Director del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN). Fueguino

Durante el mes de septiembre se llevará adelante el programa ATP 5 (Asistencia de emergencia al Trabajo y la Producción), un conjunto de medidas enmarcadas dentro de dicho programa, orientadas a paliar los efectos de la pandemia en empresas del sector privado y monotributistas. Entre las políticas más conocidas del ATP se encuentran los créditos a tasas bajas para el pago de salarios en empresas cuya facturación haya subido entre 0% y 30% respecto al 2019, y el subsidio destinado al pago de los salarios en aquellas cuya facturación haya caído. Es decir, en función del rendimiento actual en relación al de 2019, se puede obtener un préstamo o un subsidio. 

Hasta acá, existieron 4 rondas del programa. En las primeras 3, calificaron al menos una vez 328 mil empresas, las cuales tienen 3.07 millones de trabajadores. Estas son el 60% de las firmas que generan empleo en nuestro país. Para la cuarta ronda, calificaron 135 empresas para el pago de salarios de 1.4 millones de trabajadores. A su vez, 65 mil empresas lograron acceder al crédito a tasas bajas para la asistencia al salario de 400 mil empleados. En definitiva, se destinaron más de 121 mil millones de pesos, de los cuales casi 49.900 millones corresponden a la primera ronda, 40.900 millones a la segunda, 30.600 millones a la tercera y 27 mil millones en la cuarta.  Cabe destacar que el número de empresas asistidas y el monto erogado viene mermando producto de la leve recuperación económica.

Durante el miércoles pasado, en una reunión del Gabinete Económico en donde se encontraban distintas autoridades nacionales se delinearon las pautas para lo que sigue. La novedad en lo que respecta a la modalidad, radica en beneficios para aquellas empresas que, además de sostener el empleo actual, sumen nuevos trabajadoras y trabajadores a sus filas. En dichos casos, los créditos otorgados como asistencia al pago de salarios tendrán un descuento en las cuotas a pagar, es decir, un subsidio a las mismas, como incentivo a la generación de empleo en este contexto tan complejo.

Por otro lado, se decidió incorporar a nuevos sectores en situación crítica al universo de empresas que reciben ayuda de forma más focalizada e intensiva. Algunos de ellos son, el transporte de larga distancia y el transporte escolar, la gastronomía y los jardines maternales.

En el caso de Tierra del Fuego, la cantidad de empresas inscriptas en el programa ha venido a la baja, en consonancia con lo sucedido en el resto del país. Por citar un ejemplo, durante la primera etapa se inscribieron 1.945 empresas, pasando a 1.222 en la tercera etapa. Por otro lado, se pasó de un universo de 15.454 empleados a 7.842 a cubrir con el complemento al salario, para las mismas etapas de análisis. Una cuestión a tener en cuenta es la prevalencia de las PYMES entre las solicitantes. En la primera fase, representaban el 65% de los trabajadores a cubrir de la provincia, pasando al 85% en la tercera fase. Esto va acompañado con el retorno a cierta normalidad en la actividad de las empresas grandes durante varias fases del año, lo cual permitió que las mismas no soliciten u obtengan la ayuda estatal. En cambio, la recuperación viene más lenta para las pequeñas empresas, las cuales se enfrentan a un contexto más vulnerable y tienen menos espalda para sobrellevar este momento. Habrá que ver cómo evolucionan los datos para la fase 4 y 5 del ATP para corroborar si la situación empeoro o mejoró teniendo en cuenta el rebrote de casos en Río Grande.

Para finalizar, esta es una buena herramienta para sostener la actividad, el empleo y la misma existencia de las empresas, siendo una búsqueda importante para mantener el entramado productivo nacional, lo cual es fundamental para definir la velocidad de la recuperación económica post pandemia.

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