Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Rafael Sabatini había nacido en Italia en el año 1875, pero el mundo fue su casa. Vivió, estudió y trabajó en Portugal, Inglaterra y Suiza. Sus padres eran cantantes de ópera y maestros (Anna Trafford, inglesa y Vincenzo Sabatini, italiano). Por ello a muy temprana edad hablaba cinco idiomas, pero cuando creó famosas novelas de aventuras, decidió escribir de manera consciente en el idioma de su madre, porque dijo: “los mejores cuentos están escritos en inglés…” Así nacieron clásicos de aventuras y espada en mano como “El Capitán Blood” (1922), ese médico irlandés, Pedro Blood, que por esas cosas de la vida debe cambiar su destino y transformarse en una pirata. Claro que el honor y la valentía lo hacían recordar su paso como respetable militar.

“Scaramouche” (publicado en el año 1921) también fue uno sus libros más populares, tanto que muchas veces no se sabe que Sabatini lo escribió. Este intrépido enmascarado buscaba venganza tras la muerte de su amigo (Vilmorin) en pleno contexto de la revolución francesa. Andrés Luis Moreau había buscado un seudónimo que le permitiera trabajar como artista de variedades, era pobre, era pícaro, era abogado, era muchas personas, en una, un personaje con una psicología inquietante. Un maestro de esgrima le enseñó todo lo que sabía, así se convirtió en una de las mejores espadas de toda Francia.

Sabatini es sinónimo de aventuras, de peleas grandes y aguerridos espadachines. Tal vez el cine dejó sin nombre propio a un autor superado por la popularidad de su obra. Ellas estaban siendo vividas por personajes que derrotaban a los malos, ahuyentaban los peligros y hacían morder el polvo a los miedos.

El cuidado de los escenarios históricos aumentaba las secuencias de sus obras. Nunca dejaba de lado el humor y la picardía de los cuales hacían gala sus personajes.

Quizás el hecho de haber trabajado como traductor durante la segunda guerra mundial lo llevaría a descubrir e imaginar características que hicieron especiales a sus protagonistas.

Publicó más de treinta novelas, muchas de ellas fueron recreadas en los inicios del cine mudo, pero posteriormente también continuaron participando del sonoro. Aunque como siempre los guionistas hicieron de las suyas con adaptaciones que no respetaban en su totalidad la trama de la historia.

Rafael Sabatini falleció en el año 1950 en Suiza, en su lápida aparece grabada la primera línea de la ficción que lo hizo popularmente conocido. Ella es considerada uno de los mejores inicios de todas las novelas: “Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ése era todo su patrimonio” (“Scaramouche”, publicado en 1921).

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