Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

 

Quizás cuando mencionamos India en muchos casos se piensa en espiritualidad, el Taj Mahal, las festividades como Diwali o Holi (las festividades de las luces y los colores respectivamente). En mi caso lo primero que se viene a la mente es dualidad. La India es uno de los países más densamente poblados (en camino a ser el de mayor cantidad de habitantes dentro de algunos años) y su economía (el consumo de bienes) tendrá peso a nivel mundial. Es el país con planes espaciales y gente que aún siembra y cosecha manualmente. Es el país pacífico (o esa percepción se tiene en Occidente por Gandhi) mientras que la violencia es casi diaria (con sus vecinos pakistaníes, con sus mujeres). Es el crisol de culturas y religiones conviviendo, así como donde los Sikh mataron a una presidente electa (Indira Gandhí). ¿A qué quiero llegar? La India es un lugar donde dos cosas aparentemente opuestas pueden coexistir o integrarse en una nueva.

Aadhaar es un sistema de identificación que incluye datos biométricos lanzado por el gobierno indio a fin de registrar de una vez por todas a su población. El gobierno de Modi busca combatir un problema tan antiguo como el estado: la falta de datos oficiales en cuanto a población: antes de este sistema 200 millones contaba con carné de conducir y aproximadamente 65 millones tenían pasaporte. En una país de 1.330 millones de personas que menos de 300 millones tengan identificación es un problema. Hoy Aadhaar cuenta con más de mil millones registrados; es una herramienta que cubre todas las áreas del estado: impuestos y acceso a las ayudas sociales.

El sistema consiste en una tarjeta con un código de 12 números con fotografía, huellas digitales y escáner de retina. Si hacemos la comparación es bastante similar a nuestro DNI, nada más que la cantidad de números crece por una cuestión de lógica (nuestro país entero tiene la población de dos ciudades grandes como Mumbai y Delhi). Por su reciente creación incluye otro método como el escaneo de retina. La India pasó de ser un país donde pocos tenían acceso a una identificación a incorporar uno de los sistemas más novedosos, implementado en un país gigante, donde habita más de una séptima parte del mundo.

¿De dónde viene la polémica?

Además de las actividades estatales que el Aadhaar cubría, se sumaron algunas privadas: bancos, escuelas, compañías de celular. Todas estas instituciones que antes realizaban formularios de identidad propio o no eran visitadas asiduamente (el sistema financiero) ahora tomaron como primer paso el pedido de la identificación.

Luego de una presentación en contra del uso compulsivo en casos de privados la Corte Suprema falló en favor de los ciudadanos y tanto bancos como compañías telefónicas no podrán demandar el uso del Aadhaar. Aquí es donde se vuelve confuso: de los jueces una minoría instó que el proyecto entero era anticonstitucional y la mayoría terminó fallando en contra del uso en el privado pero no se aplicó ninguna medida para recuperar la información que los privados ya poseen. Aclaremos algo: el Aadhaar contiene principalmente los datos de un DNI o pasaporte promedio, no da información sobre los otros servicios a los que se está registrado. En el caso indio dado que el uso de una identificación regular no es común y tienen una tendencia a manejarse informalmente la estandarización genera rechazo. El ciudadano promedio no está bancarizado o si lo está mantiene el esquema de andar con el efectivo en el bolsillo; las tarjetas son cosas de turistas o gente rica.

Traslademos el caso a Argentina: ¿Alguien se imagina ir a sacar un crédito, abrir una cuenta de banco o comprar un celular nuevo sin el DNI? En nuestro caso particular funciona desde el 68’ y antes contábamos con la Libreta de Enrolamiento o Libreta Cívica ( la mayoría de los abuelos aún la tienen). Hoy casi el total de la población tiene acceso a un documento de identidad y su uso permite el entrecruzamiento de información (pensemos en el Veraz, las bases de datos policiales o de PSA, etc). ¿Es una violación a nuestra privacidad o simplemente una forma de control para el estado? En nuestro caso es algo para facilitar la vida de todos, mientras que quizá para los indios era una invasión a sus datos personales.

Un documento único, sin diferencias visibles, en un territorio donde la gran mayoría sigue manejándose con el viejo sistema de castas (abolido, pero presente en el sustrato cultural) podría beneficiar terriblemente a la sociedad y empezar a dejar de lado la discriminación sistemática. Otros dirán que la entrega de sus datos consiste en una violación de sus datos personales y el proceso debe ser de voluntad propia. A lo siguiente surge la pregunta: Si las compañías indias están obligadas a realizar el formulario sin identificación ¿Cómo se puede evitar que hagan una diferencia y rechacen todos los que no cuentan con el nuevo sistema?.

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