Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Durante las últimas semanas recorrimos diversos temas: las formas de aplicación de la cuarentena, así como algunos posibles impactos en la economía mundial. Hoy, luego de escuchar que la AITA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo)  se declaró el default frente a las agencias de viajes, parece necesario desarrollar cuál será el impacto de la pandemia en el sector.

Primero, lo fundamental sería explicar qué implica que la AITA declare default ante las agencias de viaje. De base, podemos decir que no pagará los compromisos previos, debido a la masiva cancelación de vuelos y los costos absorbidos por las reprogramaciones. En cambio, buscará un esquema más flexible de pagos y otorgar bonos a quienes aún deban repogramar sus vuelos. A primera lectura, parece un arreglo entre los grupos de aerolíneas multinacionales, conocidos por cotizar en bolsa o contar con respaldos estatales, pero el impacto final lo sufrirá el mayorista y el minorista de la agencia de viajes. Con ventas que ronda el 50% menos que el año anterior y más de un tercio de la flota de aeronaves en tierra, podemos decir que la industria atraviesa su peor crisis desde su creación. Como contraparte al no pago, la AITA ofrece seguir prestando su servicios a los agentes que mantienen deudas. La falta de liquidez en el sector, dificulta a su vez la devolución de pasajes en efectivo, una mecánica común ante cancelaciones. En cambio, se mantendrá un sistema de vales o bonos, para canjear; restará ver si una vez retomado el servicio aéreo no hay “cambios en los precios” que obliguen al cliente a abonar un extra.

Planteada la situación, analicemos el escenario local. El ecosistema económico fueguino depende en gran parte del turismo, enfocado principalmente en la ciudad de Ushuaia. En general, hablamos del segundo creador de empleo privado en la provincia y una de las principales fuentes de divisas extranjeras. El golpe aún no se nota del todo en la isla, principalmente por la estacionalidad del turismo, siendo fines de diciembre, enero y principios de febrero la temporada alta. El primer cimbronazo lo notaremos en el mes de julio, cuando un buen afluente de turistas nacionales y extranjeros (principalmente Brasil, que no tiene una cuarentena tan estricta como Argentina) visitan la provincia. Si consideramos un escenario regresivo, donde la economía argentina está cayendo por debajo del 5% y Brasil sigue en pleno auge de contagio del COVID-19, la ciudad estaría vacía.

Otro punto no menos importante son los cruceros: en un informe elaborado por el Board of Innovation sobre la economía de bajo contacto; encontramos que es muy probable que las actividades más afectadas, aún cuando la curva de contagio esté aplanada, será el turismo con aglomeración de personas. En otras palabras, los cruceros. La recalada de cruceros no sólo activa el puerto de Ushuaia, sino que genera un gran movimiento de visitantes que realizan compras y utilizan servicios provistos por el sector turístico.

Hoy la pandemia tiene a casi un tercio del planeta en algún tipo de cuarentena, variando dependiendo del país. Se prevé a su vez un auge histórico en el desempleo mundial y, ante una crisis económica, un cambio geopolítico que potencie la xenofobia y el racismo, haciendo que el desplazamiento se vea restringido.

Si revisamos los números de la última crisis mundial, la crisis inmobiliaria de 2008, veremos que los consumidores en promedio optaron por reducir en un 40% los gastos en bienes y servicios de lujo y hasta los bienes de primera necesidad vieron un recorte del 20% en los 12 meses posteriores a la crisis.

Tomemos el caso chino, analizando el consumo de bienes y el impacto que esto tuvo en sus industrias. Durante el Año Lunar Chino, cuando recién comenzaban las cuarentenas, el consumo se vio apuntado a bienes esenciales como alimentos, pañales, leche. Los patrones de consumo se fueron modificando propio de la crisis económica y la inestabilidad a futuro. Es muy probable que en el mediano plazo se experimente la misma tendencia a nivel mundial: se compra lo básico y las actividades de recreación, hasta aún las pagas, tomen un enfoque más virtual.

Con pocos escenarios alentadores y el cambio de paradigma en el consumo, veremos que las actividades de alto riesgo al contagio, ya sean por la cantidad de personas (recitales, cruceros, cines) o por el riesgo de traslado (traslados tanto por negocios o por placer), se verán fuertemente afectadas. El cruce entre fronteras será más complejo, debido a que cada país se encuentra en un estadio diferente en la curva de contagio y el turismo interno no alcanzará para tomar la oferta existente, derivado de la crisis económica.

Aún no hay declaraciones a nivel nacional sobre los nuevos esquemas de trabajo establecidos para proteger a la actividad, pero queda claro que las PyMEs turísticas y hasta los grandes conglomerados, necesitarán de fuertes políticas estatales que les permitan subsistir los primeros años hasta que las economías más desarrolladas logren repuntar.

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