No es novedad que las cosas están cambiando en Río Grande. Se ve en las calles con las obras de infraestructura vial, en el embellecimiento de la costanera con una imponente obra y también en el apartado productivo. Hace pocos días, la Municipalidad anunció que abrió la licitación para la construcción de la Tecnoteca Río Grande. La obra, que contará con una inversión de más de 1.000 millones de pesos, tendrá por objetivo capacitar a las juventudes en áreas fundamentales para una matriz productiva industrial como es el caso de la ciudad, contando con laboratorios de robótica, inteligencia artificial, programación y producción audiovisual.
La gestión del intendente Martín Pérez, que no es extraña a lanzarse de lleno a proyectos de larga proyección pero importantes para el futuro de la ciudad, inició el camino para alcanzar la Tecnoteca allá por abril de 2021. En un trabajo articulado con el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Banco Interamericano de Desarrollo que financiará parte del proyecto junto al municipio y la Agencia de Promoción Científica y Desarrollo de la Nación, se logró avanzar con el proyecto que será una realidad según estiman los funcionarios locales para el segundo semestre de 2024.
La Tecnoteca, que contará con un espacio físico en las inmediaciones del Natatorio Olímpico Municipal, proverá así con laboratorios y aulas de capacitaciones a las vecinas y vecinos de la ciudad, buscando potenciar el conocimiento informal ya presente en las tecnologías 4.0 , algo fundamental para el desarrollo del entramado productivo de una ciudad netamente industrial como es Río Grande.
La lógica de la gestión es simple: hay una población, preeminentemente joven, que cuenta con ciertos conocimientos informales en áreas como robótica, impresión 3D, programación y animación pero sin la capacidad de integrarse a la matriz productiva existente. Es a través de una capacitación que estandarice, que los lazos comunitarios con el sector privado pueden establecerse y así aportar nuevas herramientas e innovaciones a áreas tales como el sector textil, el pujante agro que la Municipalidad ha hecho esfuerzos por desarrollar en su gestión y principalmente la industria electrónica.
Asimismo, también aparecen nuevas oportunidades empresariales en el sector servicios con desarrollo web, aplicaciones web y móviles o videojuegos. Todos ellos altamente exportables y una instancia donde la distancia geográfica o las complicaciones logísticas no interfieren en su crecimiento.
Durante sus cuatro años de gestión, el intendente Martín Pérez ha enarbolado la bandera de una Río Grande de expandir los horizontes productivos de la ciudad. Primero vino RGA Alimentos, la empresa que junto a la Misión Salesiana provee de pollos frescos faenados en la ciudad a precios asequibles, un claro guiño de la impronta peronista de la gestión. Lo siguió la construcción de la planta de alimentos balanceados, con el objetivo de fortalecer la producción de este tipo de bienes en la ciudad. Ahora, ya más adentrado en la industria de servicios y las tecnologías de la información y comunicación, aparece lo que será para 2024 la Tecnoteca, capacitando a las y los riograndenses de cara a los desafíos del mercado laboral del futuro, así como generando nuevas oportunidades de negocios en la ciudad.
Si bien el alcance del proyecto es local en esencia, alocándose en los alrededores de Chacra II y IV, es un cambio de paradigma que bien podría repercutir en toda la provincia. Vimos algo similar con el Polo Creativo, aunque en este caso parece tener un enfoque más abocado al desarrollo de las capacidades ya existentes con un sistema educativo más moderno que la presentación de contenidos que cuenta su par provincial.
El municipio, da la sensación de encontrarse alejado de los resquemores políticos y estar plenamente abocado en pensar una ciudad con más oportunidades para todos y todas. Hace no tanto hablábamos del impresionante plan de obras que vino a solventar el déficit de infraestructura histórico. Ahora, la mirada se encuentra puesta en fortalecer, desarrollar y modernizar el alma productiva de la ciudad compuesta por el sector fabril.