Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Este domingo marca el comienzo de un nuevo proceso político en la República Argentina. Ante una multitud reunida en la Plaza del Congreso, el flamante presidente Javier Milei realizó su discurso inaugural, minutos después de jurar en el reciento. El contenido, duro y hasta por partes desesperanzador, no fue nuevo: palabras más o menos el economista liberal hizo campaña con el ajuste que reafirmó en sus palabras ante la militancia.

Podemos decir muchas cosas de Javier Milei, pero que es inconsistente en su retórica no es una de ellas. Hace 2 años, cuando arrancó aquella travesía política por el sillón de Rivadavia el economista impulsó un diagnóstico que sostuvo hasta el día de hoy: la cosa no da para más. La emisión monetario, la estructura estatal, y las políticas que describe como “colectivistas”son las causas de la inflación, la pobreza y crisis social que vive la Argentina. Lejos de buscar dar un mensaje moderado o que transmita calma a la ciudadanía, Milei arremetió utilizando terminología vinculada con la catástrofe: hiperinflación, 90% de pobreza posible ante el descalabro deficitario y que la situación “empeorará antes de mejorar”, siendo esta luz al final del túnel al menos dos años en el futuro, según su propía teoría.

Acompañando al presidente, su vicepresidente Victoria Villarruel y los diversos ministros y asesores que conformarán el gabiente, aparecieron figuras como el ex-presidente Mauricio Macri, orquestador político de la alianza LLA-PRO, el ex mandatario Jair Bolsonaro, que recibió el mismo trato que otros líderes en ejercicio de sus cargos. También hicieron acto de presencia presidentes regionales como Boric de Chile, Luis Lacalle Pou de Uruguay, Daniel Noboa de Ecuador y Santiago Peña de Paraguay. Del viejo continente estuvieron el Rey Felipe de España, Viktor Orbán de Hungría, Vahagn Khachaturyan de Armenia y Volodimir Zelensky de Ucrania, con quién Milei mantuvo un fuerte abrazo y conversación minutos antes de dar su  discurso. Dentro de los ex-mandatarios nacionales, destacaron Eduardo Duhalde y Adolfo Rodríguez Saá, que compartieron en el Congreso junto a los gobernadores provinciales un saludo posterior a la jura así como la Plana Mayor de las Fuerzas Armadas y los jueces de la Corte Suprema.

¿Por qué Milei optó por un discurso cargado de críticas a gestiones pasadas? A su entender, lo más importante de este domingo de asunción era marcar que recibe “la peor herencia de la historia del país”. Si uno escuchaba a sus diputados luego del discurso, la gran mayoría reforzó este punto, buscando justificar el severo ajuste que le espera al Estado, ya no la casta, con las medidas que impulsarán en el futuro cercano.

Ante este panorama que se avecina para el país, el nuevo presidente remarcó que “quien corta la calle no recibirá asistencia del Estado: el que corta no cobra”, a modo de amedrentar las más que seguras manifestaciones que vendrán en respuesta al plan de la motosierra por el que tanto cantó la militancia durante el discurso del economista. La realidad es que el área de Seguridad, bajo la esfera de la dirigente del PRO Patricia Bullrich, tendrá un rol fundamental en el principio del mandato: no solo deberá evitar situaciones de caos y violencia ante posibles reformas, sino que con el narcotráfico y Rosario en la mira, podría ser la única fuente de “buenas noticias” en los primeros años de gobierno.

Quizás lo más curioso, o hasta extraño, es que gran parte de su discurso de casi una hora Milei resaltó que “no hay plata” y lo que se vendrá será “un ajuste sin espacio para gradualismos”. Ante medidas que uno consideraría tremendamente impopulares, la militancia festejó. Ante esta situación, uno inferiría que ha habido un cambio de paradigma: la sociedad argentina entiende que la única forma de conseguir una mejoría real hacia el futuro, implicará un sufrimiento en el corto plazo. O por el contrario, podría ser que la ciudadanía no dimensiona cuál será el verdadero impacto del ajuste al Estado, que aunque no esté abocado al sector privado de forma directo, contraerá la economía y repercutirá en este sector de la economía.

La primera semana de gestión, ahora ya con los nombramientos realizados, será una crítica para la gestión de Milei. Desde un comienzo, será fundamental la capacidad de negociación de su ministro del Interior Guillermo Francos, que ejerce de puente político en las cámaras legislativas, siempre con el objetivo de conseguir los votos necesarios para aprobar la famosa, peor aún desconocida, Ley Ómnibus que hasta podría presentarse por apartados temáticos.

Por ahora, lo que se sabe es que la mañana del lunes contará con una conferencia de prensa, donde se presentarán las primeras medidas y se darán mayores precisiones sobre las reformas que pasarán por el Congreso. El gobierno de Milei deberá ser uno de mucha muñeca política, dada su baja representación en las cámaras y el quiebre de paradigma que representa su ideología. Ahora, ya con la camiseta de oficialismo, los liberales deberán entablar puentes con la “casta”, que desde la oposición tendrá un lugar fundamental para definir si el ajuste se da y en qué nivel de profundidad.

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