El FMI vuelve a ser noticia y no por nada bueno; en el día de ayer, luego de una seguidilla de manifestaciones en su capital, el primer ministro de Jordania renunció por pedido del rey. En “busca de una unidad nacional” Abdullah II pidió la renuncia del jefe de estado y se espera que en los próximos días se establezca un nuevo gobierno. Los aumentos de más del 50% en lo que va del año en energía y combustible deterioraron el bolsillo del jordano y la promesa de más ajuste llevó al pueblo a la calle. Antes de desarrollar las razones por las cual Jordania fue al FMI y qué medidas aplicó para alcanzar los objetivos pactados, debemos hacer una descripción del país.
Jordania
El Reino Hachemita de Jordania es una monarquía constitucional, con Abdullah II (hijo del fundador del reino) a la cabeza. Es un estado sin salida al mar en Medio Oriente y limita con Israel al oeste, con Arabia Saudita al sur, al este con Irak y al norte con Siria. Podemos decir que está ubicado en el medio del polvorín de la región.
Dividido post colonización británica el reino abarcaba Cisjordania (lo que conocemos como Palestina) y con las guerra árabe-israelí del 1948 ese territorio cayó en manos del Estado de Israel. ¿Por qué importa esto? En gran medida la población jordana es étnicamente palestina. El país tiene alrededor de 10 millones de habitantes y su PBI ronda los 86 mil millones de USD (Argentina anda en 5 veces ese monto).
¿Cómo llega Jordania al FMI?
La economía jordana lleva un estancamiento de más de 10 años, con un PBI per cáspita bastante bajo (Argentina está 86º en el mundo, Jordania 121º). Con una déficit de casi el total de su PBI (95%) [Pensemos que en Argentina ese número ronda los 4 puntos] la economía jordana subsiste principalmente de prestamos y ayudas que otros países de la región brindan (como podría ser Arabia Saudita). No es un país productor ni que exporte en gran volumen (importa el doble de lo que exporta en dólares). Esa situación frágil lleva al país a solicitar una serie de créditos en el Fondo Monetario Internacional y acordar una serie de objetivos comunes: reducir el déficit fiscal y realizar ajustes en general. Se preveía reducir esa deuda del 95% al 77% en un período de 4 años. Los aumentos en los servicios y el combustible responden a una forma de alcanzar dichos plazos.
¿Qué hizo el pueblo?
Los jordanos salieron a la calle y luego de 4 días de protestas el Rey Abdullah II le pidió la renuncia al primer ministro Mulki (un histórico diplomático del país). En aras de proteger la paz social se terminó con el doceavo gobierno que el país atraviesa en lo que vamos del siglo. Su sucesor sería un educado en Harvard, ex-economista del Banco Mundial y ministro de educación. Su labor sería la de cumplir las pautas del FMI sin un impacto directo en las poblaciones más vulneradas. Las marchas de la semana pasada y el lunes fueron las más grandes desde 2011 con la Primavera Árabe.
Jordania nuca tuvo una economía particularmente fuerte pero con el crecimiento de las oleadas de refugiados provenientes de Siria (muchos van a Europa pero la mayoría termina en la región; sea Jordania o Arabia Saudita). Con más de 600.000 sirios en sus tierras es el segundo anfitrión en relación a su población. Los aumentos de tarifas en servicios y del impuesto general de ventas llevaron a un desempleo del 18% y una población que depende en gran parte de los subsidios que pudiese otorgar el estado.
¿Qué va a pasar?
Con un nueva conformación de gobierno y una postura un poco más moderada en los recortes Jordania va recuperar el aliento y la tensión social se disipará. El FMI por su parte (a mi criterio) extenderá los créditos y renegociará parte de los objetivos extendiendo el plan en el tiempo. El reino está en una zona caliente, con un buen porcentaje de su población palestina y dificultades económicas pueden traducirse en una llegada de ideas ridiculizadas (como pasó en Egipto luego de la Primavera Árabe, con los Hermanos Musulmanes en el poder). El FMI, seguramente con un llamado de atención de las potencias de occidente, intentará estabilizar la situación en la medida de sus posibilidades. Sea aumentando el crédito brindado, reduciendo los objetivos o extendiendo los plazos.
El caso jordano, como casi todos los presentados en el FMI, rememora un poco la situación de 2001. La gran diferencia no se da desde el apartado económico, sino desde el político: Jordania cuenta con un Jefe de Estado (aquel que representa al país) que trasciende colores políticos; el rey ofrece una estabilidad que sin importa la situación del país se sostiene. Jordania hoy se enfrenta a un largo y complejo camino para reorganizarse y presentar un proyecto económico que le permita ofrecer condiciones dignas a los habitantes de su territorio.
