Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Disruptivo como siempre, Trump vuelve a ser tapa de los diarios y parece haber encendido un debate olvidado para la comunidad internacional: el conflicto palestino-israelí. Para tratar de entender qué firmó el presidente de los Estados Unidos ayer 6 de diciembre es necesario volver en la historia.

Un 14 de mayo de 1948 Israel se declara independiente y nace un nuevo país. El caso de la creación de la nación judía en la tierra prometida es compleja y marcada por violencia; a fines de comprender el panorama actual haremos hincapié sobre un punto: la situación de la ciudad de Jerusalén. Dentro de la resolución 181 de las Naciones Unidas se detalla un plan recomendado para resolver el conflicto entre judíos y árabes en la región de Palestina. La idea era establecer dos estados y dejar la ciudad sagrada de Jerusalén bajo mandato internacional de la ONU; dicho plan carecía de forma de ejecución y ambos involucrados lo rechazaron.[Nota de color: Argentina, Chile y Colombia fueron algunos de los que se abstuvieron a votar en dicha sesión].

Con el nacimiento del Estado de Israel en 1948 se dispara el primero de los conflictos árabe-israelí: La Guerra de Independencia. Enfrenta a Israel contra Egipto, Siria, Cisjordania, Líbano, Irak, Arabia Saudita, Yemen y diversas organizaciones como el Ejército Árabe de Liberación, los Hermanos Musulmanes y el Santo Ejército (la guerrilla palestina). Israel vence y el conflicto finaliza para el 20 de julio de 1949; es bajo este armisticio que se establece la llamada Línea Verde: una frontera de facto que separa los territorios del Estado de Israel, La Autoridad Nacional Palestina y las fuerzas de ocupación en israelitas en Cisjordania. Divide, entre otros territorios, la ciudad de Jerusalén en Oeste y Este.

Con la Guerra de los Seis Días, que enfrenta a Israel contra la República Árabe Unida [Nota: un intento fallido de un estado panarabista por parte del líder egipcio Nasser, entre países que no comparten frontera] que incluye entre sus filas a Egipto y Siria, a su vez se suman Jordania e Irak. La guerra inicia luego de una serie de medidas de presión árabes a fin de sostener la retórica panarabista [Nota: un estado que congregue a todos los países de lengua árabe con una cultura musulmana], Israel lanza un ataque preventivo y entre los días 5 y 10 del mes de junio de 1967 se desata el conflicto, el mismo culmina con una victoria israelita y la ocupación de la Franja de Gaza y la Península del Sinaí de Egipto, los Altos del Golán de Siria y Cisjordania, que incluye el territorio de Jerusalén del Este.

Resumiendo: originalmente la idea de una Jerusalén de control compartido internacional fracasa por una negación de ambos lados, el territorio queda en un limbo jurídico con una división  de facto entre 1948 y 1967 donde, aún de forma no reconocida, la ciudad sagrada de Jerusalén queda bajo control del Estado de Israel.

En 1980 se suma la Ley de Jerusalén, donde Israel establece a la Gran Jerusalén (que cuenta con los territorios ocupados) como la capital de Israel, figuran entre otros puntos el desarrollo de la ciudad, la protección de los lugares sagrados y el carácter de intransferible. Dicha ley fue rechazada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con una sola abstención (Estados Unidos), declarando que la ley era inválida y debía ser rescindida; por lo que las misiones diplomáticas presentes en la antigua Jerusalén Oeste se retiraron hacia Tel-Aviv.

Llegamos al año 1995, donde se realiza un documento, aprobado por el congreso, para el traslado de la embajada de los Estados Unidos de América hacia la ciudad de Jerusalén. El mismo cuenta con una herramienta para su retraso: afirmado que será puesto en marcha cuando no afectase la seguridad y los intereses americanos. Clinton, Bush hijo, Obama y Trump (hasta ayer) firmaron una prórroga a dicha medida con una duración de 6 meses.

Ahora bien, hemos desarrollado el proceso histórico que transitó la ciudad de Jerusalén a lo largo de buena parte del último siglo, la pregunta que surge es: Si la comunidad internacional no reconoce la ciudad como territorio legítimo del Estado de Israel:

¿Por qué Trump la acepta como capital?

A lo largo de su campaña presidencial, Donald Trump prometió a sus votantes aceptar Jerusalén como capital del Estado de Israel. Dicha medida se explica por una variedad de factores: el acercamiento político entre los mandatarios americano e israelí (el primer ministro Netanyahu)[Nota del autor: en las últimos meses Netanyahu ha sido investigado en una variedad de casos de corrupción y hace menos de una semana hubo manifestaciones en su contra, por lo que la medida de Trump llega en el mejor momento], la injerencia del vicepresidente Mike Pence, ferviente cristiano evangélico [Nota: es una gran comunidad dentro del país del norte, principalmente en los estados del centro, coincidentemente donde Trump ganó por mayor diferencia, y tienen una posición pro-Israel]; para los medios americanos más liberales esta medida también cae dentro de una tendencia islamofóbica por parte de la administración actual (recordemos la serie de bloqueos para quiénes ingresan a Estados Unidos por parte de países árabes). Más como un dato de color el yerno de Donald Trump, Jared Kushner (consejero superior de la presidencia) es judío así como su mujer Ivanka Trump.

¿Cuál fue la reacción de la comunidad internacional?

Hasta este momento, ningún país salvo Israel está a favor de la medida [Nota: las encuestas de opinión sobre el tema en Estados Unidos dan cerca de 2 a 1 por el no al traslado de la embajada].  Los países árabes han rechazado enérgicamente la medida, Francia y Alemania (por ende la Unión Europea) han dicho que no apoyan la decisión de Trump. Argentina por su parte declaró que apoya el régimen internacional especial de Jerusalén, en línea con la posición de la comunidad internacional.

Los que han tenido declaraciones más incendiarias han sido los países árabes y los que profesan el Islam, tales como Turquía e Irán en la región e Indonesia y Malasia en el sudeste asiático. En este momento Israel se encuentra desplegando más tropas a Cisjordania tras la decisión de Trump, en anticipación de revueltas y disturbios. El día viernes 8 de diciembre habrá una reunión extraordinaria por parte del consejo de Seguridad de la ONU sobre la decisión de los Estados Unidos, la cuál englobará a los miembros permanentes (China, Francia, Rusia, Reino Unido y USA) además de los 10 no permanentes; entre los que estarán presentes Uruguay y Bolivia de nuestra región y Egipto como principal representante de la comunidad árabe.

La situación es de preocupación y una medida tan controversial aumenta la tensión en un área que está lejos de ser calma. A ello se suman diversos actores internacionales que ven este avance sobre el pueblo palestino como una oportunidad de endurecer su retórica, como es el caso de Erdogan (presidente de Turquía) y de Haniyé, líder del movimiento Hamás (Movimiento de Resistencia Islámico, considerado organización terrorista por los Estados Unidos) que llamó a una tercera intifada (del árabe levantamiento, así se denomina a las rebeliones de los palestinos en los territorios ocupados por Israel, esta sería la tercera). Aún faltan declaraciones de organizaciones terroristas como el Estado Islámico (ISIS), Boko Haram y las células restantes de Al-Qaeda; seguramente en una línea aún más dura que Hamás. La comunidad internacional intentará hacer retroceder a Trump de su posición a fin de desescalar el conflicto y evitar una nueva oleada de violencia en los territorios palestinos e israelitas así como dar lugar a nuevos atentados terroristas.

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