Director del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN). Fueguino

Durante el primer mes de este 2020 continuó la tendencia superavitaria de la balanza comercial argentina, en donde hubo un saldo neto de 1.015 millones de dólares. Este resultado refuerza la tendencia observada durante todo el 2019, en donde existió un resultado positivo en todos los meses, concluyendo en un resultado a favor de nuestro país de 15.990 millones de dólares.

No fue particularmente un crecimiento de las exportaciones lo que permitió seguir en esta senda, sino más bien la continuada caída en el volumen de importaciones. En ese sentido, las exportaciones del mes de enero cayeron en un 0,8% con respecto al mismo mes en 2019. Sin embargo, las importaciones tuvieron una importante merma del 16,1% para el mismo periodo de análisis. Esto permite consolidar el cuadro de situación ya planteado. 

Evidentemente, La ultima devaluación (previa a la reinstauración del cepo) sumada al impuesto PAIS (que grava las compras al exterior en un 30%) han contribuido al achatamiento de las importaciones, mientras que las exportaciones mantuvieron un volumen similar al del año pasado. Esto supone que claramente la forma que se ha encontrado para equilibrar el comercio exterior es a través del ajuste en las compras. Diseñar politicas para lograr ventajas competitivas y mejorar las exportaciones parece ser primero un camino de largo plazo y segundo, más complejo en un mundo que aplica proteccionismo como medida para proteger su economía.

El sostenimiento de nuestras exportaciones se vió apalancado por un crecimiento importante en los productos primarios, el cual tuvo una mejora del 16,5%. Mientras que, por el lado de las importaciones, se observa una dramática caída en el rubro de vehículos automotores del 47,7%.  

Hasta este punto, se podría decir que se observa un buen panorama en lo relativo a comercio exterior. Los números de todo 2019 sumados a los entregados en enero muestran que uno de los grandes problemas de los últimos años parece estar bien encaminado. 

Sin embargo, hay dos cuestiones que preocupan. Por un lado, se observa un deterioro en el rendimiento del intercambio comercial respecto a los últimos meses. Solo por citar algunos ejemplos, en noviembre y diciembre de 2019 el saldo positivo se encontró por encima de los 2000 millones de dólares. Además, el resultado obtenido en enero de este año es superior al rendimiento de tan solo 3 meses del año anterior. Si bien hay que tener en cuenta la dinámica del campo y sus movimientos de acuerdo a las expectativas respecto a lo que hará el gobierno, no hay que descuidar el desgaste obvio en la balanza comercial luego de medidas paliativas o de corto plazo como la devaluación. Por otro lado, la generación de superávit via aplacamiento de las importaciones parece posible en escenarios de recesión. Si la economía doméstica vuelve a tomar dinamismo, ¿Cuánto tiempo pasará hasta que las importaciones comiencen a crecer? 

En definitiva, es muy positivo lograr una cierta estabilidad en el plano externo, aunque sea en lo respectivo a la comercialización. Queda por resolver el complejísimo problema de lograr mantener esa estabilidad en ciclos de crecimiento para consolidar procesos de desarrollo y redistribución del ingreso sustentables.

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