“El río Guadalquivir/ va entre naranjos y olivos./ Los dos ríos de Granada/ bajan de la nieve al trigo.” (Baladilla de los tres ríos de Federico García Lorca, publicado en 1921).
Federico García Lorca nació en Granada, España en 1898 y fue asesinado a manos del régimen franquista al comienzo de la Guerra Civil Española. Su carrera literaria nace con “Romancero Gitano” (1928) como buen andaluz, la imaginación echa vuelo bajo órdenes de la mas pura estética. El universo Lorca se compone de un variado orbe donde aparecen gitanos, sus amores, sus odios, la violencia, sus costumbres, las leyendas, su vitalidad y sus luchas. Así el éxito del libro fue inmediato y la edición logró agotarse en pocos meses. Este estaba constituido por dieciocho romances.
Lorca evoluciona y sorprende dejando chispas de humor y ritmo lingüístico. Pero como no solo de fiesta flamenca y poesía se compone su mundo crecen con fervor las obras pertenecientes al orden social y colectivo.
“Mariana Pineda” (1928) y “La Zapatera Prodigiosa” (1930), forman parte del género teatral, aunque su primera obra para teatro fue “El maleficio de la mariposa” (1920).
Su mayor prestigio literario descansa sobre tres pilares, “Bodas de Sangre” (1935), “Yerma” (1937) y “La casa de Bernarda Alba”, publicada luego de su muerte, en Buenos Aires; en el año 1940.
“Bodas de Sangre”, la cual se divide en tres actos, cuenta la vida de dos familias que saltan de desgracia en desgracia. Amores y odios, recuerdos y rencores trazan una tragedia que buscará venganza y muerte. “Que la cruz ampare muertos y vivos” dirá la madre del novio resignada y preparada a sufrir en soledad.
“Yerma” capta la cruda realidad centrada en la importancia de la descendencia dentro de los pueblos rurales. No engendrar, no lograr este plan divino, gestaba maldiciones encubiertas, tenues, pero evidentes al final del camino. Yerma no pierde las esperanzas de concebir un hijo propio, desea ser igual a sus amigas. Juan, su esposo, solo forma parte de ese casamiento “arreglado”. Cuando nada resulta como se lo espera, su hogar es un verdadero infierno.
“La casa de Bernarda Alba” recrea el drama de las mujeres de los pueblos rurales de España. Se dice que esta obra estaba inspirada en Frasquita Alba y sus hijas, las cuales vivían cercanas a la casa de los Lorca en Valderrubio (Granada). Esta historia agiganta y exagera la costumbre del luto en España. Era común que lo llevarán por varios años, mi bisabuela María, andaluza ella, contaba que algunas quinceañeras no solo se habían quedado sin festejo, sino que el inclemente negro las acompañó por varios años y se lo sacaron recién para el casamiento. Prudencio, su esposo, había muerto muy joven, sin embargo ella guardó luto hasta el último día de su vida, más de cuarenta años; tenía noventa y tantos cuando murió. Vestía rigurosa pollera negra, camisa del mismo color, acompañada por el pañuelo que le cubría el cabello. Bernarda Alba se lo impone a sus cinco hijas luego de la muerte de su segundo marido. Aquí la autoridad, el autoritarismo y la libertad juegan papeles contrapuestos. La moral, la frustración, la hipocresía y el qué dirán contrastan con la rebeldía.
A los treinta y ocho años el poeta granadino fue escoltado por cinco soldados. Los candidatos para ser fusilados eran: un maestro rural, dos toreros anarquistas y él. Y así los ejecutaron bajo la luna de Granada. Un mes antes Francisco Franco y otros generales españoles se habían lanzado a la desdichada tarea de destruir la democracia española. Unos meses antes, Federico García Lorca le había dicho a un periodista: “Como no me he preocupado en nacer, no me preocupo de morir”. Desaparecía así el mas auténtico trazo teatral, costumbrista y dramático andaluz.
