Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Parece que las noticias relacionadas con el Fondo Monetario Internacional no paran: ahora el oficialismo, a través de su ministro de Hacienda Lacunza, busca renegociar los pagos de deuda tanto con el Fondo como con los acreedores privados de los bonos a corto plazo.

Con los dimes y diretes, la llegada o no de los fondos que el FMI prometió para septiembre y la presión que ejerce por la aplicación de ciertas medidas surge la pregunta: ¿Cómo se podría financiar un eventual gobierno de Alberto?.

Primero lo primero: el posible gobierno de Fernández-Fernández deberá buscar financiación. En parte será para extender del pago de compromisos (el famoso tomar deuda para pagar deuda) y en otra para el desarrollo (obras estructurales que permitan la generación de empleo y divisas).

Hay varias formas de financiarse a nivel Estado: por un lado está la deuda interna, el «prestarse a uno mismo» y luego está la deuda externa. Ahí nos volvemos a encontrar con dos caminos: el de los bonos soberanos o el de recurrir a un tercero. Los bonos suelen ser lo que utilizan la mayoría de los países, incluido Argentina, para buscar dinero: es la promesa de un pago con intereses a futuro. Suelen estar en etapas y también se renuevan o sacan nuevos, por lo que el país que los emite está constantemente renovando su deuda. En el caso de los países inestables (aquellos que no te aseguran la chance de cobrar) la tasa deberá ser más alta para atraer inversionistas que toleren el riesgo.

Si los bonos ya no alcanzan se recurre a un organismo internacional: En el caso actual sería el FMI. ¿Existen otros? Sí, hay otro gran jugador en el tema deuda: China.

¿Por qué decimos que Alberto podría buscar un tercero en discordia? Según fuentes de La Política Online, habría una oferta de un crédito desde Beijing. China es acreedor de más del 6% de la deuda mundial, principalmente por los bonos americanos. Desde el peronismo creen que si el Fondo no da el brazo a torcer siempre estará la chance de buscar un nuevo acreedor en Oriente. Lo cierto es, que la «oferta» china es una herramienta de presión para renegociar con el Fondo. Independientemente de si exista o no (China suele financiar en casos puntales y en general en infraestructura en la que luego ellos proveerán algún servicio o bien), le permite a Alberto, en caso de ser elegido presidente, renegociar algunos de los términos a los que Macri aceptó.

En el caso particular del Kirchnerismo, China siempre fue una especie de salvavidas que no se usó tanto. En la época de Néstor visitó el país Hu Jintao y ya se hablaba de las «obras que los chinos van a hacer». Adelantamos un poco en la historia y con Cristina hubo financiación en la compra de bienes tales como trenes. Con el cambio de gobierno Argentina mantuvo buena relaciones pero no el acercamiento político de antes. Hoy China atraviesa un momento bastante peculiar para ser el «salvador» que pueden prometer: no sólo su economía empieza a enfriarse (al estándar chino), sino que se encuentra en una guerra comercial que le cuesta miles y miles de millones de dólares anuales: impacto que no sólo ve en su consumo, sino en sus arcas.

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