Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Varios son los temas que determinan momentos dentro de una historia y uno de ellos, es sin duda la comida. Estos espacios gastronómicos establecen situaciones que llevan el relato por distintos caminos.

En algunas ocasiones el desayuno, el almuerzo o la cena eran la oportunidad para encuadrar escenas decisivas. En otros instantes lo que comía el personaje caracterizaba su personalidad u obteníamos datos sobre la sociedad y la época donde se desarrollaba la historia.

El pavo del “Cuento de navidad” de Charles Dickens nos acerca a las tradiciones culinarias de las fiestas, las cuales son antiquísimas. A partir de 1848 en Inglaterra se hacían cenas a todo trapo. Es importante recordar que esto solo se estilaba en la corte ya que la mesa de la gente común era mucho mas modesta. En “Cuento de Navidad” se describe la cena familiar de Bob Cratchit, el ayudante de Scrooge, ese hombre tacaño, solitario y avaro. En la tradición de esa noche aparecen carnes asadas con algunas verduras, pasteles con fruta almibarada, pero el que se roba todo el protagonismo es el pavo con puré y croquetas.

Si queremos comer con el Quijote: ”En un lugar de la Mancha, cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino…” Cervantes honra, como buen español, la bendecida bebida y la afable comida, aunque el Quijote ya desde su aspecto cultiva la frase de su autor que dice: “come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”. Uno por poco y otro por mucho, su fiel compañero Sancho Panza no dejaba banquete o humilde comida sin arrasar. El típico guiso o cocido era muy popular para reponer fuerzas luego de las largas luchas contra los molinos de vientos y las locas quimeras. Su receta era fácil, pero contundente: garbanzos, algo de verdura y carne de vaca o carnero. Aunque no eran para nada desestimadas las lentejas y restos o sobras que componían un ingenioso y reciclado salpicón. En España se lo llama “ropa vieja”. Aquí los inmigrantes solían utilizar las sobras del puchero. Una exquisitez de mi niñez.

Otro plato recorre esta aventura repleta de berenjenas y carne picada bien especiada. Eso sí, llenaba de recelo comer un plato con nombre de moros, la cazuela moxí, pero tampoco se despreciaba.

La hora del té con Alicia, se cree que esta tradición en la sociedad británica tiene su origen aproximadamente en el siglo XVII. India y China producían las mejores clases de té. En un principio solo la alta sociedad participaba de este ritual que era mas un espacio para desarrollar las relaciones sociales que para disfrutar del exótico sabor y aroma del té. Con el paso del tiempo esta infusión se popularizó.

El té de Alicia, bajo un árbol, rebalsa de teteras, una mesa larga, bollitos dulces, scones, sándwiches, pasteles con tazas elegantes y cucharitas de plata.

También la carencia de alimentos ha quedado descripta dentro de la literatura. En “La música del hambre” de Le Clezio, cuenta sus necesidades durante la época del ocaso de la Segunda Guerra Mundial: “Esa hambre está en mí. No puedo olvidarla (…) ¿Fui desdichado? No lo sé. Simplemente recuerdo que un día me desperté y conocí por fin la maravilla de las sensaciones saciadas. Con ese pan demasiado blanco, demasiado dulce, con olor demasiado rico, ese aceite de pescado que corre por mi garganta, esas cucharadas de leche en polvo que forman una pasta en el fondo de mi boca, contra mi lengua, fue cuando comencé a vivir. Salí de los años grises y entré en la luz. Era libre. Existía.”

La alimentación ha sido, a través del tiempo una ocupación y una preocupación importante para la especie humana.

El modo de obtener los alimentos, el tipo de cocción y la noción del concepto de “comida” ha evolucionado con la humanidad.

Necesitamos comer para vivir, pero comer también es celebrar y complacerse.

“Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina” (Hipócrates de Cos, médico de la Antigua Grecia, nació en el 460 a C. y murió en el 370 a C.).

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here