Periodista de Tierra del Fuego.

En los momentos más difíciles, es cuando un líder muestra sus virtudes para conducir. En un contexto como el actual, con una pandemia global que comienza a crecer en nuestro país, parece que carecemos de líderes natos.

Se habló mucho sobre la decisión del ejecutivo provincial de abrir un aeropuerto. Las necesidades lo demandaban: la frontera está cerrada y el aeropuerto de Ushuaia también, lo que limita el ingreso de insumos y envío de muestras para su testeo en el Instituto Malbrán. Como estaban dadas las circunstancias, Río Grande podía cubrir la necesidad. Fue el reclamo de los vecinos de la ciudad y del propio intendente, Martín Pérez, que el gobernador Melella optó por dar marcha atrás y contratar a un privado, que con vuelos sanitarios, enviará las muestras y traerá los insumos médicos faltantes.

Como en cualquier decisión política, siempre hay voces a favor y en contra, pero hoy la situación demanda resoluciones rápidas y flexibilidad de quienes nos lideran para adaptarse a una situación fluida. Hay demandas constantes por la creciente crisis sanitaria y poco con qué cubrirlas, pero lo que más se cuestiona al ejecutivo es la toma de medidas sin un análisis profundo que deriva en una marcha atrás que sólo hace perder tiempo. Es cierto que la gestión es joven y se enfrenta a una crisis sin precedentes, pero es su deber estar a la altura de las circunstancias.

Los opositores hoy se encuentran en un lugar extraño: no están de acuerdo, pero sienten que ir contra el gobierno podría ser considerado un juego político en medio de una crisis. Del otro lado no piden ayuda para demostrar fortaleza y los que pierden, siempre son los ciudadanos.

Mientras la política no resuelve, la gente se impacienta. El principal reclamo, por fuera de si están a favor o en contra de las medidas, es la falta de comunicación clara a los vecinos sobre el desarrollo de los acontecimientos.

Queda la sensación que aunque el gobernador esté al pie del cañón en todos los temas que aparecen, falta una mesa de diálogo común que integre a especialistas de la salud, sindicatos, oposición y los intendentes a fin de tomar medidas integradas que usen de forma eficiente los recursos.

Hoy transitamos la primer pandemia y debemos enfocarnos en concluir dicha situación con la mejor cantidad de víctimas posibles, pero un mecanismo de trabajo será útil con la segunda pandemia a enfrentar: la económica. El país, sacando la industria de alimentos y bebidas, no producirá como mínimo por 20 días. Esto no es diferente en la provincia y el golpe que recibirán las PyMEs será uno duro. Ayer un empresario fueguino dijo por la televisión nacional “tengo 30 empleados que este mes van a cobrar normalmente, no voy a pagar aportes porque no facturé nada y el mes que viene ya todos saben que no hay forma de cobrar el sueldo”.

Este no es más que un ejemplo, habrá muchos y diversos casos en toda la provincia; será menester de nuestros dirigentes demostrar que cuentan con las cualidades para liderarnos en plena crisis y pensar más allá de lo inmediato.

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