Director del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN). Fueguino

La nueva ley, aprobada por el Senado, buscar regular el ordenamiento y la composición de los productos en las góndolas de los supermercados de manera tal que las pymes puedan tener un cupo garantizado en las grandes cadenas de comercialización y así, mediante la competencia, poder generar un ancla anti inflacionaria.

La medida generó consenso en una buena parte del Congreso, tanto en Diputados en primera instancia, como en Senadores en la semana pasada. En este último caso, no hubo votos en contra a esta medida, aunque si 4 abstenciones. En Diputados, donde existe mayor polarización en la composición de los espacios políticos representantes, el proyecto tuvo 180 votos a favor, 18 abstenciones y tan solo un voto negativo.

Sin embargo, y más allá de este acuerdo casi general a la hora de su votación, no faltaron críticas por parte de la oposición al proyecto, buscando mostrar a la iniciativa como intrascendente a la hora de ser una herramienta para combatir la inflación, dado que, según ellos, ya existen en los papeles distintas instituciones (como defensa al consumidor y defensa de la competencia) para controlar arbitrariedades, y que en todo caso, hace falta mayor voluntad política para controlar los precios, con el conjunto de herramientas ya existentes.

La ley en cuestión dictamina que un producto de una marca no podrá superar el 30% del espacio disponible en la góndola que comparte con productos iguales o similares, por otro lado, tanto en góndolas como en islas de exhibición y hasta en los exhibidores más próximos a las cajas registradoras, debe haber un mínimo de 50% de productos de empresas pymes. También se establece que los supermercados deben ofrecer un mínimo de cinco proveedores de un mismo producto por góndola, y la prohibición del alquiler de espacios preferenciales en góndolas o locaciones virtuales, al considerarse ésta una «exclusión anticompetitiva». Por último, los productos de menor valor no pueden ser ubicados en sectores de escasa visibilidad sino colocados a «una altura equidistante entre el primer y último estante» de la góndola como así también en locaciones virtuales estos productos deberán publicarse «en la primera visualización de productos de la categoría en cuestión».

En mi opinión esta ley constituye un importante avance en las condiciones de comercialización para los productores de la economía popular, las pymes y las economías regionales en general al posibilitarles entrar en un segmento masivo de ventas directas. Por otro lado, uno de los grandes problemas productivos en Argentina es el de la excesiva intermediación, en donde marcas importantes absorben a precios irrisorios la producción de las mipymes, dejándoles un margen de ganancia excesivamente bajo y en peligro continuo frente a la volatilidad de nuestra economía. Este fenómeno de pase de manos innecesario en la producción, infla los precios sin añadir un aumento en el valor agrego de lo que consumimos obligándonos a pagar más. La dinámica del aumento de precios, es decir si aumentan mucho o poco y a qué velocidad, es otro cantar. 

Por este mismo motivo, no necesariamente habrá un impacto anti inflacionario de primera mano, pero si una mejora en las condiciones de trabajo de pequeños productores que podrán ver viables sus actividades y luego, si logran abastecer de manera adecuada todo el espacio a ocupar en las cadenas de supermercados, competir a gran escala y generar un beneficio para los consumidores.

Por último, la ley en definitiva tiene planteos más que interesantes y contempla demandas históricas de productores que reciben poco por lo que producen y consumidores que pagan mucho por lo que compran. Será interesante ver la aplicación y el control para que efectivamente se cumplan estos postulados y se federalice realmente esta norma.

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