Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos reveló cifras con más de 350.000 muertos y millones de refugiados desde el inicio de la conocida guerra civil siria hace 7 años. Los impresionantes números incluyen civiles, combatientes del ejército, de las milicias rebeldes y de los yihadistas en sus diferentes ramificaciones.

Siempre que hablamos de Siria surgen los mismos interrogantes: ¿Por qué empezó el conflicto? ¿Por qué no parece tener fin?.

Para entender los orígenes tenemos que remontarnos a la ola revolucionaria de 2011 en Medio Oriente. La gran mayoría de los países árabes iniciaron procesos de democratización; como son los casos de Libia, Egipto, Túnez y otros tantos. En el caso sirio la cosa arrancó igual: el pueblo manifestaba contra el gobierno de Bashar Al-Asad en busca de más libertades políticas y económicas, lo que conllevó una brutal represión. De esos manifestantes algunos se radicalizaron y comenzaron el conflicto armado. El problema es que Siria con fronteras artificiales (Acuerdo Sykes-Picot posterior a la caída del Imperio Otomano), engloba diferentes etnias y religiones. Vamos a tener musulmanes shiítas y sunnitas , drusos, cristianos en lo religioso. Si a eso le sumamos la gran presencia de kurdos en la zona del Levante o Heartland (que abarca la famosa zona caliente: Siria, Líbano, Israel, Palestina, Egipto, Turquía,Jordania e Irak) hablamos de una región extremadamente compleja en su composición que es propensa a disputas territoriales.

Vamos con los kurdos: como los gitanos, los uigures (en el noroeste chino) o los judíos (hasta 1948) son pueblos que no tienen un estado propio. Diferencias aparte (algunos están diseminados como los gitanos o como estuvo el pueblo hebreo en su momento, otros ocupan un espacio físico pero englobados dentro de otro estado). La zona conocida como Kurdistán abarca partes de Irak, Irán, Turquía, un enclave en Armenia y el noreste sirio. Los kurdos vienen reclamando su independencia desde la división de fronteras de la época descolonizadora; con la guerra civil siria y los conflictos entre el régimen de Al-Asad y los diversos grupos rebeldes y/o jihadistas iniciaron un conflicto a fin de reclamar dicho territorio.

Por otro lado tenemos a los rebeldes sirios. No cuentan con una afiliación religiosa exclusiva, sino que buscan derrocar al gobierno sirio. Estos grupos fueron apoyados, con logística y armamento, por el gobierno de los Estados Unidos durante el período de Obama. [Dato: Este punto fue uno de los tomados por Trump durante la campaña presidencial contra Hillary Clinton, quién fue secretaria de Estado durante ese período, los bombardeos en Bengasi también fueron parte del ataque]. En general se confunde o malinterpreta esto como un apoyo de la gestión americana en la creación del Estado Islámico. Estados Unidos si apoyó y metió más armamento en un polvorín sin corroborar fehacientemente a quiénes llegaría, pero con el objetivo de «liberar» Siria y de paso, meterle el proverbial «dedo en la oreja» a su rival en el área: Rusia (volveremos sobre Rusia más adelante). Como pasó con Al-Qaeda en los 90’s, Estados Unidos provee logística (sea entrenamiento o armas) a un grupo de rebeldes afines a las necesidades americanas,pero dichas alianzas son temporales.

Además están (hoy en mucha menor medida) los yihadistas. Estos engloban Al-Qaeda y la ex-filial de dicha organización en Siria, reconvertida en el Estado Islámico. Estos grupos cuentan con apoyo del financiamiento hacia el terrorismo, del que ningún estado participa (o mejor dicho admite participar) en forma directa. Podemos decir que hoy se encuentran en un modo marginal y limitado, luego de perder territorio ante las coaliciones del área. Durante el período más fuerte de ISIS tanto rebeldes, como el gobierno sirio, los rusos y los americanos (sin tropas en tierra, por lo menos oficialmente) se enfocaron en ellos. Una vez que el califato cayó, el foco se redireccionó a las otras luchas internas.

