Periodista de Tierra del Fuego.

Hace tres años, una madrugada de agosto, nos enterábamos que se había incendiado el Instituto de Regulación de Apuestas (IPRA) en la ciudad de Ushuaia. Con pérdidas materiales muy importantes, el ígneo había comenzado en el primer piso de la calle San Martín, a escasos metros de la sucursal del Banco de Tierra del Fuego. Unos 35 bomberos trabajaron desde las 5:30 de la mañana de ese 21 de agosto, para sofocar el incendio y apenas unas horas más tarde comenzaron las especulaciones sobre la intencionalidad de hecho que derivo en denuncias penales.

Mucho se dijo sobre lo sucedido, que alguien había ingresado por una escalera en la parte de atrás del edificio y, al lograr entrar a la oficina del presidente, inició lo que terminó con la destrucción casi total del primer piso del edificio. No hubo que lamentar víctimas ya que a esa hora no había personal y solo fueron daños materiales.

El presidente de la institución de aquel momento, Abel Galeano, constituyó al IPRA como querellante en la causa que se investigaba ya que el rumor en las primeras horas era que había sido un incendio intencional. “Es preocupante por el hecho de que nosotros queremos saber quién fue, si fue un atentado, un hecho vandálico o algún llamado de atención” decía Galeano al ser consultado.

Desde el Gobierno, el Jefe de gabinete Leonardo Gorbacz, se apuró a decir que se trataba de un mensaje de “Las mafias del juego” teniendo como hipótesis que podría estar vinculado con los anuncios oficiales sobre un mayor control de las máquinas tragamonedas de los casinos. El Secretario de Seguridad, Ezequiel Murray, sostenía: “ningún tipo de amenazas nos hará claudicar en lo que nos pidió la Gobernadora, que es trabajar fuertemente y luchar contra la corrupción” y que según las investigaciones de la Policía Científica, la intención de los delincuentes era “prender fuego a todo el edificio”.

El tiempo pasaba y la causa se estancaba ya que la policía no encontró pruebas ni indicios serios sobre las especulaciones oficiales. Acerca de la “pista de la mafia del juego” deslizada por los funcionarios, las fuentes fueron categóricas: “aunque no descartamos nada, por ahora no es algo que sigue en el expediente. Fueron manifestaciones públicas de los funcionarios pero que no tienen correlato con otros indicios y tampoco se aportaron datos concretos para que la causa pueda avanzar en ese sentido”, explicaron los voceros.

Lo cierto es que después de dos años del ígneo comenzaron los anuncios de la nueva obra, “Creemos que el 10 de diciembre estaremos terminando con la totalidad de la obra y estamos muy contentos por eso” dijo el presidente del Instituto Provincial de Apuestas Abel Galeano al ser consultado sobre la reconstrucción del primer piso de calle San Martín al 300. Claro que eso no pasó y la obra a fin del año pasado solo tenía un 30 % de ejecución.

Es decir que en dos años no solo no se avanzó con la causa por el posible delito de un incendio intencional, sino que el IPRA funcionó en el subsuelo del edificio con los empleados trabajando en pésimas condiciones laborales y atendiendo como podían a los agéncieros y proveedores.

Ayer luego de 11 meses de gestión del actual presidente Antonio Arosteguichar, y con la voluntad política del gobierno provincial, se logró terminar esa parte del edificio que había sido afectada por el incendio. El propio presidente al realizar una recorrida por las nuevas oficinas con distintas autoridades y parte del personal decía “se lograron unas muy lindas oficinas para que la gente pueda estar mejor, esa es la mejor manera de agradecerles el acompañamiento”.

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