Director del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN). Fueguino

El pasado martes, el Ministro de Economía, Martin Guzmán, presentó ante la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados de la Nación, el Proyecto de Ley de Presupuesto para el año 2021. Cabe destacar que será el primer presupuesto íntegramente elaborado por el gobierno de Alberto Fernández, dado que durante este año se trabajó con el presupuesto de 2019 porque la propuesta presentada por el gobierno saliente no convencía a las nuevas autoridades y, además, la definición de la estructura del gasto público nacional se encontraba muy condicionada por la renegociación de la deuda.

En fin, el nuevo proyecto de ley se fundamenta en dos pilares básicos: la búsqueda de dar impulso a una economía que viene de capa caída hace varios años; y la sostenibilidad fiscal, es decir que apunte a poder costear los gastos del Estado Nacional con una generación de fondos que evite, en la medida de lo posible, la emisión monetaria (tarea nada fácil en este contexto).

Es sabido que una de las principales metas de la gestión de Guzmán es la estabilización de la economía, generar tranquilidad en la misma. El presupuesto es una herramienta para lograr este cometido. El ministro fue claro al afirmar que esta calma no vendrá sin una previa recuperación en la actividad. La realidad es que, en una economía en caída libre, el rol del Estado debe ser el de revertir las expectativas negativas y para ello debe fortalecer la demanda, es decir que la gente tenga poder de compra, para que el sector privado pueda tener confianza para invertir y producir, sabiendo que hay un mercado que le va a comprar.

Por otro lado, se comentaron los valores esperados para el año que viene respecto a algunas de las principales variables macro, como lo son la inflación (se prevé un 29%), un crecimiento del PBI (5,5%), inversión (suba del 18,1%), exportaciones (al alza en un 10,2%), importaciones (aumento del 16,3%), un déficit fiscal primario (del 4,5% más 1,5% por intereses de la deuda pública) y un valor del dólar de $102,4 (tipo de cambio oficial).

La otra pata a analizar será la política tributaria. Es decir, la forma en que el presupuesto se financiará. Respecto a esto el Ministro señaló que se buscará “una lógica de progresividad y equidad, respetando la sostenibilidad fiscal y generando incentivos para la producción y el trabajo”. Es decir, se apunta a que las mejoras en la actividad se vean reflejadas en la recaudación, aunque también se apoyará en la colocación de deuda publica en moneda nacional dado que la ansiada recuperación no será de un día para el otro.

Yendo a los números en sí, hay varias novedades respecto al presupuesto pasado. El gasto en infraestructura y vivienda se duplicará, pasando de un 1,1% del PBI (en 2019) al 2,2%. El grueso de este apartado se lo llevan las obras viales con 103 mil millones de pesos. En Innovación y Desarrollo crecerá en 2,6 veces respecto a 2019, pasando del 0,18% al 0,47% del PBI. Aquí los rubros que más se fortalecen son los de Recursos Humanos y Promoción e Investigación en CyT con 27.300 millones y Financiamiento de la Producción con 20.300 millones de pesos. Salud pasa del 0,33% al 0,53%. Este incremento es más que justificado debido a la pandemia que nos atravesó durante este año y puso en eje a un sector olvidado por décadas en nuestro país. 

Por último, entre otros ejes de trabajo, Genero y Diversidad (en lo que respecta al gasto del Ministerio de Mujeres, Genero y Diversidad) tendrá un incremento presupuestario que pasará de 703 millones en 2020 a 6.205 millones en 2021. El Programa ACOMPAÑAR absorberá la parte mayoritaria de ese presupuesto con una partida de 4.500 millones de pesos. Esta iniciativa radica principalmente en brindar asistencia monetaria y acompañamiento integral a 92.000 mujeres y personas LGBTI+ que se encuentran atravesando situaciones de riesgo en contextos de violencia por motivo de género.

Está claro que por la dirección del gasto se apunta a mejorar los servicios sociales y buscar una rápida reactivación económica. En buena parte esta orientación es posible gracias a una exitosa renegociación de la deuda que logró que los pagos de intereses de la misma pasen de 3,4% del PBI en 2019 a 1,5% en 2021. Esto libera fondos que permiten darle otro rumbo a la economía. Ojalá que logremos llegar a buen puerto, por el bien de nuestro país y su gente.

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