Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Si nos pidieran que diéramos la definición de qué es una novela, tal vez diríamos que se trata de una obra literaria de relativa extensión que puede ser usualmente de carácter ficcional, en la cual se cuentan una serie de hechos prolongados en el tiempo enlazados por una trama. Hasta aquí la clasificación encuadra y delimita. Más allá de esa frontera se extienden, cual terreno salvaje, las novelas particulares (mitad ficción, mitad autobiografía) de Marguerite Duras (nació en el año 1914 en Gian Dinh, una localidad cercana a Saigón que en esa época se encontraba anexada a la Indochina francesa y murió en el año 1996 en París, Francia) en verdad su nombre real era Marguerite Donnadieu. Quizás sus propios límites no existieron nunca, por ello no solo fue escritora, sino también guionista, periodista y dramaturga.

“Un dique contra el Pacífico” (publicado en 1950) fue la novela que nació de la inspiración del lugar que la vio crecer, así Marguerite nos hizo conocer la Indochina francesa donde una familia algo disruptiva en su andar se va desarrollando por medio de las vivencias de una madre (de la cual no sabemos el nombre), una adolescente que definirá su personalidad (Suzanne) y su hermano Joseph. Así Marguerite oscila entre la novela y el género autobiográfico. El análisis sobre el colonialismo, la falta de futuro, la tragedia de las inundaciones y la impotencia se abren paso ante cada uno de los desacuerdos planteados por la autora en la voz de la (anónima) madre. 

Los diques que se derrumban simbolizan la desesperanza, pero sus protagonistas buscan afanosamente la posibilidad de salir de esa sensación de angustia permanente, para ello el cine, como agente distractor – entretenedor en conjunto con el coche amenizan la vida de la colonia. 

Marguerite habla y opina por boca de sus personajes, así ellos deciden, pero la autora mueve los hilos de su tiempo. Por momentos todo es una fiesta y al instante cae en una oscura desgracia. La vida con sus más y sus menos.

Una madre viuda, sola, que toca el piano y da clases de francés, es la misma que sobrevive con sus hijos en una tierra que se inunda y los deja sin un techo. El Pacífico llena de sal la tierra y así se pierden las cosechas. Ella y los campesinos verán a sus hijos partir a causa del hambre y la desilusión.

“El amante” (1984) fue sucedido en el año 1991 con la publicación de “El amante de la China del Norte”. En 1984 Marguerite Duras construyó una novela breve con atisbos de autobiografía. Ella misma se encargó de mantener el misterio sin despejar la realidad de la ficción. Basada en un estilo preciso, cuenta la relación ardiente entre una niña de quince años con un joven de veintiséis. La falta de contención familiar hizo que ella estableciera una relación entre el sexo y el poder. Eran una niña blanca y un joven chino en un contexto de colonialismo y guerra. Así nace el “caos Duras” donde nada es lo que parece, los capítulos no existen y los monólogos o confesiones se abren sin tiempo, pero dentro del espacio del psicoanálisis.

La historia de una relación prohibida basada en la sexualidad, el sexo, la desigualdad racial, las diferencias entre las clases sociales, el contraste económico y la disparidad en las edades. Una historia ardiente.

Diría Federico García Lorca (España 1898-1936): “Para hacer que te enamores/de mí compasión tan fuerte/que te consumas buscándome/sin que jamás ya me encuentres. /Para que vayas gritando/mi nombre hacia los ponientes, /preguntando por mí al agua, /bebiendo triste las hieles/que antes dejó en el camino/mi corazón al quererte”.

Novelas que hilvanan historias de amores ardorosos.

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