Corría junio de 2020, uno de los momentos más ríspidos de la pandemia, cuando comenzamos desde este portal a hablar sobre Terra Ignis, la empresa hidrocarburífera del estado que proponía el Ejecutivo Provincial. En aquel entonces, la oposición destrozó la propuesta, alegando falta de información y un proyecto un tanto en el aire. Ahora, dos años después de navegar las aguas legislativas de la Provincia, la iniciativa se vuelve ley, dejándonos una pregunta: ¿qué cambió para que Terra Ignis sea ley?.
Si hacemos un poco de memoria, el proyecto de una empresa hidrocarburífera estatal no es una novedad en Tierra del Fuego y, si nos enfocamos en la gestión impulsada por el gobernador Gustavo Melella, la idea ha sido una propuesta fundacional en su mandato.
Allá por 2020, la oposición quedó menos que contenta con la propuesta del Ejecutivo, siendo varios de los legisladores opositores los que se pronunciaron en su contra, además del Fiscal de Estado Virgilio Martínez de Sucre.
Federico Sciurano, presidente de la Comisión de Economía y Presupuesto, planteó que “tenemos que ser muy claros y precisos con relación al formato, objetivo y a las garantías que debemos generar como provincia en la conformación de una iniciativa de esta envergadura. Para poder avanzar se necesitan datos concretos, información seria y actual, y un compromiso que vaya más allá de una buena idea, razón por la cual el proyecto que presentó el Ejecutivo y la posterior defensa realizada por los funcionarios en los últimos días no fue suficiente para avanzar tal como está planteado”.
Si bien Sciurano suele pecar de tibio en sus declaraciones, fue Myriam Martínez la que sacó la artillería pesada ante la declaración del Ministro de Finanzas. “Fue una tomada de pelos, el funcionario no respondió ninguna de las preguntas que le hicimos, no tienen nada y de esta manera es imposible e inviable”. Vale recordar que durante este trayecto de la gestión, el Ejecutivo Provincial y los municipios, que representan al Partido Justicialista en la isla, se encontraban en una pelea de numerosos rounds con el tema coparticipación y la posterior alianza electoral. En aquel entonces, la reconstrucción de la relación Melella-intendentes no era más que una fantasía de algunos pocos.
El rumor que deambulaba los pasillos del recinto legislativo era que sacando al jefe de Gabinete, Agustín Tita, y el secretario de Hidrocarburos, Alejandro Aguirre, el resto de los funcionarios no tenía demasiada idea de lo que estaban defendiendo. Terra Ignis estaba “flojita de papeles” y la Legislatura no estaba dispuesta a seguirle el juego a la gobernación.
Cuando llegó el turno del Fiscal de Estado de pronunciarse sobre el proyecto de la empresa hidrocarburífera estatal, las declaraciones aún se tornaron más lapidarias. Martínez de Sucre objetó contra el monto de inicio de capital, la intención de evitar controles, la falta de claridad sobre el plan estratégico y la exclusión de los directivos de su carácter de funcionarios públicos.
Saltando hacia el presente, el proyecto ingresó sobre tablas en una sesión y se aprobó por el total de los ediles presentes. Entonces, nos aparecen un par de cuestiones o inquietudes a recalcar: ¿Es esta una hermosa historia de superación, donde el Ejecutivo reformuló y solidificó el proyecto? ¿O simplemente cambiaron las circunstancias políticas de la Legislatura?.
Uno podría inferir que luego de dos años de profundo análisis y reflexión, los legisladores comprendieron la importancia del proyecto presentado y la necesidad de cimentar soberanía energética en la isla. Quizás, fue menos las cavilaciones de nuestro cuerpo legislativo y más continuar con un esquema de “levantar la mano”, donde la oposición de esta Cámara sirve de escribanía ante los pedidos que surgen desde San Martín 450.
Desde el oficialismo, la postura es clara. Como destacó Mónica Acosta, una de las legisladoras al frente de la iniciativa en la Comisión de Recursos Naturales Terra Ignis “es nuestra materia pendiente, entendemos que es un tema insoslayable para la ampliación de la matriz productiva, no solo por participar de una renta, que luego de 40 años de subrégimen nos posicionaría en mejores condiciones como Provincia, sino también la industrialización de los recursos naturales”.
Si examinamos detenidamente la operatoria de la Legislatura Provincial, veremos que no es la primera vez que las propuestas del Ejecutivo tienen vía libre desde su estado inicial como ideas hasta convertirse en leyes. La resistencia que la oposición ejerce ante este tipo de iniciativas suele ser nula o quedarse en el apartado de las declaraciones mediáticas. El problema no es que se apruebe algo, si dicha medida es buena y beneficiosa para el pueblo fueguino, sino que las declaraciones indican una cosa y luego, sin mayores discusiones o debates públicos, la marea de la opinión opositores da un giro de 180°.
Restará ver el proyecto en su totalidad para determinar si los cambios fueron significativos o no, pero de buenas a primeras no se entiende que el debate, y las modificaciones que tanto se remarcaron en un pasado, no hayan alcanzado la primera plana de portales y diarios. Así podremos poner claro sobre oscuro y saber si efectivamente, lo que tanto vociferaban algunos como una “propuesta poco seria” alcanzó el grado de madurez necesario para volverse una realidad.
No es la primera vez que remarcamos, ni probablemente sea la última, que la Gobernación no tiene oposición real en la isla. Luego de la cumbre en Buenos Aires donde Alberto Fernández pregonó la unidad para la elección de medio término, el PJ legislativo, una vez feroz y aguerrido, se volvió manso ante los avances de FORJA. Del otro lado del espectro, que uno pensaría estar en las antípodas ideológicas, Juntos por el Cambio ha tenido un transitar casi irrelevante en lo que refiere a política en el recinto. Del lado de los gremios, la alianza tácita con Melella se volvió de manifiesto, salvo algún débil reclamo para contentar a las bases que no ven con tan buenos ojos el proceder de las dirigencias.
Al final del día, la gestión de Gustavo Melella está cumpliendo una de sus promesas de campaña, y un punto que la aleja bastante de los mandatarios que lo precedieron: la paz social. Con una metodología de diálogo, parece tener encausados todos los frentes, avanzando así en la agenda política que se propuso cuando alcanzó la gobernación. No obstante, la oposición, en todos sus ámbitos, parece haber malinterpretado que el debate y la fricción política es parte del juego democrático, no un ataque a esa paz social que tanto buscaban los fueguinos y las fueguinas.