Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Después de 5 días de intensa negociación, los líderes de la Unión Europea lograron un acuerdo macro financiero por más de 1 billón de euros, destinado a subvenciones y créditos por el período fiscal de 2021 a 2027. El acuerdo histórico tendrá por objetivo reactivar las castigadas económicas post-pandemia, y se financiará a través de emisiones de deuda conjunta.

Impulsado por los principales líderes políticos europeos, Macron y Merkel, el acuerdo brindará a los países, según las proyecciones de recesión de sus respectivas economías, créditos blandos y subsidios para que impulsen sus industrias y cubran la caída del empleo privado.

El acuerdo histórico, firmado por unanimidad, tuvo sus tensiones. Opuesto a las posturas alemanas y francesas, se encontraban los Países Bajos liderando una coalición con Austria, Suecia y Dinamarca, que buscaban un enfoque más conservador y austero al paquete de medidas.

Para que nos demos una idea, el plan europeo dará en subsidios por año, un monto superior al de la deuda externa argentina el día de hoy. La Unión Europea destinará algo así del 17% de su renta nacional bruta en distintos mecanismos. Los fondos serán dedicados en un porcentaje a subsidios y préstamos, pero alrededor de 540.000 millones de euros tendrán como destino la regulación de empleo, gasto sanitario y avales a empresas.

Más allá de los gigantes montos de los que estamos hablando, lo que es de gran importancia es el tipo de plan, nunca antes aplicado. La Unión Europea tomará deuda, logrando el acuerdo económico de mayor importancia desde la creación del euro, según el comisario europeo de Economía, Paolo Gentilloni. ¿Por qué la Unión Europea toma esta decisión? Sin un apoyo fuerte a las economías de los países miembros, no sólo habrá un impacto real en cada territorio, sino que podría derivar en una fragmentación de las cadenas de valor que los países mantienen entre sí, base fundamental de la UE. Si no hay vínculos fuertes entre los países que justifiquen la existencia de la Unión, podríamos ver en el futuro cercano nuevos intentos de separación, como el Brexit.

Una de las principales impulsoras del programa, y con gran peso en la toma de decisiones de la UE, fue Ángela Merkel. La canciller alemana siempre fue reacia a la toma de deuda, pero derivado de la crisis del covid-19, optó por acercarse a la postura de Macron y alejarse de la propuesta por Rutte, el primer ministro de los Países Bajos.

No obstante, hay ciertos peligros con la toma de deuda y el envío de fondos a los países miembros. En más de una ocasión, ha habido reclamos al sistema de control de la Unión Europea, que envía fondos a sus miembros pero no hace un seguimiento del destino. Principalmente el reclamo deriva del enriquecimiento de ciertos grupos allegados al poder de los países de Europa Central. Merkel, prefirió obviar ciertos sistemas de control propuestos por Alemania, para acelerar la entrega de fondos.

En los últimos meses, hemos visto un giro de hasta los estados más conservadores y de escuela liberal, hacia una postura más keynesiana o de Estado de Bienestar. La crisis económica derivada del covid-19, amenaza con ser de mayor escala que la Gran Depresión de los años 30’, por lo que en muchos casos se han tirado manuales por la ventana y optado por las soluciones más pragmáticas.

Las circunstancias han sido extraordinarias y sin precedentes en esta crisis económica. Las últimas crisis a las que se había enfrentado el mundo eran de carácter financiero, mientras que esta deriva de la incapacidad de producir o ofrecer servicios por una cantidad extendida de tiempo. Sin embargo, las autoridades de los distintos países tendrán que revisitar las formas de trabajo tradicional y las alternativas que pueden ofrecer para descentralizar actividades.

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