El presidente americano, Donald Trump, volvió a causar revuelo con sus publicaciones en la red social Tweeter. En esta ocasión, una cadena de mensajes a sus seguidores despertó la ira de Republicanos y Demócratas por igual, llegando al punto de una votación donde se repudiaron sus mensajes desde el congreso.
El domingo, el presidente atacó directamente a cuatro congresistas mujeres: Alexandria Ocasio-Cortez, una de las caras nuevas de la política americana, una joven latina que ganó una banca histórica en Nueva York; Rashida Tlaib (de origen palestino), Illhan Omar (de origen somalí y primer mujer de religión islámica en la cámara) y Ayanna Pressley (primer mujer negra en ser electa por Massachusetts, estado predominantemente blanco). Estas cuatro mujeres son quizá las caras más visibles del Estados Unidos diverso y la política joven americana, sobre las que el presidente dijo que las mujeres vienen originalmente de países donde los gobiernos son una catástrofe e hizo alusión a que deberían volver a dichos países de origen. En el caso de Iilhan Omar llegó a los Estados Unidos a sus 12 años en condición de refugiada, las otras tres nacidas en el país; Ocasio-Cortez nació en la misma ciudad que el mandatario.
La declaración de Trump generó una ola de críticas en Washington no sólo de la oposición, sino de los neutrales, mientras que la mayoría de su partido prefirió el silencio para evitar quedar “pegado” con la frase del presidente. Aunque no las nombró directamente, la referencia fue clara. Todo arrancó hace una semana, cuando Pelosi, la Presidente de la Cámara de Representantes, tuvo un cruce con las cuatro mujeres. Luego de ello Trump dijo:
“Es interesante ver a las mujeres congresistas “progresistas”, que originalmente vinieron de países que son una total catástrofe, los peores, más corruptos e ineptos en el mundo (si incluso tienen un gobierno que funcione). Ahora le dicen al pueblo americano en voz alta y de forma perversa, como la Nación más grande y poderosa del planeta, debe llevar adelante su gobierno”.
“Por qué no se vuelven y ayudan a arreglar esos países totalmente rotos, infestados de crimen de los que vinieron?. Que después vuelvan y nos enseñen como se hace”. “Sus lugares necesitan ayuda tan desesperadamente, que no pueden ir lo suficientemente rápido. Estoy seguro que Nancy Pelosi estaría muy feliz de trabajar rápido para organizarles el viaje gratis”.
En la línea de siempre, Trump no sólo declaró erróneamente, sino que en una cadena de tweets logró ofender tanto a las minorías étnicas, a las mujeres y a buena parte de la comunidad internacional sin mayores esfuerzos. Hasta la propia Pelosi se abrió de la situación describiendo la declaración como xenofóbica y haciendo referencia a las modificaciones que deben realizarse en las políticas inmigratorias (recordemos que esta semana comenzaron las famosas redadas de inmigraciones en Estados Unidos y en los centros de detención separan a las familias).
Desde el grupo de las 4, que empujan la agenda más progresista dentro del Congreso, volvieron a hacer referencia a cómo Trump toma el “hacer América grande otra vez” como un artilugio para cubrir una reafirmación de la supremacía blanca dentro del país. Aliado siempre a los sectores más extremos de la derecha y declarando comentarios plagados de racismo y xenofobia, representa a un sector del país que no sólo no quiere que nuevos inmigrantes lleguen al territorio, sino que ve con malos ojos a los propios americanos que no caen dentro de la estructura mental de lo que es “ser un americano” para ellos. Don Beyer, un representante demócrata (del mismo partido que Trump) declaró que él nunca ha sido atacado de la misma manera por el presidente; siendo nacido en Italia y blanco, dando a entender que el problema de Trump pasa por el color de piel. Recordemos que Trump inició la campaña, haya lejos y hace tiempo, en la que se demandaba el certificado de nacimiento del ex-presidente Barack Obama cuando aún estaba en el cargo.
Trump quedó arrinconado sin muchos en su esquina luego de sus declaraciones, en medio de una dura batalla por las condiciones de los centros de detención para migrantes. En una visita al Comité encargado de analizar el estado de las instalaciones y los detenidos Ocasio-Cortez declaró que la gente debía tomar agua de los inodoros y los niños se encontraban hacinados en habitaciones separados de sus padres. El presidente y su vice Mike Pence siempre hicieron alusión a que los detenidos eran criminales y se encontraban bien cuidados.