A modo de mención también aparecen el grupo Al Hamás (movimiento palestino) Hezbollah (grupo shiíta libanés con lazos a Irán), su conflicto está más enfocado en la parte oeste del país.

El gobierno sirio: Bashar Al-Asad, hijo de Háfez, es el presidente del país desde el año 2000. Como su padre, siempre se mantuvo cerca de su aliado histórico: Rusia. Cuando la primavera árabe golpeó las puertas de Damasco, sabiéndose en el camino de otros de sus colegas como Ghaddafi, Mubarak y un poco antes Saddam Hussein (con la famosa invasión a Irak en 2003), Bashar decidió llevar las manifestaciones al territorio de las armas y aprovechar el apoyo ruso en un intento por permanecer en el poder. Teniendo como principal rival (al inicio) a los Estados Unidos que apoyaba a los rebeldes. La presencia yihadista en el área le compró tiempo y permitió que el uso de armas químicas como el gas Sarín pasasen más desapercibidas, el problema era otro: El Estado Islámico. Una vez que la amenaza inmediata pasó (la liberación de los bastiones de ISIS) la comunidad internacional volvió a enfocarse en Al-Asad. De ahí el problema en Guta, uno de los últimos refugios de los opositores al régimen, donde se estiman más de 1.000 muertos en la última semana y el uso de dicho gas (del cual se encuentra prohibido el uso y producción por la ONU). Mattis (el general americano, hoy secretario de Defensa de los Estados Unidos) explicó sus ataques con misiles a bases del gobierno sirio como represalia. A su vez da declaraciones contra los rusos, que apoyan de forma directa al régimen y le permiten estas «indiscreciones» con tal de mantener control sobre la región y una salida en aguas cálidas (base militar en el puerto de Tartus).

Habrá que ver hasta dónde está dispuesto a llegar Putin con el objetivo de mantener presencia geoestratégica en el Mediterráneo y qué tanto EEUU mantendrá presión sobre Al-Asad. Lo cierto es que los vacíos de poder en Medio Oriente no suelen terminar bien:

Expulsión de Saddam Hussein en Irak dió paso a extremistas sunnitas en el norte: ISIS

Salida brusca de Mubarak en Egipto llevó a uno de los peores gobierno que vió el país con los hermanos musulmanes encabezados por Morsi, hoy preso por incentivar asesinatos y con otras tantas causas abiertas.

Incursión militar de OTAN en Libia: con la muerte de Ghaddafi el país pasó a dividirse en varios grupos con presencia de ISIS en Bengasi.

A primera vista podemos decir que Occidente (primero Europa y luego se suma Estados Unidos) no tienen la menor idea de cómo funciona Medio Oriente, en lo que refiere a esferas de poder, presiones de grupos religiosos o étnicos y por ello en más de una ocasión cuando intervienen, las cosas terminan peor. El caso sirio no es distinto; el juego de las potencias en el conflicto entre Al-Asad y el pueblo sirio exacerbó cuestiones étnicas (en Siria los cargos son ocupados según la religión, a ese punto de diferenciación y heterogeneidad en su población). Luego aparecen los yihadistas, por otro lado los kurdos reclamando su independencia y las variables pasan a ser demasiadas y el conflicto impredecible. Los rusos no tienen otra opción que respaldar el régimen si quieren mantener su base militar y los americanos ven con buenos ojos un control sin oposición en el Mediterráneo, por eso siguen con este tira y afloje. Lo cierto es que se han destruido innumerables vidas (entre muertos y refugiados) y generado un efecto de bola de nieve que trajo problemas en todo el mundo. Hoy 7 años después el conflicto no tiene un final resuelto y parece que, desgraciadamente, seguiremos leyendo sobre este tipo de noticias.

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