Periodista. Fueguino por nacimiento y elección

La campaña política de cara a las elecciones provinciales del próximo 16 de junio permite analizar las nuevas metodologías que buscan persuadir al ciudadano y sumar ese voto en la carrera electoral.

La posibilidad trunca del debate obligatorio a candidatos en Río Grande por decisión de los concejales; la negativa del intendente Gustavo Melella a la iniciativa pública de la gobernadora Rosana Bertone para un intercambio en el mismo sentido; o la proliferación de boletas y spots publicitarios en cuanta red social se utilice, son indicios claros de que la política –o los políticos- trabajan en nuevas estrategias.

Quizás sólo sobreviva, de las antiguas formas, la tradicional caminata por distintos puntos de la ciudad para acercar un libreto de propuestas con los principales referentes de las listas; una receta que se repite prácticamente de forma diaria por la mayoría de las fuerzas políticas y, sobre todo, los fines de semana en las tres ciudades de la provincia.

Candidatos apoyados por decenas de militantes que acompañan los recorridos y golpean la puerta de cada vecino, en algunos casos, realizando reuniones en casas para repasar sus propuestas.

Pero, claro está, en la actualidad el foco de las campañas políticas ya no está en los medios tradicionales. El contacto con el votante –el vecino, en definitiva- es a través de las redes sociales, con una alta exposición a un sinfín de comentarios que califican, cualquiera sea, las publicaciones de los aspirantes a un cargo público.

Facebook, YouTube e Instagram son algunas de las plataformas más elegidas por los espacios políticos. Los spots –videos de escasos segundos de duración- surgen en medio de otro video que el usuario está reproduciendo y que, inevitablemente, capta la atención –y agota la paciencia, en ciertos casos-.

El punto positivo para la contienda electoral, y para la comunidad, es que las nuevas formas generan mayor equidad entre los candidatos, porque una publicidad en redes sociales representa una erogación menor a la de un spot de televisión y prácticamente iguala las condiciones de los partidos en disputa.

En las antípodas aparece una práctica, hasta ahora, sin solución: las “fake news” o “noticias falsas”, tan utilizadas por Tierra del Fuego.

Las fake news tienen como objetivo divulgar noticias irreales o, mejor dicho, desinformar. En más de una ocasión, funcionarios públicos debieron salir a aclarar sobre la veracidad de las mismas, ante la inmediata réplica –a gran escala- de la información falsa.

Particularmente en esta campaña, las fake news se convirtieron en una de las herramientas principales para denostar y desprestigiar constantemente otros candidatos o espacios políticos antagónicos.

En algunos casos, son enlaces (“links”) que permiten ingresar a un portal; en otros, la noticia directamente está escrita en la publicación de la red social.

¿Cómo se potencia el uso de las fake news? A través de la herramienta “Compartir”, a la que acceden los usuarios, sin chequear la veracidad de la información que comprenden los artículos.

La divulgación de noticias falsas –a escala mundial- generó la preocupación de Mark Zuckerberg, quien en septiembre de 2017 anunció una serie de medidas para contrarrestar el flagelo, aunque todavía sin un resultado positivo elocuente.

En Tierra del Fuego, la campaña por las redes y las Fake News son apenas dos de los elementos en juego que está demostrando la carrera electoral que finalizará en poco menos de dos semanas, con un claro enfoque en debilitar al otro. Hasta ahora, esos son los pilares de una pobre discusión donde los protagonistas parecen definitivamente al tan ponderado debate público.

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