Periodista de Tierra del Fuego.

Hay necesidades que quedan insatisfechas por falta de recursos y otras, que quedan atrapadas en el juego político del que algunos pocos obtienen beneficios. La obra del nuevo puente para la ciudad de Río Grande es una de ellas: hoy el proyecto no puede prosperar, parte de las obras que dependían de la aprobación del Presupuesto 2022 que la oposición bloqueó en el Congreso. Así, un problema de larga data que parte en dos Río Grande permanece sin resolución. Mientras la oposición negocia, los vecinos y vecinas sufren las consecuencias.

Río Grande, si bien como hemos explicado en otros artículos impulsa un importante programa de obras con la nueva gestión de Martín Pérez, sufre de un problema de infraestructura bastante serio: la división del sur y el norte. La Margen Sur, para donde más ha crecido la ciudad, hoy tiene un punto de acceso directo en el Puente General Mosconi. En caso de no poder usarse el mismo, la única forma de conectar el corazón de la ciudad y la Margen Sur implica un rodeo más que largo por la Ruta Nacional N°3. Ya fue claro el intendente Pérez en sus declaraciones sobre la importancia de este nuevo puente. El mandatario sostuvo que “voy a insistir hasta el último día de mi mandato para que esta obra comience y para que se realice porque es una necesidad de los vecinos de toda la zona sur de la ciudad, que incluye al casco histórico”.

Desde el Municipio se han realizado las diligencias necesarias para el emplazamiento del puente, el problema pasa por una lucha de poder política a nivel nacional. Aunque a primera vista el país está “funcionando normal”, dentro de lo que podamos llamar normalidad en Argentina, lo cierto es que no hay una Ley de Presupuesto vigente. La oposición a fines del año pasado, y contando con mayor capital político por los resultados de las elecciones de medio término, decidió utilizar el presupuesto como caballito de batalla para disputarle espacios al oficialismo. ¿El resultado? Proyectos como el nuevo puente de Río Grande se encuentran en un limbo administrativo, haciendo más difícil desplazarse por la ciudad.

El problema no es nuevo en la ciudad norteña de Tierra del Fuego. Cuando el Viejo Puente quedó insuficiente y la ciudad crecía hacia el sur, se inauguró allá por 1981 el General Mosconi. Hoy, con el crecimiento demográfico que Río Grande atraviesa, más y más gente vive en la Margen Sur y corre el riesgo, ante cualquier eventualidad, de quedar casi aislada. Los incidentes de la semana pasada lo dejaron en claro: un patrullero tuvo que hacer las veces de ambulancia para trasladar a una persona que había sufrido un infarto, dado que las ambulancias no podían llegar al sur de la ciudad.

En esta necesidad que se ha vuelto más inmediata para las y los riograndenses también tuvimos algunos momentos un tanto “peculiares” en el pasado. El reclamo del puente contó en su momento con un proyecto del ex-diputado nacional Gastón Roma, pero terminó quedando en un dibujo y algunos memes. Ahora, con la gestión renovada de Martín Pérez, hay un proyecto de base para volver el puente una realidad, siempre y cuando el Congreso Nacional logre resolver sus diferencias.

Pérez, en referencia a lo sucedido en el ámbito legislativo, explicó que “me pareció un episodio grave en el plano político. Me preocupa la animosidad que hubo por parte de la oposición de dejar sin herramienta presupuestaria al Gobierno de la Nación. Me parece que es grave y eso lo tienen que evaluar los argentinos y ver la manera en qué se ha manejado la oposición en este caso”.

Así, continúo declarando: “Más allá de eso me parece que en término de obra es un traspié y nos va a permitir a nosotros, luego de su incorporación en la planilla del presupuesto nacional, poder insistir para que esta obra comience”.

Desde el Municipio continúan en diálogo permanente con el ministro de Economía, Obras y Servicios Públicos, Gabriel Katopodis, dada la buena relación del intendente y los altos cargos del Gobierno Nacional. No obstante, las restricciones no pasan por un problema de sintonía política o siquiera fondos: son una dificultad administrativa que otros tantos proyectos sufren.

“La única verdad es la realidad” dijo Aristóteles y luego replicó el General Juan Domingo Perón. Aquí es fácil hacer el diagnóstico: una disputa política por poder de la oposición, no solo impide que se realice una obra para mejorar la calidad de vida de las vecinas y vecinos de la Margen Sur, sino que pone en riesgo su salud. El Gobierno Provincial y el Municipio de Río Grande podrán intentar medidas para “emparchar” la situación y mitigar el daño, pero la respuesta tiene que venir de arriba hacia abajo, no al revés.

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