajero!!!

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