Periodista de Tierra del Fuego.

Con el fin de enero acercándose, empieza un nuevo debate que reúne condimentos de los más variados y ya tan propios de la época de pandemia: salud y política. El comienzo de clases presenciales plantea la disyuntiva entre la necesidad de los alumnos de volver a las aulas y recuperar contenidos, con la posibilidad de generar un foco más de contagio. Esta «balanza» entre riesgo y beneficio tiene en veredas encontradas a toda la política, hasta con diferencias de opinión dentro de los partidos.

El Gobierno Nacional, un poco más «curtido» luego del toque sanitario que no fue, decidió dejar en manos de los gobernadores la cuestión. Trotta, el ministro de Educación nacional, mencionó que la presencialidad será «el ordenador del sistema educativo», pero que «el escenario respecto al Coronavirus es dinámico».

Sacando las opiniones de la clase política, otro actor importante son los gremios. Desde CTERA, plantearon que «es apresurado sostener que estamos en condiciones de volver a la presencialidad. En primer lugar, porque siguen aumentando los casos y la situación sanitaria nos preocupa. En segundo, porque falta la inversión necesaria en obras de infraestructura, falta personal docente y de limpieza, además de elementos de higiene».

Que las escuelas están abarrotadas y se «caen a pedazos» no es nuevo. Cualquiera que haya pasado por una institución pública sabrá que los arreglos suelen ser de fachada y los edificios, que están en uso casi todo el día y tienen sus años, cuentan con problemas de fondo. Si cada año era un suplicio lograr las condiciones mínimas para abrir los establecimientos educativos, imagínense si hay que sumarle adaptaciones masivas para respetar el distanciamiento social.

El caso de la provincia aún está en duda. Por ahora, sabemos que el ciclo lectivo comienza el primer día de marzo. Desde el Ministerio, a través de la funcionaria a cargo de la cartera Analía Cubino, se sustvo que «lo primero es trabajar en una compensación de los contenidos en los que hubo una baja. Por eso, esperemos que sea un año importante en términos pedagógicos y tecnológicos».

Cubino, además comento que se esperan novedades en lo que refiere a vacunación del personal docente: «ahora llegan las segundas dosis a reforzar las primeras. Como expresó el ministro Trotta, se vacunará a la docencia. Le hemos expresamos al gobernador la necesidad de retomar alguna presencialidad que probablemente sea de manera inicial mixta».

¿Qué dijeron los sindicatos provinciales? Ni SUTEF ni ATE se han decantado por una postura pública, pero esperan reuniones con el ejecutivo para analizar la situación. No obstante, esperarían la inoculación de docentes y auxiliares.

Ahora viene la pregunta compleja : ¿están en condiciones los establecimientos para obedecer un protocolo de sanidad?. Volvemos a lo mismo de antes, si cada año cuesta poner en condiciones mínimas los edificios, y poco se ha hablado de trabajos adicionales, esperar un reacondicionamiento en menos de un mes es demasiado optimista, rozando lo infantil. Si bien se anunció un plan de trabajo sobre el tema, aún quedan dudas sobre cómo será esta nueva presencialidad. Uno podría asumir, que serán cupos reducidos asistiendo por «tandas», para evitar mayores refacciones.

La vacunación es otra clave: 8.000 personas integran el sistema estatal y privado educativo. Hablamos de profesores, maestros y maestras, talleristas y personal no docente. Aunque es factible que las clases presenciales sean limitadas tanto en alumnos como docentes, es un número considerable de dosis a aplicar en el corto lapso de tiempo disponible, aunque esto, depende más de Nación que de la Provincia.

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