Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

El cuerpo habla y nos hace ver transparentes ante el otro. Entramos en un diálogo, el cual solo es posible establecer si se conocen los signos pre-verbales, extra-verbales, paralingüísticos, de movimientos que se relacionan con intencionalidad comunicativa. Así los gestos corporales muestran las claves y el cuerpo revela más de lo deseado. Por ello la lectura corporal sería algo así como una herramienta diagnóstica de la anatomía emocional del cuerpo, lo cual se ha constituido en una disciplina de estudio científico. Aunque desde siempre el hombre aprendió a interpretar los gruñidos, antes de poder hablar. Quizás por ello hoy sin pensarlo mucho, casi instintivamente entendemos que significa un ceño fruncido, un abrazo afectuoso, una mirada de temor, un puño cerrado frente a nosotros, etc. Mensajes positivos y negativos con gestos bien diferentes.

Se cree que en solo siete segundos podemos comenzar a descifrar el estado comunicacional de una persona: hombros encorvados, ojos alegres, manos que revolotean, tocarse el cabello, tener los pies o piernas cruzadas. Todos ellos nos otorgan pistas sobre el momento que atraviesan esos desconocidos o no tanto.

Aunque no sea en el marco de un ámbito interno podemos determinar cómo es esa persona, el simple acto de caminar puede hacer hablar al cuerpo: aquel que camine apoyando la parte posterior del pie con fuerza, será un individuo decidido. Si lo hace rápidamente podrá parecer agresivo o nervioso, por el contrario si su ritmo es lento, la perseverancia y la paciencia serían sus principales características.

Aunque los gestos se analizan en conjunto y posteriormente se comparan con las expresiones realizadas oralmente.

Si vemos a alguien con sus piernas cruzadas y el brazo cruzado sobre el pecho, esa persona nos escucha de forma crítica y en verdad no está muy de acuerdo con lo que estamos opinando.

Debemos tener en cuenta que los gestos se presentan con una alta velocidad y no tenemos la capacidad de releerlos como cuando nos acordamos de algo ante el título de un libro o una película, por ello la atención y la práctica serán esenciales.

Mostrar la palma de la mano frente a un interlocutor puede interpretarse como un gesto que denota honestidad, pero también puede indicar sumisión. Las manos reúnen, controlan, transmiten, agreden, dan seguridad, respetan y dominan. Son verdaderos vehículos de actitudes positivas, pero también negativas.

La nariz puede delatar por medio de la picazón un pensamiento negativo, pero también una mentira realizada o en gestación. Si estás aburrido todos se darán cuenta si tu mano sostiene la cabeza, aunque no te quedes dormido. 

Luego de tantas interpretaciones objetivas y científicas resta decir: “Todavía creo, que nuestro mejor diálogo ha sido el de las miradas” (Mario Benedetti, Paso de los Toros, Uruguay, 1920, Montevideo, Uruguay, 2009).

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