La vida de Ilse Losa (Buer, Alemania 1913- Oporto, Portugal 2006) se apagó en la bellísima ciudad de Oporto (Porto) en Portugal. En verdad su apellido era Lieblich, había nacido en Alemania y escapó de la Gestapo en el año 1934. Luego de casarse con el arquitecto Armenio Losa, tomó la nacionalidad portuguesa.
“El mundo en que viví” (publicado en el año 1943) muestra la vida de una niña, Rose (aunque se sabe que esta obra es autobiográfica) dentro de un contexto familiar de origen judío y el entorno histórico que la rodea. La obra retrata personajes, familias, amigos, costumbres judías, la relación con la enfermedad, las necesidades y la muerte. Rose va creciendo, sintiendo y plasmando el dolor de cada integrante de su comunidad. Así esta niña nos conduce por diferentes tipos de emociones casi en el final de la Primera Guerra Mundial que camina hacia la posterior crisis de estancamiento económico, desempleo y tensión política. El Ministerio de Educación de Portugal aún hoy recomienda su lectura en los niveles medio y superior.
“Río sin puente” esta novela es la segunda que publicó Ilse, luego de la aparición de “El mundo que viví”. Fue escrita en el año 1952 y las acciones se desarrollan en la Alemania de 1933. Johann Schuter y Jutta Berner son los personajes principales, viven en Alemania y no pertenecen a la comunidad judía. El amor nace en ellos de la mano de un encuentro en la Asociación de la Juventud, pero la coyuntura política y económica, de esa época expulsará a Jutta a Londres donde cuidará niños de familias judías. Aún sin pertenecer a la colectividad, logrará entristecerse por los apremios y persecuciones a las que son sometidos los seres de su familia por elección. Otro personaje que se exilia de la mano de Ilse.
Cómo y por qué lo cuenta crean una literatura real pero deliciosa a la vez, lo cual hace que ella pueda ser leía por jóvenes y adultos. No apela a golpes bajos, pero describe al mundo de las entreguerras y el triunfo de los nazis comenzando a teñirlo todo del oscuro terror de la persecución.
Entiende que la adolescencia es el tiempo de los descubrimientos, pero sabe también que ellos atan lo bueno y lo malo: recuerdos y perdidas, amores y olvidos, aceptaciones y rechazos. La emoción deja ver su costado afilado con el propósito de gritar, pero también de contar los tristes destinos de sus personajes.
Las causas por las cuales Ilse abandonó repentinamente su país fueron la citación de la Gestapo para presentarse en sus oficinas de Berlín. Al parecer habían interceptado una carta donde ella criticaba abiertamente a Hitler y sus políticas.
Corría el año 1934 y el Partido Nazi había ganado las elecciones. Dachau (el primer campo de concentración) había sido abierto en el año 1933. Cinco tensos días le llevaron abandonar el infierno para llegar en barco a la ciudad de Oporto. Explicar la expansión de la locura nacional-socialista con el desgarro que le provocó vivirla y padecerla la acercó con pesadumbre a la época que le tocó vivir.
Ilse se dedicó a realizar (quizás sin quererlo) una revisión crítica de la historia, para ello los recuerdos dieron verdad y legitimaron su escritura.
