Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Navidad es y será un evento celebrado de forma global, sin importar raza o religión. La festividad, ya lejos de su origen más litúrgico, hoy se ha convertido en una fiesta que trasciende barreras culturales de todo tipo.

En Argentina, el festejo de navidad, en general concentrado alrededor de la cena, tiene a ser una reunión familiar o con amigos y no está limitado a una comida: si bien la famosa “mesa fría” y el asado siempre suelen tener alguna participación, lo importante es reunirse.

En otros lugares del mundo la cosa cambia: en años anteriores hablamos del Festival de Luces en Filipinas y la curiosa navidad japonesa: donde KFC, la cadena de pollo frito norteamericana, se convirtió en un estandarte luego de una peculiar campaña de marketing. En este caso, repasaremos algunas tradiciones que suelen llamar la atención a más de un lector.

Krampus: el antagonista de Papá Noel

Descripto como un demonio salido de las montañas alpinas, con lagos cuernos y algunos rasgos antropomórficos del carnero, Krampus es quien toma las riendas en los festejos navideños en lo que refiere a los niños que se han portado mal. La traición, principalmente austríaca con algunas representaciones en el sur de Alemania, es el reemplazo a la “pieza de carbón” que tanto hemos visto en películas y series. Mientras Santa Claus reparte frutos secos, mandarinas y dulces, Krampus va repartiendo azotes a los que no tuvieron su mejor comportamiento. 

La tradición es parte de la cultura pagana germánica; donde los cazadores utilizaban restos de animales para disfrazarse y asustar a los demonios del invierno a lo largo del otoño. Si bien su práctica fue perseguida por la Iglesia Católica, a partir del Siglo XVII decidieron integrarla al concepto de navidad para llegar a más fieles. Podemos ver ejemplos similares en Alemania, Suiza, Eslovenia y República Checa.

Los mimos en Letonia

En Letonia, país de Europa del Este, pegado al Mar Báltico, tiene una curiosa tradición: actores amateurs se disfrazan de animales como lobos, osos y cabras , ocultando sus rostros, recorriendo los barrios y asustando, a través de canciones y danzas, a los espíritus malignos del área. Las familias que viven allí, agradecidas, les ofrecen alimentos y bebidas. Si uno de los actores es descubierto por sus vecinos, deberá retirarse la máscara. También de origen pagano, a tradición de utilizar máscaras para representar animales busca conectar con la tierra y el concepto de fertilidad, así como asustar a los espíritus. Además, se realiza la quema del tronco Yule, donde en una masiva fogata se simboliza la quema de los problemas e infortunios del año que ha pasado.

El plato típico más feo: Groenlandia

Sin ánimos de ofender, si a uno lo invitan a una mesa navideña con este ingrediente presente, lo más probable es que se retire en el instante. En Groenlandia, aunque ahora más globalizado, sigue estando en las mesas el mattak, carne cruda de ballena con un poco de grasa, así como el kiviak, donde se envuelve con piel de foca unos cientos de alcas (pájaro de la región), se entierra durante varios meses y luego se come en ocasiones especiales. Esta última, es una tradición puramente Inuit y bastante rara hoy en día.

Ucrania: ¿Arañas en el árbol navideño?

Con una base en una historia popular del Siglo XIX, la leyenda se ha vuelto tan famosa que ha llegado a todos los hogares del ex-paìs soviético. Según relata la historia, una viuda era pobre y no podía decorar el árbol que tenía con sus dos hijos pequeños. La mujer, decidida a colocar algo, utilizó nueces y frutas como adornos. Durante la noche, un grupo de arañas tejió sobre el árbol una extensa telaraña, que al amanecer, convirtió sus hilos en plata y oro. La tradición ahora, involucra colocar telarañas por todo el árbol, así como una pequeña araña escondida entre sus ramas. El que la encontrase primero tendrá premio doble: será el primero en abrir sus regalos y ganará uno extra especial para la ocasión.

Como vemos, Navidad tiene muchas formas de festejarse y muchas facetas en distintos puntos de la historia. Hoy, dependiendo de la región, es una amalgama de costumbres nativas, liturgia religiosa y tradiciones posmodernas que los más jóvenes traen a la mesa. Sin embargo, lo más importante no pasa por el cómo y el qué, sino con el quién: como toda celebración, la navidad es sobre estar con nuestros seres queridos. En este año tan complejo no sólo desde lo sanitario y desde lo económico, la celebración cambiará un poco, pero no perderá su espíritu.

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