Lic en Turismo. Viajera por opción. Políglota Especialista en Viajes de Grupos e Incentivos por más de 15 años.

Un pedacito de Liguria que realmente vale la pena conocer. 

Esta región, una de las más pintorescas de Italia, abarca una gran costa de 300km sobre el mar homónimo. Aquí, encontramos varios accidentes geográficos que albergan lugares reconocidos a nivel mundial, tal es el caso de Portofino, el Saint Tropez italiano, Santa Margherite y el lugar vacacional por excelencia de Italianos: Cinque Terre. Declarado por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad, entre otros puntos de interés sobre este Mar contamos con el puerto más importante de Italia, donde hemos leído muchas historias de nuestro pasado, Génova. 

Si nos sumergimos de lleno en esta región, tenemos que comenzar por Cinque Terre, conjunto de 5 poblados de cara al mar (Riomaggiore, Vernazza, Manarola, Corniglia y Monterosso al Mare), sobre acantilados, arquitectonicamente coloridos, los cuales albergan un Parque Nacional del mismo nombre, eso si,  tendremos éxito de conocerlos siempre y cuando el clima nos acompañe. 

En este caso hice base en La Spezzia,  población con todos los recursos turísticos para una estadía cómoda, buena hoteleria, gastronomia para todos los bolsillos y muy buena accesibilidad. Me tomé 3 días para tener la chance de sortear el clima en el caso que no me acompañase. Decidí comenzar por aquellos 3 poblados donde su acceso es por mar: Riomaggiore, Vernazza y Monteroso al Mare. Estos ferries tienen varios horarios desde La Spezzia y te dan la posibilidad de permanecer en cada lugar de 1 a 3 horas.  

Mi primer destino Riomaggiore, cuenta con una construcción colorida pegada al mar lo que hace que un instante te sientas envuelto en el paisaje. Sus callecitas empinadas son un sueño. Este pueblo también tiene la posibilidad de acceder en tren, su pequeña estación peatonal lo hace más pintoresco.

Riomaggiore

Nuestro próximo stop es Vernazza, mientras llegás por mar su mini playa y su paisaje hacen que te sientas en una película, tenés pequeños bares para poder degustar la gastronomía de la zona, recorrerla a través de sus pequeñas calles que terminan siendo un laberinto.

Calles internas de Vernazza

Finalmente, llegamos a Monterosso al Mare, lugar veraniego sin dudas. Es lindo poder visitarlo durante mayo a septiembre, para poder disfrutar de su playa. El mar transparente contrasta con el pueblo colorido, eso si, a llevarse un calzado apto para el Mediterraneo, recordemos que no hay arena sino piedritas!. Desde este lugar podemos retomar a La Spezzia en tren o en el mismo ferry con varios horarios disponibles. Decidimos optar por el tren, y así poder apreciar el atardecer en Corniglia, también parte de Cinque Terre. Se recomienda recorrerlo al caer la tarde, ahí en la cima de cara al mar, sus callecitas estrechas recorren el corazón del pueblo, su arquitectura invita a querer saber más de sus costumbres. Finalmente, desembocan en un mirador hacia el mar donde sin dudas encontramos un lugar para olvidar todo, en completa calma. Desde allí terminamos este mágico día cenando, en uno de los mejores lugares con una vista panorámica inigualable, Cecio Restaurante: la comida exquisita, los mejillones y el tiramisú fueron la vedette de la noche, resultado, un combo perfecto. 

Un nuevo día llegó, durante la mañana tomé un ferry a Porto Venere, a solo 15 minutos de viaje. Llegué a un pueblito muy pequeño donde encontré un polo gastronómico impresionante, donde es difícil decidirse cual elegir. Tiene un pequeño mercado de especias para comprar y traernos a casa. La iglesia de San Pietro, románica, construida totalmente en piedra, me sorprendió ya que al llegar había un casamiento, ambientado con flores por todos lados. La mejor foto la sacamos desde lo más alto de este lugar, increíble vista.

Porto Venere

Y si tenés algo más de tiempo no te olvides de llevar la malla porque también se puede hacer playa!.

Ya era hora de partir para Manarola, la frutilla del postre de Cinque Terre. Se recomienda conocerla a la hora mágica, alrededor de las 19hs  ya que me encontraba a principio de junio, llegamos por tren a Manarola. Hacía ya 5 años que pensaba en este lugar una y otra vez, un lugar romántico por naturaleza, el mejor escenario que podes encontrar con el atardecer perfecto. Fuimos caminando por la pasarela hasta alcanzar la cima, donde se ubica un solo restaurante para poder ver la caída del sol. Mientras llegamos, nos encontramos más de 30 fotógrafos profesionales (me di cuenta por el tamaño del equipo que tenían, sus cámaras telescópicas, etc) esperando captar esa imagen perfecta, la cual vale la pena ver y debería estar en la lista de cada viajero. Por supuesto, estuve presente y la magia me robó el corazón, esa imagen jamás me la olvidaré, una vez que cae el sol, las luces del pablado de Manarola se encienden y terminan este show de manera espectacular. Obviamente cenamos ahí, para terminar ese día de manera esplendorosa, unas pastas al dente con pesto a la vera Del Mar.

Manarola de noche

Sin dudas, esta región en auge, tiene lo mejor para dar a los turistas, la combinación perfecta, gastronomía local impecable, cultura y arquitectura sin igual,  y finalmente, playa para intercalar mientras transitamos por sus históricos pueblos.

Un lugar sin dudas para volver.

3 COMENTARIOS

  1. Senti que estaba caminando al lado tuyo! Hermosa descripción, si ya tenía ganas de conocer, ahora no puedo esperar a poder hacerlo!

Responder a Cesar García Cancelar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here