El uso más conocido que le adjudicamos a la palabra lector nace junto a aquel individuo que lee un libro, un periódico, una revista, un documento tanto en silencio como en voz alta y en diferentes contextos. Así se entretiene, se informa o aprende.
Cotidianamente leemos todo lo que forma parte de nuestra vida, ya sea desde una etiqueta de cualquier alimento, un aviso hasta un texto con diversos propósitos.
En la actualidad no podemos dejar de lado las ventajas y desventajas generadas por las nuevas tecnologías y nuestro ejercicio diario de leer.
Es verdad que hay dispares clases de lectores (el lector fluctuante, el voraz, el cronológico, el ocupado, el somnoliento, el multi-tarea, el crítico, etc) pero hoy nos ocuparemos del obsesivo.
Aquel lector obsesivo despliega ciertas manías a la hora de realizar la acción de leer, no importa la intención con la que se mueva.
En cierta oportunidad ante el desarrollo de un taller literario se le pidió a los concurrentes que anotaran en un papel aquellas conductas o hábitos que formaban parte de la preparación de su pre-lectura, post-lectura y durante el acto en si. Los participes consideraban que muchos de estos hábitos eran absurdos pero sentían que su voluntad era dominada y no concebían el proceso lector completo de otro modo.
Seguramente te identificarás con alguno de ellos y de otros te verás alejado.Esta lista comprende algunos bastante comunes y otros por el contrario más extravagantes.
-Mucha gente opinaba que le agrada sentir el olor de los libros nuevos.Hojearlos era su mayor placer.
-Los más conservadores confesaron que leían de un libro a la vez, otros que leían varios textos en simultáneo.
-Los más obsesivos llevaban sus libros a todas partes,por si tenían “horas muertas” y las aprovechaban para la lectura.
-Otros admitían que si la historia los atrapaba podían llegar a desvelarse y leían hasta altas horas de la noche.
-Los insistentes releían un texto en varias oportunidades.
-La contratapa era una parte importante para descubrir la sinopsis que más los atraía.
-Algunos amaban subrayar (con lápiz) sus libros, pero a otro les parecía una práctica terrible.
-Todos coincidían en colocar su nombre y datos personales en el libro o sus iniciales en algunas páginas por si se perdía.
-Otros se sentían avergonzados por pasar gran parte del tiempo en las librerías cuando iban de viaje a diversos lugares.
-Confesaban no conocer muchas personalidades fuera del movimiento literario.
-Cambiaban de libro y tipo de lectura según su estado de ánimo.
-Cuando terminaban un libro inmediatamente lo prestaban y hasta tomaban nota en una agenda o calendario.
-Si les gustaba un autor, leían todas sus obras de un tirón.
-No todos podían leer con ruido de fondo, la mayoría necesitaba absoluto silencio.
-Si estaban leyendo un texto que no los entusiasmaba lo leían igual hasta el final.
-Si compraban libros usados, los revisaban varias veces a fin de comprobar que se encontraba en buenas condiciones.
-No se permitían dormir hasta no leer al menos un capítulo completo.
-Otros al tomar un libro nuevo leían primero la frase con la que terminaba.
-La necesidad de contar con almohadones, un lugar silencioso y buena luz para comenzar su ritual era fundamental.
-Primero buscaban información para conocer la trayectoria del autor.
-Daban suma importancia al hecho de estar al día con las novedades literarias.
-Trataban de andar con “ojo de águila” para ver que leían otras personas en lugares públicos.
-Confesaban entrar solo a curiosear a una librería pero siempre se volvían con un libro nuevo aunque no hubiesen terminado el que estaba en proceso.
-Nunca veían antes la película de leer el libro.
-Una vez por año daban libros “en adopción”.
Sin duda leer es mucho más que la acción que nos lleva por el camino del proceso mental y visual.Leer no es meramente deducir el significado de un texto, interpretar su contenido o comprender el mensaje.
Leer es mucho más, es una experiencia basada en una aventura imaginativa y estética.En el placer lento de una lectura auténtica que va puliendo la memoria, el disfrute y hasta la dificultad.Así nos interrogamos sobre el mundo y sus cosas.
Leer es permitirse vivir más de una vida porque renacemos en las historias que leemos.Cada libro construye una obra maravillosa al poner una palabra tras otra.
A fin de cuentas continuemos cultivando obsesiones como lectores mientras la intención sea leer.
“Personalmente soy un lector hedonista.Nunca he leído un libro simplemente porque sea antiguo.Leo libros por las emociones estéticas que me ofrecen e ignoro los comentarios y las críticas”. Jorge Luis Borges (Nació un 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires y falleció el 14 de junio de 1986 en Ginebra, Suiza).